Conferencia de Wannsee
El 20 de enero de 1942, quince funcionarios de alto rango del gobierno alemán y del partido nazi se reunieron en una casa ubicada en el suburbio de Wannsee, en Berlín con el fin de debatir la "Solución final al problema judío en Europa" y tratar su implementación y coordinarla con miembros fundamentales de la burocracia ministerial alemana, incluidos los Ministerios de Asuntos Exteriores y Justicia, cuya colaboración era necesaria para implementar las medidas de exterminio.
Fue Heydrich, secundado por Adolf Eichmann, quien presentó, con lujo de detalles, el proyecto de Solución Final, es decir, de industrializar el genocidio judío -la liquidación de 11 millones de personas- utilizando técnicas modernas como las cámaras de gas, en vez de continuar con la liquidación a balazos y por pequeños grupos celebró la reunión
La “solución final” era el nombre en código que utilizaban los nazis para la destrucción deliberada y cuidadosamente planeada, de todos los judíos de Europa. Los nazis usaban el término vago "Solución final" para ocultar su política de asesinatos en masa al resto del mundo. En realidad, los hombres en Wannsee hablaron sobre métodos de aniquilación, sobre liquidación, sobre "exterminio". La célebre Conferencia de Wannsee determinó que la manera en que la decisión de Hitler de resolver el “problema judío” a través del asesinato masivo sistemático debía transmitirse a los ministerios y las burocracias adecuados. Los invitados a la conferencia no deliberaron si dicho plan debía ejecutarse o no. Trataron la puesta en marcha de una decisión que ya se había tomado.
En el momento de la Conferencia de Wannsee, la mayoría de los participantes ya sabían que el régimen nacionalsocialista se había embarcado en el asesinato masivo de los judíos. Algunos se habían enterado de las acciones realizadas por los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza), que ya estaban masacrando a decenas de miles de judíos en la Unión Soviética bajo ocupación alemana. Otros sabían que estaban matando a los judíos en una “solución local al problema judío” en Serbia. Ninguno de los funcionarios presentes en la reunión se opuso a la política anunciada por Heydrich.
Heydrich indicó que aproximadamente 11.000.000 de judíos serían finalmente sometidos a la “solución final”, con las Leyes de Núremberg como base para determinar quién era judío. “Bajo supervisión adecuada, los judíos deben ser... llevados al este”, anunció Heydrich, “y reclutados para trabajo apropiado... Los judíos con condiciones para trabajar, separados por sexo, serán llevados a esas zonas, en grandes destacamentos de trabajo para construir caminos, y gran parte indudablemente se perderá por el desgaste natural. Los que sobrevivan... deberán ser tratados adecuadamente...”. A pesar de los eufemismos que aparecieron en los protocolos de la reunión, el objetivo de la Conferencia de Wannsee era claro: la coordinación de una política de genocidio de los judíos europeos.
La Conferencia de Wannsee, como se la conoce históricamente, no marcó el comienzo de la "Solución final". Los equipos móviles de matanza ya estaban matando brutalmente a los judíos de la Unión Soviética ocupada. En todo caso, la Conferencia de Wannsee fue el lugar donde la "Solución final" fue revelada formalmente a los líderes que no eran nazis y que ayudarían a organizar las operaciones necesarias para que los judíos de toda la Europa bajo ocupación alemana fueran trasladados a campos de "exterminio" operados por las SS y ubicados en Polonia. Ni uno solo de los hombres presentes en Wannsee objetó la política anunciada. Nunca antes un estado moderno se había propuesto asesinar a un pueblo entero.
Heinrich Himmler
Heinrich Himmler (1900-1945) fue el líder del Reich (Reichsführer) de las temibles SS del partido nazi, de 1929 a 1945. Himmler presidió un vasto imperio ideológico y burocrático que, para muchos dentro del Tercer Reich y fuera de él, lo definía como el segundo hombre más poderoso de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Al recibir la responsabilidad total por la seguridad del imperio nazi, Himmler fue el funcionario principal y de alto rango a cargo de concebir y supervisar la implementación de la denominada solución final: el plan nazi para asesinar a los judíos de Europa.
