Mayo de 1945. Tras seis años llegaba el fin de la Segunda Guerra Mundial. Dos de los grandes personajes de aquel hecho histórico habían desaparecido del mapa político: Roosevelt, el presidente estadounidense, había fallecido el 12 de abril, mientras que en el otro bando, Adolf Hitler, el Führer alemán, se había suicidado en un bunker cerca de Berlín apenas 18 días después tras constatar que la guerra estaba perdida y sus ideales de un gran Reich derribados.
El 12 de febrero de aquel mismo año de 1945, las tres grandes potencias aliadas, Estados Unidos, Inglaterra y la URSS se habían reunido en Yalta para organizar los últimos planes de guerra y coordinar el futuro estado de Europa tras la caída de Alemania.
Precisamente, al día siguiente de aquella Conferencia de Yalta empezó la Última gran batalla dentro de Alemania. Noventa y tres divisiones norteamericanas avanzaron tanto por el este como por el oeste bajo el mando del general Eisenhower. Por su parte, avanzando también desde el este, los rusos entraron en territorio alemán. Un mes después, el 25 de marzo, los americanos ya controlaban la orilla izquierda del Rin, mientras el 19 de abril, los ingleses tomaron el Elba. Los rusos, en territorio austriaco, habían entrado en Viena y poco después, Dinamarca y Noruega y las tropas alemanas que allí se encontraban quedaron sin apoyo alguno.
El cerco sobre Berlín comenzaba a estrecharse mientras además el Führer se iba quedando sin aliados. Italia, la más débil de sus aliados, se rindió el 2 de mayo de 1945 y el propio Hitler, incapaz de enfrentarse a un fracaso que el jamás permitió en ninguno de sus generales, opto por suicidarse junto a su compañera Eva Braun. A Karl Doenitz le recayó, por disposición del testamento del propio Führer, el humillante papel de ser el último gobernante de aquella soberbia Alemania.
El 4 de mayo de 1945, rodeado ya por el fuego soviético, norteamericano e inglés, Doenitz mandó una delegación representada por el almirante Friedeburg al cuartel general de Montgomery en Luxemburgo. Con la delegación se presentaba un acuerdo de rendición con la intención de ganar tiempo para liberar a las tropas alemanas que se habían quedado aisladas y rodeadas por los rusos en el noroeste de Alemania.
Dos días después llegaba a Reims el general Jodl. Sin embargo, el acuerdo de rendición no era tan incondicional como pretendían las potencias del Eje, y Eisenhower se negó a firmarlo.
Finalmente, acuciados ya por las tropas aliadas, el general Jodl y el general de división Bedell Smith firmaron, a las 2,41 h. de la madrugada del 7 de mayo, la rendición incondicional que se le exigía a Alemania. Rusos y franceses estuvieron presentes en aquel momento histórico que se ratificó definitivamente el 9 de mayo en Berlín con la firma del famoso mariscal Zhúkov por parte rusa, del teniente general Tedder por parte norteamericana y del mariscal de campo Keitel por parte alemana.
El documento de capitulación de Alemania, que firmaron aquel 7 de Mayo es el siguiente:
El 8 de mayo, el mariscal Wilhelm Keitel firma en Berlín la capitulación general alemana. En efecto, los soviéticos, dueños de la ciudad desde el 2 de mayo, estiman que la capitulación de Reims solo es un documento preliminar. Francia, firmante al lado de los Aliados de estos dos documentos, está representada en Reims por el general Sevez, en Berlín por el general de Lattre de Tassigny. La rendición sin condiciones de la Alemania nazi pone fin en Europa a un conflicto de seis años que costó varias decenas de millones de muertos.
Sin embargo, la fecha del 8 de mayo no marcó el final de la presencia militar alemana en la totalidad del territorio francés. Las últimas bolsas de resistencia, en Dunkerque, Lorient y Saint-Nazaire, solo cayeron en los días posteriores a la capitulación del Reich. El 8 de mayo fue declarado día festivo de conmemoración en Francia desde el 20 de marzo de 1953.
La primera gran capitulación de una gran formación del Ejército alemán fue el 4 de mayo de 1945. El mariscal de campo británico Bernard Montgomery recibió la capitulación parcial del almirante general Hans Georg von Friedeburg.
