En el año 197 las fuerzas del emperador Septimio Severo derrotan a las legiones de Clodius Albinus, gobernador de Britania, en la batalla de Lugdunum (actual Lyon). Aunque en muchas fuentes y libros Clodius Albinus es tratado como un usurpador, la verdad es que motivos no le faltaban para rebelarse. Si nos trasladamos unos añitos antes tras la muerte del emperador Pertinax, Septimio Severo y Clodius Albinus acordaron hacerse con el poder, siendo el primero emperador y nombrando al segundo como César y heredero. Fue una relación simbiótica que les permitió a ambos acabar con otros pretendientes al trono. Una vez acabada la competencia, Septimio Severo dio un golpe de timón y nombró a su hijo como César (y por tanto sucesor) en detrimento de su, hasta entonces, aliado Clodius Albinus. Este último acto rompió la alianza de Severo con Albino, quien fue declarado enemigo público por el Senado. Ante la provocación, Clodius Albinus se alzó contra el emperador - que él había ayudado a colocar - y marchó desde Britannia, pero fue derrotado y muerto en la batalla.
Clodius Albinus |
Una jugada un tanto mezquina por parte de Septimio Severo, primer emperador de origen africano, que le salió bien, aunque le costó la sangre de muchísimos soldados. Esta jugada fue una constante en la lucha por el poder en Roma, alianzas flexibles y cambiantes.
De origen africano y gobernador de Britania, fue hecho Cesar por Septimio Severo para conseguir el apoyo de sus legiones al ascender al poder en 193. En 195 Septimio nombró Cesar y sucesor a su hijo Caracalla, con lo cual el nombramiento de Clodius Albinus perdió fuerza por lo que éste se autoproclamó Augusto y movilizó sus tropas de la Galia debilitando las defensas de Britania. Clodius consiguió el apoyo de varias provincias y estableció su centro de operaciones en Lugdunum (Lion). Esta situación duró hasta que en el 197 Septimio entró en la Galia desde Germania Superior venciendo y dando muerte al usurpador.
Septimio Severo |
En teoría, fueron nombrados tres emperadores al mismo tiempo, pero el primero que llegase a Roma era quien tomaría el poder. El primero que llegó fue Septimio Severo, quien dirigía las legiones de Panonia. Pero, dado que los otros candidatos no iban a renunciar a su estatus, tenían que combatir o bien considerarse “coemperadores”. Al principio se hizo una alianza entre Septimio Severo y otro de los emperadores, Clodius Albinus, quien comandaba legiones de Britania y Galia. Septimio Severo se marchó para enfrentarse contra el otro, Pescenio Níger, jefe de las tropas en Siria. Níger, cuyo nombre significa “negro”, buscó la ayuda del rey persa, y juntos empezaron conquistando Bizancio y Tracia. Estos territorios los tuvo que abandonar en cuanto se acercaba Septimio Severo. En su retroceso en busca de una posición segura, Níger fue atacando diferentes ciudades, tales como Tiro y Laodicea. Finalmente plantó cara a Severo en el año 194, siendo completamente derrotado en la batalla de Issos. En esta batalla murieron 20.000 hombres, Níger consiguió escapar y cruzó las fronteras de los persas, donde fue asesinado.
En 196, después de haber sido aclamado como emperador por sus tropas, Clodius Albinus reunió y encamino tres legiones de 40 000 hombres desde Britania hacia la Galia. Después de reunir a las fuerzas adicionales, estableció su cuartel general en Lugdunum. Allí a él se unieron Lucio Novio Rufo, el gobernador de Hispania Tarraconensis , y por la Séptima Legión ”Gemina” bajo su mando. Pero Severo tenía las poderosas legiones del Danubio y de Germania de su lado. Para tratar de minimizar la ventaja y posiblemente ganar su apoyo, Albino golpeó primero contra las fuerzas germanas bajo Virio Lupo. Él los derrotó, pero no suficiente por su decisión de cuestionar su lealtad a Severo. Albino consideró entonces invadir Italia, pero Severo había preparado para esto, reforzando las guarniciones de los pasos alpinos. Como no quería correr el riesgo de las pérdidas o el retraso que forzar los pases causaría, Albino abandonó la idea.
En el invierno de 196-197, Severo reunió a sus fuerzas a lo largo del Danubio y marchó hacia la Galia, donde, para su sorpresa, se encontró con las fuerzas de Albino y eran aproximadamente la misma cantidad como la suya. Los dos ejércitos se enfrentaron por primera vez en Tinurtium (Tournus), donde Severo tuvo el mejor resultado, pero no pudo obtener la victoria decisiva que necesitaba.
La lucha contra Clodius Albinus, cuyo nombre significa ”blanco”, fue todavía más mortífera. Sus fuerzas estaban bastante equilibradas con las de Septimio Severo, las fuentes indican que tenía bajo su mando unos 150.000 soldados. Tuvo éxito en algunas escaramuzas, y estableció su campamento base en la ciudad de Lugdunum (que es la actual Lyon, en Francia). Fue la batalla de Lugdunum la más sangrienta que ocurrió nunca entre dos ejércitos romanos. Para daros una idea, las legiones estuvieron combatiéndose en pie prácticamente de igualdad durante dos días enteros. Hubo muchas oscilaciones, ventaja y desventaja para ambos bandos. Finalmente, parece que la caballería marcó la suficiente ventaja para Septimio Severo, y las tropas de Albino fueron prácticamente aniquiladas, aunque con graves bajas también en las de Severo. Esto significa que la cifra de muertos fue de varias decenas de miles. Al parecer Clodius, derrotado, fue a Lugdunum, donde según la tradición romana, se suicidó con su propia espada después de encontrar todas las rutas de escape bloqueadas, o fue muerto por un asesino. Severo tuvo el cuerpo de Albino despojado y decapitado. Cabalgó sobre el cadáver sin cabeza con su caballo en frente de sus tropas victoriosas. El jefe lo envió a Roma como una advertencia junto a una carta a la familia de Albinus. (luego la esposa de Albinus y sus hijos serían ejecutados por orden de Severo). Posteriormente la ciudad de Lugdunum fue saqueada para celebrar su victoria y humillar a los partidarios provinciales de Albino.
Así fue como Septimio Severo se convirtió en emperador, habiendo derrotado al negro y al blanco. Saquen sus propias conclusiones sobre estos acontecimientos…
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