Nació en una familia católica, conservadora y de clase media, en Munich, Alemania, el 7 de octubre de 1900. Su padre, Gebhard, era maestro de escuela secundaria. En 1913, la familia de Himmler se mudó a Landshut, una ciudad ubicada a unos 64 kilómetros al nordeste de Munich, luego de que Himmler padre aceptara el trabajo de vicedirector de la escuela secundaria de esa ciudad. El joven Himmler era inteligente, tenía buena capacidad de organización y era fervorosamente patriótico. Durante la Primera Guerra Mundial, soñaba con servir en el frente como oficial y, utilizando los contactos que su padre le facilitó a regañadientes, dejó la escuela secundaria para comenzar su entrenamiento como cadete del ejército el 1 de enero de 1918. Pero el 11 de noviembre de 1918, antes de que finalizara su entrenamiento, Alemania firmó el armisticio que daba fin a la Primera Guerra Mundial.
Himmler se graduó de la escuela secundaria en Landshut, en julio de 1919. Después de que las restricciones que impusiera sobre Alemania el tratado de paz de Versalles destruyeran sus esperanzas de alistarse en el ejército, estudió agricultura en la Universidad Técnica de Munich. Allí, ingresó a una fraternidad de alumnos nacionalista alemana y comenzó una profunda lectura de la literatura racista nacionalista (Völkisch), popular en la extrema derecha del espectro político alemán en el período de entreguerras. Cuando recibió su título universitario, en agosto de 1922, Himmler era un nacionalista völkisch fanático y un activista político.
Obligado a trabajar en una fábrica procesadora de estiércol en Schleissheim, cerca de Munich, Himmler se contactó con los nacionalsocialistas a través del jefe de personal de las SA, Ernst Röhm. En agosto de 1923, se unió al partido nazi, al que le dedicó toda su vida profesional luego de renunciar a su trabajo un mes después. El 9 de noviembre de 1923, Himmler marchó con Adolf Hitler, Röhm, Hermann Göring y otros líderes nazis en el Putsch de la cervecería contra el gobierno alemán. Desempleado y sin nada que hacer después del fracaso del Putsch, Himmler encontró trabajo de secretario y asistente personal de Gregor Strasser, a quien Hitler designó líder de propaganda del Reich del partido nazi en 1926. Himmler también creó su propia reputación de orador y organizador en el partido. Sus discursos ponían énfasis en los siguientes temas: la “consciencia racial”, el culto a la raza alemana, la necesidad de la expansión y los asentamientos alemanes y la lucha contra los eternos enemigos de Alemania. Estos “eternos enemigos” eran el capital “judío”, el “marxismo” (es decir, el socialismo, el comunismo y el anarquismo), la democracia liberal y los pueblos eslavos.
El 6 de enero de 1929, Adolf Hitler, el Führer (líder) del partido nazi, designó a Himmler Reichsführer de las SS. Las SS, que en 1929 contaban con un total de 280 hombres, dependían de las SA y tenían dos funciones principales: ser guardaespaldas de Hitler y otros líderes nazis, y promocionar las suscripciones para el periódico del partido nazi, Der Völkischer Beobachter (El Observador Nacionalista Racial). Desde este insignificante comienzo, Himmler percibió una oportunidad para el desarrollo de un cuerpo de elite para el partido nazi. Para cuando los nazis tomaron el poder en enero de 1933, las SS contaban con más de 52.000 personas. Himmler también introdujo en las SS dos funciones clave relacionadas con las metas centrales a largo plazo del partido nazi: seguridad interna y custodia de la pureza racial.