La intención de von Friedeburg era posibilitar al mayor número de alemanes, tanto soldados como civiles, la huída hacia Occidente. Se dio entonces la absurda situación de que un comandante suplicó prácticamente al enemigo que lo tomara prisionero... para de esa forma escapar del otro enemigo. "Monty" aceptó la rendición, pero describió más tarde gozosamente cómo hizo esperar largo tiempo al alemán. Al principio a los altos oficiales alemanes ni siquiera se les dio una silla.
La primera capitulación, en el brezal de Luneburgo, se extendía a todos los soldados que combatían en el norte y el oeste, pero no para toda la "Wehrmacht". Esa otra capitulación fue recibida por Dwight D. Eisenhower en Reims. Nuevamente fue von Friedeburg el encargado de las negociaciones. Su oferta: los alemanes seguirían resistiendo en el este, si Occidente estuviera dispuesto a una paz moderada; pero Eisenhower rechazó la propuesta. Por una parte, el "gentleman" no quiso violar los acuerdos con los rusos, por otra, una paz separada no sería viable políticamente. Los norteamericanos aún tenían gran simpatía por Stalin.
Los norteamericanos tampoco cedieron cuando el gran almirante Karl Doenitz envió, luego de la muerte de Hitler, al general Alfred Jodl con las mismas intenciones. Con las palabras "¡Eso es todo!", Eisenhower rechazó la oferta de Jodl. El general alemán saludó mudo y aceptó todo.
El 8 de mayo de 1945, Jodl firmó el quizás más importante documento de la Segunda Guerra Mundial. Luego de cinco años y nueve meses, 50 millones de muertos y una guerra cuyas dimensiones habían sido inimaginables hasta entonces, terminaba la gran matanza.
Stalin montó en cólera porque el fin "oficial" de la guerra había tenido lugar bajo la dirección de los norteamericanos. Entre otras cosas, debido a las grandes pérdidas que había sufrido la URSS, insistió en que debía realizarse una nueva, definitiva capitulación, aunque no fuera más que una puesta en escena. Y ésta tendría lugar donde todo había comenzado: en Berlín.
El comandante de Berlín, Helmuth Weidling, había capitulado ya el 2 de mayo. Desde entonces, la Escuela de Ingeniería de la Wehrmacht en Karlshorst era el cuartel general ruso. La nueva capitulación se debía firmar en el casino de oficiales, planeada por Stalin hasta en sus últimos detalles.
Por los Aliados Occidentales firmaron el general estadounidense Carl Spaatz, el mariscal del aire británico William Tedder y el general francés Jean de Lattre de Tassigny, pero no eran más que comparsas.
Los verdaderos protagonistas fueron Wilhelm Keitel y Georgi Shukov. El mariscal general de campo alemán se esforzó por demostrar compostura, pero el mariscal de la URSS no se lo permitió. Con ásperas palabras le ordenó a Keitel que firmara el documento ya preparado. Keitel le obedeció, levantó su bastón en señal de saludo y se retiró. Para la comida posterior de celebración se puso la mesa para los alemanes en un edificio anexo.
Keitel había entregado a los Aliados "todas las fuerzas armadas bajo mando alemán". No obstante, muchas unidades siguieron combatiendo, menos por fanatismo que por abrirse paso hasta el frente occidental. A mediados de mayo, todas las armas callaron definitivamente. La guerra había terminado.
La primera gran capitulación de tropas alemanas fue el 4 de mayo, la primera gran capitulación general, el 8 en Reims. El cese del fuego había sido previsto para el 8 de mayo a las 23.01 horas. Cuando la rendición militar alemana se hizo efectiva era ya 9 de mayo (Según la hora de Moscú, 2:16 am) y en esa fecha se realizaron las celebraciones del triunfo en Moscú y otras ciudades soviéticas.
Por esa razón, muchos norteamericanos recuerdan como fin de la guerra el 7, los alemanes el 8 y los rusos el 9. Correcta no es ninguna de esas fechas: la contienda continuó cuatro meses más y le costó la vida a otras decenas de miles de personas, hasta que capituló también Japón, el 2 de septiembre.
