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domingo, 29 de marzo de 2015

«Wunderwaffe», las armas secretas de Hitler

Hasta el último momento Hitler confió en las nuevas armas a las que se había referido en varias ocasiones y con las que esperaba aún dar un giro radical a la guerra.

Algunas no pasaban de ser fantasías, otras no llegarían a estar operativas, pero varias de ellas recibieron su bautismo de fuego, aunque sin los radicales efectos esperados: rayos de la muerte, cañones subsónicos, bombas térmicas, carros de combate de escala gigantesca; inventos delirantes… Pero, también, misiles balísticos, cazas y bombarderos a reacción, nuevos gases tóxicos y la bomba nuclear que -afortunadamente- no llegaron a concretar. El catálogo de las armas secretas nazis no tiene parangón.

«Wunderwaffe»

A medida que el signo de la guerra se volvía desfavorable para Alemania y se veía más clara la incapacidad de obtener la victoria por medio de las armas convencionales, la confianza de Hitler en sus Wunderwaffe, o armas asombrosas, aumentó exponencialmente, no siendo aventurado conjeturar que fue uno de los factores que contribuyeron a alargar la guerra, no tanto por su influencia en el combate, sino por la fe ciega que el líder nazi depositó en ellas.

Así, el Messerschmitt Me262 fue el primer avión a reacción operacional de la historia y un arma verdaderamente excepcional para su época, que podía haber devuelto la hegemonía a la Luftwaffe en la lucha por el aire, excepto por su escaso número (En total, de los 1433 Me 262 fabricados, sólo 500 llegaron a las unidades operacionales, en las que derribaron casi 150 aviones aliados), su limitada autonomía de vuelo -Aproximadamente una hora- y las limitaciones impuestas por la escasez de combustible. Su aparición en los cielos en abril de 1944 fue una sorpresa para los aliados, que no podían competir con las prestaciones de este magnífico avión.

Messerschmitt ME262

«Vergeltungdwaffen»

Sin embargo, los misiles fueron quizás la parte más importante del desarrollo armamentístico nazi: en la base de Peenemünde se desarrollaron las Vergeltungdwaffen, las «armas de la venganza», la respuesta al bombardeo de las ciudades e industrias del Reich por parte de los aliados.

Las V1 y sobre todo las V2 (los primeros misiles de la historia) sembraron el terror en Europa occidental, sobre todo en Inglaterra y Bélgica durante los últimos años de la guerra. Pero la falta de precisión, en el caso de las V1, y lo escaso de su número y tardío de su puesta en servicio, en el caso de las V2, libró al mundo de la venganza nazi.

El desarrollo de la V1, estuvo a cargo de Rober Lusser, ingeniero de la casa Fieseler, por ello la V1 también se conocía como Fi-103. Lo permisos de desarrollo y construcción del Fi-103 fueron otorgados en 1941. Las pruebas comenzaron ese mismo año en Peenemünde resultando estas un éxito y autorizándose por tanto su construcción en masa. Cabe destacar que uno de los factores que ayudaron a la creación de la V1 fue que la V2 (El otro arma de venganza de Hitler) estaba bajo control del ejército, lo cual enfurecía a la influyente Luftwaffe, que decidió crear su propia Vergeltungswaffe.

Hasta marzo de 1945, en el final de la Segunda Guerra Mundial, el ejército alemán disparó unos doce mil V1 contra blancos en toda Europa. Más de 2000 fueron derribados o desviados por aviones de la Fuerza Aérea británica (RAF). Se cree que se fabricaron unos treinta mil, casi todos construidos por esclavos que venían de los campos de concentración. El último caería sobre Londres el 29 de marzo de 1945

V-1
Durante la Guerra Fría el misil V-1 siguió disfrutando de una larga vida después de que los Aliados capturasen centenares de estos misiles a los alemanes. Bajo Estados Unidos, la V-1 fue rebautizada como JB-2 “Loon” y utilizada como misil de crucero que se lanzaba desde submarinos. Tanto la Unión Soviética como Francia emplearon a las V-1 como blancos de prueba militares, sus nombres fueron Zdeliye 10 y CT-10 respectivamente. La primera V-1 que portó una cabeza nuclear lo hizo en 1948 bajo mando del ejército de Estados Unidos.

Uno de los más importantes ingenieros aeronáuticos del siglo XX, Wernher von Braun es el responsable del diseño de las armas de represalia V2, que, a pesar de sus imperfecciones, produjeron un enorme impacto en la población civil del momento. Tras el fin de la contienda, Von Braun fue captado por los servicios secretos de los EE.UU. e incorporado a sus proyectos científico-militares a cambio de que no se presentaría ningún cargo contra él por el empleo de mano de obra esclava en los trabajos realizados en el desarrollo de dichas armas. Nacionalizado americano, fue el más decisivo de los arquitectos de las misiones de la incipiente NASA, la agencia aeroespacial estadounidense, y la imagen del programa Saturno, que hizo posible la llegada del hombre a la Luna.

Wernher von Braun con oficiales de la Wehrmacht
Desde el 8 de septiembre de 1944 al 27 de marzo de 1945 (en que cayó el último V2 sobre Inglaterra) se lanzaron contra territorio aliado unos 4320 V2; de ellos, más de 1400 se dirigieron contra Inglaterra, de los cuales 1054 alcanzaron su objetivo y los restantes explotaron en algún punto a lo largo de su trayectoria, o bien se cometieron gruesos errores de dirección. En 1945 se dispararon 1675 V2 contra Amberes y las fuerzas aliadas en Aquisgrán. La producción total de V2 superó las diez mil unidades antes del final de la guerra.

V-2
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