Después de desplegar sus SS en abril de 1931 para aplastar una sublevación de las SA (guardias de asalto nazis) de Berlín contra el liderazgo de Hitler (lo cual inspiró la adopción del lema de las SS “Mi honor es lealtad”), Himmler creó el Servicio de Seguridad (Sicherheitsdienst, SD) en el verano de 1931. El SD vigilaba a los opositores de Hitler dentro del partido nazi y reunía información de inteligencia sobre los líderes y las actividades de otros partidos políticos, además de funcionarios del gobierno federales y locales. En agosto de 1934, el segundo Führer del partido nazi, Rudolf Hess, anunció que, a partir de ese momento, el SD sería la única agencia que reuniría y evaluaría información de inteligencia política en el Tercer Reich.
El último día de 1931, Himmler también creó la Oficina de Raza y Asentamiento (Rasse- und Siedlungsamt) de las SS para evaluar solicitudes de hombres de estas fuerzas que querían casarse en virtud de un nuevo “Decreto de matrimonio” interno. La “experiencia” desarrollada en este papel de conservación de la “pureza racial” en las SS se utilizó después, durante la guerra, para determinar si una persona era “alemana” o no. Como mínimo, una decisión positiva suponía un puesto trabajo y mejores raciones en el territorio ocupado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Como máximo, la decisión acerca del origen étnico podía ser de vida o muerte.
El 9 de marzo de 1933, fue designado presidente provisional de la policía en Munich. Tres semanas después, fue nombrado comandante de la Policía Política de Baviera. A fines de 1934, obtuvo el mando de cada uno de los departamentos de la policía política estatal de Alemania y los centralizó en una única y nueva agencia en Berlín, la Policía Secreta Estatal Alemana (Geheime Staatspolizei, Gestapo).
Luego de que Hitler lo designara Reichsführer de las SS y jefe de la Policía Alemana, el 17 de junio de 1936, Himmler centralizó las diversas fuerzas de investigación de la policía criminal de Alemania en la Oficina de la Policía Criminal del Reich (Reichskriminalpolizeiamt) y unió a la Gestapo y la Policía Criminal en la Oficina Principal de la Policía de Seguridad (Hauptamt Sicherheitspolizei). En septiembre de 1939, Himmler fusionó la Policía de Seguridad y el SD en la Oficina Principal de Seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt, RSHA), la agencia que se encargaría de implementar el Holocausto de 1941 a 1942. También unificó y centralizó las fuerzas de la policía uniformada (Ordnungspolizei, Orpo) de Alemania.
Hitler también autorizó a Himmler a crear un sistema centralizado de campos de concentración. Aunque solo había cuatro de estos establecimientos en 1937, el sistema creció durante la guerra e incluyó de 30 a 40 campos principales y cientos de subcampos. En este sistema, las autoridades de las SS de los campos de concentración mataron a alrededor de dos millones de prisioneros (judíos, prisioneros políticos, romaníes [gitanos], los denominados asociales, condenados reincidentes, homosexuales, testigos de Jehová, etc.).
Como recompensa por su papel en el asesinato de Ernst Röhm y los jefes de las SA, del 30 de junio al 2 de julio de 1934, Hitler anunció que las SS eran una organización independiente y que Himmler era su subordinado en su nueva función de Führer de Alemania, un cargo que colocaba su autoridad fuera de las leyes del estado alemán. Esta relación de mando fue la base para el inmenso poder que Himmler acumuló durante la Segunda Guerra Mundial. Al ligar la organización de las fuerzas de la policía alemana a las SS, Himmler logró eliminar la revisión administrativa o judicial externa del personal, las finanzas, las acciones y las operaciones de la policía. Como Reichsführer de las SS, Himmler recibía órdenes directamente de Hitler para llevar a cabo políticas ideológicas que las leyes del estado no permitirían. Esta “autoridad del Führer” basada en la ideología permitió la autorización de la encarcelación por tiempo indefinido y el asesinato en masa. Los líderes nazis justificaban esta cadena de mando fuera de la ley y las políticas iniciadas con su autorización mediante la legislación de emergencia nacional posterior al incendio del Reichstag en 1933 y la emergencia intensificada creada por la guerra.