La Segunda Guerra Mundial es conocida como la Gran Guerra Patriótica en Rusia, y éste país y muchos otros países europeos al este de Alemania, conmemoran hasta hoy el Día de la Victoria el 9 de mayo.
Alemania debió aceptar la rendición incondicional y los aliados dividieron su territorio en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa y soviética). La ciudad de Berlín, situada en la zona rusa, también fue dividida en cuatro zonas de ocupación.
Austria y Checoslovaquia recuperaron su autonomía. La frontera polaca siguió la línea del Order-Neisse; en consecuencia, Alemania perdió la Prusia Oriental y los territorios ubicados al este de dicha línea. Los aliados de Alemania (Bulgaria, Hungría, Rumania y Finlandia) firmaron tratados de paz con los aliados, imponiéndose las condiciones dictadas por los soviéticos que ocupaban esos países.
Estos fueron los principales cambios territoriales en Europa:
La Unión Soviética obtuvo:
Polonia en contraprestación de sus pérdidas orientales obtuvo:
Alemania perdió de nuevo Alsacia-Lorena en el occidente, reanexionadas por Hitler en 1940, y, sobre todo, importantes territorios en el oriente en beneficio de Polonia. Quedó reducida a 356.272 kilómetros cuadrados, en contraste con los 472.034 de 1919 y 540.521 de 1914.
Italia, aunque limitó sus pérdidas al firmar el armisticio con los Aliados en 1943, cedió algunos pequeños territorios:
Aunque los cambios territoriales fueron menores que tras la primera guerra mundial, fueron acompañados de enormes desplazamientos de población que añadieron más dolor a un continente devastado por la guerra:
Europa perdió el poder global que conservaba de la guerra. Nació una "bipolaridad" del poder encarnado por dos superpotencias: E.E.U.U. y U.R.S.S. Algunas monarquías cedieron paso a regímenes republicanos: tales los casos de Italia, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria. El "mundo comunista“ extendió su influencia sobre Europa Oriental y los Balcanes. Se planteó un nuevo conflicto ideológico: por un lado los comunistas y, por otro, las democracias occidentales. Nació la "era nuclear" y, paulatinamente, fue imponiéndose un nuevo "equilibrio del terror".
Las divergencias y los diferentes puntos de vista entre las naciones no impidieron buscar una fórmula de compromiso que analizara las relaciones entre los países.
Cuando culminaba la guerra (ya próximas a ser derrotadas las potencias del Eje), los aliados determinaron integrar un organismo internacional para afianzar la paz y la colaboración entre las naciones.
Esta nueva organización venía a reemplazar a la malograda Sociedad de las Naciones, surgida luego de la Primera Guerra Mundial. Las bases de esta entidad internacional se elaboraron en la Conferencia realizada en Dumbrton Oaks (E.E.U.U.) entre agosto y octubre de 1944 con la presencia de delegados de los E.E.U.U., la U.R.S.S., Francia, Gran Bretaña y China.
La carta de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.) fue redactada en San Francisco, por los representantes de 50 naciones, entre abril y junio de 1945. La constitución oficial se produjo al firmarse la Carta, el 24 de octubre del mismo año.
Finalizada la guerra, los países europeos presentaban un cuadro económico ruinoso que amenazaba provocar serios conflictos sociales. Ante la presunción de que tales perturbaciones pudieran ser aprovechadas por el comunismo, los E.E.U.U. estudiaron la posibilidad de efectivizar un crédito para sus aliados.
En 1947, el Secretario de Estado norteamericano, general George Marshall, presentó un proyecto de ayuda económica al cual se le adhirieron 16 países europeos (ver más)
La derrota del totalitarismo nazi-fascista no garantizó las buenas relaciones entre las potencias vencedoras. Los enfrentamientos ideológicos, mantenidos latentes entre los "tres grandes" durante la guerra, afloraron apenas ésta terminó. El año 1947 se señala como el de la iniciación de la "guerra fría", expresión usada para definir la tensión entre los bloques opositores (la U.R.S.S. y las llamadas "democracias populares" frente a las democracias occidentales). Ambos bloques iniciaron una carreara armamentista que llegó al borde de a "guerra caliente", mediante un espionaje internacional organizado, permanentes reclamos diplomáticos, y una eficiente propaganda.
Un episodio culminante de la "guerra fría" tuvo lugar en la ciudad de Berlín, situada dentro de la zona soviética; pero ocupada por norteamericanos, rusos, franceses y británicos. De hecho, esta ocupación se agrupó en dos sectores: el occidental (norteamericano, británico y francés) y el oriental (soviético). Las diferencias culminaron cuando los rusos retiraron su delegado ante el Estado Mayor Aliado y dispusieron el bloqueo de la ciudad hacia Berlín Occidental (23 de junio de 1948). Cerrados todos los accesos, los aliados se vieron obligados a instrumentar un "puente aéreo", que permitió el abastecimiento de la ciudad y, con el cual, se eludió el bloqueo. La situación se tornó muy tensa hasta el 12 de mayo de 1949, fecha en que los rusos levantaron el bloqueo.
El 12 de febrero de aquel mismo año de 1945, las tres grandes potencias aliadas, Estados Unidos, Inglaterra y la URSS se habían reunido en Yalta para organizar los últimos planes de guerra y coordinar el futuro estado de Europa tras la caída de Alemania.
Precisamente, al día siguiente de aquella Conferencia de Yalta empezó la Última gran batalla dentro de Alemania. Noventa y tres divisiones norteamericanas avanzaron tanto por el este como por el oeste bajo el mando del general Eisenhower. Por su parte, avanzando también desde el este, los rusos entraron en territorio alemán. Un mes después, el 25 de marzo, los americanos ya controlaban la orilla izquierda del Rin, mientras el 19 de abril, los ingleses tomaron el Elba. Los rusos, en territorio austriaco, habían entrado en Viena y poco después, Dinamarca y Noruega y las tropas alemanas que allí se encontraban quedaron sin apoyo alguno.
El cerco sobre Berlín comenzaba a estrecharse mientras además el Führer se iba quedando sin aliados. Italia, la más débil de sus aliados, se rindió el 2 de mayo de 1945 y el propio Hitler, incapaz de enfrentarse a un fracaso que el jamás permitió en ninguno de sus generales, opto por suicidarse junto a su compañera Eva Braun. A Karl Doenitz le recayó, por disposición del testamento del propio Führer, el humillante papel de ser el último gobernante de aquella soberbia Alemania.
El 4 de mayo de 1945, rodeado ya por el fuego soviético, norteamericano e inglés, Doenitz mandó una delegación representada por el almirante Friedeburg al cuartel general de Montgomery en Luxemburgo. Con la delegación se presentaba un acuerdo de rendición con la intención de ganar tiempo para liberar a las tropas alemanas que se habían quedado aisladas y rodeadas por los rusos en el noroeste de Alemania.
Dos días después llegaba a Reims el general Jodl. Sin embargo, el acuerdo de rendición no era tan incondicional como pretendían las potencias del Eje, y Eisenhower se negó a firmarlo.
De izquierda a derecha el Mayor Oxenius Wilhelm, el General Gustaf Jodl, y el Almirante Hans-George von Friedburg |
El documento de capitulación de Alemania, que firmaron aquel 7 de Mayo es el siguiente:
“1. Nosotros, los abajo firmantes, en nombre del Alto Mando alemán, entregamos por el presente instrumento, sin condiciones al Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y, al mismo tiempo, al Alto Mando Soviético todas las fuer zas terrestres, navales y aéreas que hasta el presente estaban bajo control alemán.
2. El Alto Mando alemán dará inmediatamente a todas las autoridades milita res, navales y aéreas alemanas y a todas las fuerzas que están bajo control alemán la orden de cesar todas las operaciones activas a las 23,01 horas, de la Europa Central, del 8 de mayo, y de permanecer en las posiciones que ocupen en aquel momento. Ningún navío, embarcación o avión podrá ser hundido o destruido y las respectivas quillas, máquinas y equipos no podrán ser objeto de daño alguno.
3. El Alto Mando alemán transmitirá inmediatamente a los Comandantes interesados todas las demás órdenes dadas por el Comandante supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y por el Alto Mando soviético y garantizará su cumplimiento.