Himmler expandió su autoridad durante la guerra. El 7 de octubre de 1939, poco tiempo después de que Alemania conquistara y dividiera Polonia con la Unión Soviética, Hitler designó a Himmler Comisario Político del Reich para el Fortalecimiento de la Reserva Étnica Alemana (Reichskommissar für die Festigung deutschen Volkstums, RKFDV), un cargo que autorizaba a éste y a las SS a planear, iniciar y controlar el avance de los proyectos de reasentamiento alemán en la Polonia bajo ocupación y, más adelante, en la Unión Soviética. En carácter de RKFDV, las organizaciones al mando de Himmler tenían la última palabra en cuanto a quién era alemán, dónde debían vivir las personas de etnia alemana y qué poblaciones debían ser trasladadas o aniquiladas para crear espacio para los pobladores alemanes.
En julio de 1941, Hitler extendió la autoridad de Himmler a las operaciones de seguridad y asentamiento en la Unión Soviética que estaba ocupada por los alemanes. La exclusiva responsabilidad de Himmler en la seguridad detrás de las primeras líneas autorizaba a los equipos móviles de matanza (Einsatzgruppen) y otras unidades policiales y de las SS a iniciar y dirigir el asesinato en masa de judíos, oficiales soviéticos, romaníes (gitanos) y discapacitados que vivían en instituciones con el apoyo de las autoridades alemanas militares y de ocupación civil. Con el consentimiento de Hitler, las SS, dentro de sus responsabilidades en asuntos de seguridad y asentamiento, asumieron el liderazgo en la planificación y la implementación de la denominada solución final del problema judío y en las operaciones de aniquilación en todo el Reich en contra de romaníes (gitanos) y discapacitados que vivían en instituciones.
En 1937, las SS asumieron el control de la Oficina de Enlace para los Alemanes Étnicos (Volksdeutsche Mittelstelle), la cual satisfacía las necesidades de las personas de etnia alemana que vivían fuera del Reich. Estas necesidades incluían vestimenta y equipamiento doméstico para comunidades de personas de etnia alemana instaladas recientemente. Estos artículos que las SS suministraban provenían, en parte, de efectos personales tomados de judíos asesinados en los centros de exterminio.
Quizás como reflejo del creciente poder de las SS en el estado, Hitler designó a Himmler ministro del Interior, en julio de 1943; de igual importancia fue el hecho de que esa designación guardara poco significado en la realidad de poder del Tercer Reich.
A fin de fortalecer la posición de las SS sobre las elites alemanas establecidas después de una guerra victoriosa, Himmler convenció a Hitler, a fines de 1939, de permitir la creación de fuerzas armadas de las SS, conocidas como Waffen SS. Si bien, inicialmente, solo contaban con cuatro divisiones, las Waffen SS finalmente presentaron más de 20 divisiones, armaron a medio millón de hombres y crearon una estructura de mando y operaciones para competir con el ejército alemán. Ese mismo año, Himmler creó un sistema disciplinario independiente para las SS, puesto que ni tribunales civiles ni militares tenían competencia para investigar delitos perpetrados por miembros de las SS y la policía o sus unidades auxiliares.
Como, según la opinión de Hitler, las derrotas militares habían reducido el prestigio de los generales, las SS de Himmler también usurparon la autoridad de las fuerzas armadas alemanas. En febrero de 1944, la Policía de Seguridad y el SD asumieron el control del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Luego del fracaso del putsch militar del 20 de julio de 1944, Hitler designó a Himmler comandante del Ejército de Sustitución (un cargo responsable de entrenar y supervisar al personal militar) y le dio el poder sobre los asuntos relacionados con los prisioneros de guerra. En diciembre de 1944, Himmler hizo realidad su antiguo sueño de tener autoridad en el campo cuando Hitler lo designó comandante en jefe del Grupo de Ejército del Alto Rin en el sudoeste de Alemania.