4. La presente Acta de rendición militar se hace sin perjuicio de otra y se sustituirá por un acta general de capitulación impuesto por las Naciones Unidas o en nombre de ellas y aplicable a toda Alemania y a las fuerzas armadas alemanas.
5. En el caso de que el Alto Mando alemán o ciertas fuerzas puestas bajo su control no se conformen con la presente acta de rendición, el Comandante Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y el Alto Mando soviético adoptarán medidas punitivas o aquellas otras que juzguen apropiadas.
En nombre del Alto Mando alemán: Jodl En presencia: Por el Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas W. B. Smith. Por el Alto Mando soviético: lvan Susparoff. Por el Alto Mando francés: General F. Sevez. Reims (Francia) a las 02:41 del 7 de mayo de 1945."Una vez firmado el documento, los ojos se volvieron hacia el Pacífico y el último de los rivales en liza: Japón. Apenas 3 meses después se produjo uno de los hechos más bárbaros en la Historia de la Humanidad: el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.
El 8 de mayo, el mariscal Wilhelm Keitel firma en Berlín la capitulación general alemana. En efecto, los soviéticos, dueños de la ciudad desde el 2 de mayo, estiman que la capitulación de Reims solo es un documento preliminar. Francia, firmante al lado de los Aliados de estos dos documentos, está representada en Reims por el general Sevez, en Berlín por el general de Lattre de Tassigny. La rendición sin condiciones de la Alemania nazi pone fin en Europa a un conflicto de seis años que costó varias decenas de millones de muertos.
Sin embargo, la fecha del 8 de mayo no marcó el final de la presencia militar alemana en la totalidad del territorio francés. Las últimas bolsas de resistencia, en Dunkerque, Lorient y Saint-Nazaire, solo cayeron en los días posteriores a la capitulación del Reich. El 8 de mayo fue declarado día festivo de conmemoración en Francia desde el 20 de marzo de 1953.
La primera gran capitulación de una gran formación del Ejército alemán fue el 4 de mayo de 1945. El mariscal de campo británico Bernard Montgomery recibió la capitulación parcial del almirante general Hans Georg von Friedeburg.
La intención de von Friedeburg era posibilitar al mayor número de alemanes, tanto soldados como civiles, la huída hacia Occidente. Se dio entonces la absurda situación de que un comandante suplicó prácticamente al enemigo que lo tomara prisionero... para de esa forma escapar del otro enemigo. "Monty" aceptó la rendición, pero describió más tarde gozosamente cómo hizo esperar largo tiempo al alemán. Al principio a los altos oficiales alemanes ni siquiera se les dio una silla.
La primera capitulación, en el brezal de Luneburgo, se extendía a todos los soldados que combatían en el norte y el oeste, pero no para toda la "Wehrmacht". Esa otra capitulación fue recibida por Dwight D. Eisenhower en Reims. Nuevamente fue von Friedeburg el encargado de las negociaciones. Su oferta: los alemanes seguirían resistiendo en el este, si Occidente estuviera dispuesto a una paz moderada; pero Eisenhower rechazó la propuesta. Por una parte, el "gentleman" no quiso violar los acuerdos con los rusos, por otra, una paz separada no sería viable políticamente. Los norteamericanos aún tenían gran simpatía por Stalin.
Los norteamericanos tampoco cedieron cuando el gran almirante Karl Doenitz envió, luego de la muerte de Hitler, al general Alfred Jodl con las mismas intenciones. Con las palabras "¡Eso es todo!", Eisenhower rechazó la oferta de Jodl. El general alemán saludó mudo y aceptó todo.
El 8 de mayo de 1945, Jodl firmó el quizás más importante documento de la Segunda Guerra Mundial. Luego de cinco años y nueve meses, 50 millones de muertos y una guerra cuyas dimensiones habían sido inimaginables hasta entonces, terminaba la gran matanza.
Stalin montó en cólera porque el fin "oficial" de la guerra había tenido lugar bajo la dirección de los norteamericanos. Entre otras cosas, debido a las grandes pérdidas que había sufrido la URSS, insistió en que debía realizarse una nueva, definitiva capitulación, aunque no fuera más que una puesta en escena. Y ésta tendría lugar donde todo había comenzado: en Berlín.
El comandante de Berlín, Helmuth Weidling, había capitulado ya el 2 de mayo. Desde entonces, la Escuela de Ingeniería de la Wehrmacht en Karlshorst era el cuartel general ruso. La nueva capitulación se debía firmar en el casino de oficiales, planeada por Stalin hasta en sus últimos detalles.
Por los Aliados Occidentales firmaron el general estadounidense Carl Spaatz, el mariscal del aire británico William Tedder y el general francés Jean de Lattre de Tassigny, pero no eran más que comparsas.
Keitel había entregado a los Aliados "todas las fuerzas armadas bajo mando alemán". No obstante, muchas unidades siguieron combatiendo, menos por fanatismo que por abrirse paso hasta el frente occidental. A mediados de mayo, todas las armas callaron definitivamente. La guerra había terminado.
La primera gran capitulación de tropas alemanas fue el 4 de mayo, la primera gran capitulación general, el 8 en Reims. El cese del fuego había sido previsto para el 8 de mayo a las 23.01 horas. Cuando la rendición militar alemana se hizo efectiva era ya 9 de mayo (Según la hora de Moscú, 2:16 am) y en esa fecha se realizaron las celebraciones del triunfo en Moscú y otras ciudades soviéticas.
Por esa razón, muchos norteamericanos recuerdan como fin de la guerra el 7, los alemanes el 8 y los rusos el 9. Correcta no es ninguna de esas fechas: la contienda continuó cuatro meses más y le costó la vida a otras decenas de miles de personas, hasta que capituló también Japón, el 2 de septiembre.
La Segunda Guerra Mundial es conocida como la Gran Guerra Patriótica en Rusia, y éste país y muchos otros países europeos al este de Alemania, conmemoran hasta hoy el Día de la Victoria el 9 de mayo.
Alemania debió aceptar la rendición incondicional y los aliados dividieron su territorio en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa y soviética). La ciudad de Berlín, situada en la zona rusa, también fue dividida en cuatro zonas de ocupación.
Austria y Checoslovaquia recuperaron su autonomía. La frontera polaca siguió la línea del Order-Neisse; en consecuencia, Alemania perdió la Prusia Oriental y los territorios ubicados al este de dicha línea. Los aliados de Alemania (Bulgaria, Hungría, Rumania y Finlandia) firmaron tratados de paz con los aliados, imponiéndose las condiciones dictadas por los soviéticos que ocupaban esos países.
Estos fueron los principales cambios territoriales en Europa:
La Unión Soviética obtuvo:
- De Finlandia: gran parte de Carelia con la ciudad de Vyborg y el puerto de Petsamo en el norte lo que hizo que tuviera frontera con Noruega.
- Los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, que habían sido independientes de 1918 a 1940.
- De Alemania: la parte norte de la Prusia Oriental con la ciudad de Könisgsberg (actual Kaliningrado).
- De Polonia: las regiones al este de la línea Curzon.
- De Checoslovaquia: la Rutenia subcarpática.
- De Rumania: la Besarabia (denominada Moldavia en adelante) y la Bukovina del Norte.
Polonia en contraprestación de sus pérdidas orientales obtuvo:
- La parte sur de Prusia Oriental y
- las regiones de Pomerania y Silesia hasta la línea Oder-Neisse. Aunque Polonia perdió algo de territorio consiguió adquirir zonas más ricas y una gran salida al Báltico con los antiguos puertos alemanes de Danzig (rebautizado Gdansk) y Stettin (Szczecin)
Alemania perdió de nuevo Alsacia-Lorena en el occidente, reanexionadas por Hitler en 1940, y, sobre todo, importantes territorios en el oriente en beneficio de Polonia. Quedó reducida a 356.272 kilómetros cuadrados, en contraste con los 472.034 de 1919 y 540.521 de 1914.
Italia, aunque limitó sus pérdidas al firmar el armisticio con los Aliados en 1943, cedió algunos pequeños territorios:
- La península de Istria con Fiume (Rijeka) pasó a Yugoslavia, aunque consiguió mantener Trieste.
- La isla de Rodas y el archipiélago del Dodecaneso fueron entregados a Grecia.