A pesar de las apariencias, Himmler no era todopoderoso en el Tercer Reich. Su rival más importante y poderoso durante el último año de la guerra era Martin Bormann, el secretario de Hitler y el jefe de la Cancillería del partido nazi. El aparato del partido nazi, anclado en el poder político de sus líderes provinciales (Gauleiter) que también ocupaban cargos en el estado como comisarios de defensa regional, ganó importancia cuando la guerra llegó a Alemania con la invasión de los ejércitos aliados. De modo similar, Albert Speer, ministro de Armamentos y Producción Bélica, ejerció un gran poder en los últimos años de la guerra, a pesar de sus protestas de falta de poder ante las SS después de la guerra.
Algunos consideran que Himmler era un chiflado, y que su fascinación con lo oculto, su interés en proyectos poco viables (como la búsqueda de los orígenes de la raza aria en el Tíbet), sus visiones de sí mismo como la reencarnación de un emperador medieval alemán y la manera pedante de su estilo de vida personal, los problemas maritales y los desórdenes financieros de sus hombres y oficiales de las SS permitían que sus subordinados (como el jefe de la Policía de Seguridad y el SD, Reinhard Heydrich) fueran los que realmente dirigían las SS detrás de bambalinas, tolerando las excentricidades de Himmler como tapadera de sus propias ambiciones más prácticas. Esta visión es imprecisa. Himmler era un organizador hábil y un administrador capaz que comprendía cómo obtener poder y utilizarlo, y era la fuerza conductora ideológica y organizativa detrás del surgimiento de las SS. Además, comprendía a sus hombres y sabía cómo conseguir que fueran leales a su persona y al concepto de la elite nazi a la cual pertenecían. Su capacidad para darles libertad a sus subordinados para que ejercieran iniciativas de implementación de la política nazi fue un factor importante del éxito mortífero de muchas operaciones de las SS.
Después del fracaso del intento de asesinato a Hitler del 20 de julio de 1944, Himmler jugó con la idea de negociar una paz separada con los aliados occidentales mientras continuaba la lucha contra la Unión Soviética. Durante el invierno de 1944 y 1945, pensó en usar a los prisioneros de los campos de concentración como moneda de cambio para iniciar esas negociaciones. En abril de 1945, Himmler se reunió con el representante del Congreso Judío Mundial en Estocolmo, Suecia, Hilel Storch, para tratar la apertura de negociaciones. En parte, porque los aliados no negociarían con un hombre tan implicado en crímenes nazis y, en parte, porque Himmler no podría separarse de Hitler o de la creencia de que, de algún modo, los alemanes ganarían la guerra, sus desganados tanteos fracasaron. En abril de 1945, Himmler solicitó al conde Folke Bernadotte, vicepresidente de la Cruz Roja de Suecia, que transmitiera un ofrecimiento de rendición en el frente occidental al general Dwight D. Eisenhower, comandante en jefe de las fuerzas aliadas. Hitler recibió la noticia del ofrecimiento en Berlín la noche del 28 al 29 de abril de 1945. En uno de sus últimos actos oficiales, Hitler despojó a Himmler de todos sus cargos y ordenó su arresto.
El fin de la guerra encontró a Himmler vestido con el uniforme de la Policía con documentos a nombre de Heinrich Hitzinger. Fue capturado por soldados rusos el 20 de mayo de 1945 y entregado a los británicos, a quienes finalmente confesó su identidad. El 23 de mayo de 1945 se suicidó mordiendo una cápsula de cianuro que ocultaba en la boca para ese preciso propósito.