- Albania recuperó su independencia e Italia perdió sus colonias (Etiopía, Somalia, Eritrea y Libia)
Aunque los cambios territoriales fueron menores que tras la primera guerra mundial, fueron acompañados de enormes desplazamientos de población que añadieron más dolor a un continente devastado por la guerra:
- Entre 11 y 12 millones de alemanes fueron expulsados de las zonas anexionadas por la URSS y Polonia, así como de los Sudetes en Checoslovaquia y de las comunidades germanas de los Balcanes.
- 2 millones de polacos fueron las zonas orientales cedidas a la URSS fueron realojados en la "nueva Polonia occidental".
- Entre 400.000 y 500.000 finlandeses fueron expulsados de los territorios anexionados por la URSS.
- Una parte de la población húngara de Eslovaquia fue expulsada.
Europa perdió el poder global que conservaba de la guerra. Nació una "bipolaridad" del poder encarnado por dos superpotencias: E.E.U.U. y U.R.S.S. Algunas monarquías cedieron paso a regímenes republicanos: tales los casos de Italia, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria. El "mundo comunista“ extendió su influencia sobre Europa Oriental y los Balcanes. Se planteó un nuevo conflicto ideológico: por un lado los comunistas y, por otro, las democracias occidentales. Nació la "era nuclear" y, paulatinamente, fue imponiéndose un nuevo "equilibrio del terror".
Las divergencias y los diferentes puntos de vista entre las naciones no impidieron buscar una fórmula de compromiso que analizara las relaciones entre los países.
Cuando culminaba la guerra (ya próximas a ser derrotadas las potencias del Eje), los aliados determinaron integrar un organismo internacional para afianzar la paz y la colaboración entre las naciones.
Esta nueva organización venía a reemplazar a la malograda Sociedad de las Naciones, surgida luego de la Primera Guerra Mundial. Las bases de esta entidad internacional se elaboraron en la Conferencia realizada en Dumbrton Oaks (E.E.U.U.) entre agosto y octubre de 1944 con la presencia de delegados de los E.E.U.U., la U.R.S.S., Francia, Gran Bretaña y China.
La carta de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.) fue redactada en San Francisco, por los representantes de 50 naciones, entre abril y junio de 1945. La constitución oficial se produjo al firmarse la Carta, el 24 de octubre del mismo año.
Finalizada la guerra, los países europeos presentaban un cuadro económico ruinoso que amenazaba provocar serios conflictos sociales. Ante la presunción de que tales perturbaciones pudieran ser aprovechadas por el comunismo, los E.E.U.U. estudiaron la posibilidad de efectivizar un crédito para sus aliados.
En 1947, el Secretario de Estado norteamericano, general George Marshall, presentó un proyecto de ayuda económica al cual se le adhirieron 16 países europeos (ver más)
La derrota del totalitarismo nazi-fascista no garantizó las buenas relaciones entre las potencias vencedoras. Los enfrentamientos ideológicos, mantenidos latentes entre los "tres grandes" durante la guerra, afloraron apenas ésta terminó. El año 1947 se señala como el de la iniciación de la "guerra fría", expresión usada para definir la tensión entre los bloques opositores (la U.R.S.S. y las llamadas "democracias populares" frente a las democracias occidentales). Ambos bloques iniciaron una carreara armamentista que llegó al borde de a "guerra caliente", mediante un espionaje internacional organizado, permanentes reclamos diplomáticos, y una eficiente propaganda.
Un episodio culminante de la "guerra fría" tuvo lugar en la ciudad de Berlín, situada dentro de la zona soviética; pero ocupada por norteamericanos, rusos, franceses y británicos. De hecho, esta ocupación se agrupó en dos sectores: el occidental (norteamericano, británico y francés) y el oriental (soviético). Las diferencias culminaron cuando los rusos retiraron su delegado ante el Estado Mayor Aliado y dispusieron el bloqueo de la ciudad hacia Berlín Occidental (23 de junio de 1948). Cerrados todos los accesos, los aliados se vieron obligados a instrumentar un "puente aéreo", que permitió el abastecimiento de la ciudad y, con el cual, se eludió el bloqueo. La situación se tornó muy tensa hasta el 12 de mayo de 1949, fecha en que los rusos levantaron el bloqueo.
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