Reinhard Heydrich
El general de las SS Reinhard Heydrich fue el jefe de:
- El Servicio de Seguridad del Reichsführer-SS (Sicherheitsdienst, SD) de 1931 a 1942.
- La Policía Secreta Estatal Alemana (Geheime Staatspolizei, Gestapo) de 1934 a 1936.
- La Policía de Seguridad Alemana (Sicherheitspolizei, SiPo), formada por la Gestapo y las fuerzas de investigación de la policía criminal (Kriminalpolizei, Kripo), de 1936 a 1942.
- La Oficina Principal de Seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt, RSHA); después de septiembre de 1939, la Policía de Seguridad y el SD se unieron formalmente bajo el mando de Heydrich en la RSHA.
Cuando Heydrich era un civil desempleado, en medio de la Gran Depresión y con una nueva novia fanática del nacionalsocialismo, un amigo de la familia le presentó al jefe de lasSS, Heinrich Himmler, en Munich. Con la intención, en ese momento, de crear un servicio de inteligencia interna para el partido nazi, Himmler se impresionó tanto con las propuestas de Heydrich que lo introdujo en las SS en agosto de 1931 y le encomendó el desarrollo del SD. En enero de 1933, el SD liderado por Heydrich se había convertido en la agencia de inteligencia más importante dentro del partido nazi. En junio de 1934, el vicejefe del partido nazi, Rudolf Hess, la nombró la única agencia autorizada para reunir información de inteligencia política dentro del Tercer Reich.
Cuando Himmler fue nombrado comandante de la fuerza de investigación de la policía política de Baviera, el 1 de abril de 1933, designó a Heydrich como el segundo a cargo. Himmler y Heydrich centralizaron los departamentos de la policía política de Alemania en la Gestapo. Cuando las SS de Himmler se independizaron de las SA (guardias de asalto nazis) -después de la purga de su jefe de personal, Ernst Röhm, y de los principales líderes de esta fuerza que tuvo lugar del 30 de junio al 2 de julio de 1934-, Heydrich tomó el mando de la Gestapo y continuó siendo jefe del SD. Nueve días después de su nombramiento como Reichsführer SS (Líder de las SS del Reich) y jefe de la policía alemana, el 17 de junio de 1936, Himmler designó a Heydrich jefe de la nueva Oficina Principal de la Policía de Seguridad (Hauptamt Sicherheitspolizei) que reunió en una agencia a la Gestapo y las fuerzas de investigación de la Policía Criminal.
De 1936 a 1939, el cargo formal de Heydrich fue “Jefe de la Policía de Seguridad y del SD”. Después de que la Alemania nazi desencadenara la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia, Himmler vinculó formalmente a la Policía de Seguridad y al SD decretando la creación de la RSHA, el 27 de septiembre de 1939, al mando de Heydrich. La nueva agencia era potencialmente tan poderosa que Heydrich mantuvo en secreto su existencia formal hasta su muerte en 1942. La correspondencia que salía de la RSHA llevaba el membrete anterior a 1939: “el jefe de la Policía de Seguridad y el SD".
Al mando de Heydrich, la Policía de Seguridad y el SD eran la principal agencia a cargo del análisis de inteligencia y las medidas ejecutivas para eliminar a los numerosos enemigos internos y externos del estado nazi. El SD creó departamentos de inteligencia para el estudio de los presuntos artificios a largo plazo de cada uno de los enemigos del Reich: “judíos de todo el mundo”, “marxistas” (comunistas, socialdemócratas y sindicalistas), “iglesias políticas” (por ejemplo, luteranos y el clero católico que se oponían al régimen y miembros de otras religiones protestantes, tales como los testigos de Jehová, cuyos miembros no aceptaban la autoridad del estado nazi), opositores nacionalistas de derecha y masones. La Gestapo arrestaba a estos opositores políticos y, cuando correspondía, los incorporaba a campos de concentración mediante la autoridad policial otorgada por una Orden de custodia preventiva (Schutzhaftbefehl).
La Kripo investigaba los denominados “actos y comportamientos delictivos no políticos”. Los oficiales de la Kripo arrestaban a aquellos cuyo presunto comportamiento delictivo o antisocial se consideraba peligroso para el Reich. Además de personas con antecedentes penales, los oficiales de la Kripo arrestaban homosexuales, romaníes y sintis (gitanos) y gente que participaba en todo lo que la Kripo consideraba comportamiento “asocial”. De modo similar a la Orden de arresto protector, la Kripo utilizaba una Orden de detención preventiva (Vorbeugungshaftbefehl) como instrumento de arresto y encarcelamiento por tiempo indefinido.
Heydrich y Himmler compartían la visión de la identidad de los enemigos a largo plazo de la raza alemana y de las medidas que tomar contra ellos. Al igual que Himmler, Heydrich creía que la destrucción de opositores manifiestos y “visibles” no era suficiente para garantizar la seguridad y la supervivencia de la raza alemana según la definían los nazis. Estos opositores incluían: activistas comunistas y socialdemócratas; adeptos intelectuales y organizativos de la democracia liberal, el nacionalismo conservador tradicional y los valores cristianos; judíos con cargos importantes en los movimientos democráticos liberales y marxistas en Alemania y Austria e intelectuales judíos sin afiliación que se oponían al régimen nazi.
Carnicero, Bestia y otros apodos igual de feroces no bastan, sin embargo, para describir a cabalidad la vertiginosa crueldad de esa encarnación del mal en que se convirtió Reinhard Heydrich a medida que escalaba posiciones en las fuerzas de choque del nazismo, hasta llegar a ser nombrado por Hitler el Protector de las provincias anexadas al Reich de Bohemia y Moravia. Era hijo de un pasable compositor y recibió una buena educación, en un colegio de niños bien donde sus compañeros lo atormentaban acusándolo de ser judío, acusación que estropeó luego su carrera en la Marina de Guerra. Tal vez su precoz incorporación a las SS, cuando este cuerpo de élite del nazismo estaba apenas constituyéndose, fue la manera que utilizó para poner fin a esa sospecha que ponía en duda su pureza aria y que hubiera podido arruinar su futuro político. Fue gracias a su talento organizador y su absoluta falta de escrúpulos que las SS pasaron a ser la maquinaria más efectiva para la implantación del régimen nazi en toda la sociedad alemana, la fuerza de choque que destrozaba los comercios judíos, asesinaba disidentes y críticos, sembraba el terror en sindicatos independientes o fuerzas políticas insumisas, y, comenzada la guerra, la punta de lanza de la estrategia de sujeción y exterminación de las razas inferiores.
El 27 de mayo de 1942, mientras Heydrich viajaba por una ruta conocida rumbo al aeropuerto para volar al cuartel general de Hitler, dos agentes checos lograron lanzar una granada de mano bajo su vehículo. Si bien el propio estallido no logró herirlo de muerte, las astillas de la granada en su pierna y la parte inferior de su espalda causaron una infección que le provocó la muerte el 4 de junio de 1942.
La muerte de Heydrich desencadenó represalias indescriptibles, como el exterminio de toda la población de Lídice, y torturas y matanzas de centenares de familias eslovacas y checas. Pero, también, mostró al mundo lo que, todavía en 1942, muchos se negaban a admitir: la verdadera naturaleza sanguinaria y la inhumanidad esencial del nazismo
La RSHA que Heydrich creó y la política de la “solución final” que inició serían terriblemente efectivas después de su muerte. Los alemanes y sus aliados del Eje exterminaron a alrededor de seis millones de judíos entre 1941 y 1945. Los jefes de las SS y la policía en la Polonia bajo ocupación nombrarían una operación de exterminio de 1,7 millones de judíos Operación “Reinhard” en “honor” al más despiadado profesional del asesinato en masa.
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