La presencia del zorro-lobo de Malvinas, también llamado guará, sugiere que las islas fueron visitadas por yámanas originarios de la Tierra del Fuego. El guará sería el doméstico "perro de los yámanas" vuelto al estado salvaje y, por evolución en aislamiento, convertido en una especie típica. Si esta hipótesis se confirmara con el hallazgo de evidencias arqueológicas en las islas, entonces los primeros seres humanos que arribaron a Malvinas habrían sido nativos de territorios que luego integrarían la Argentina y Chile.
Sebald de Weert
El primer avistaje de las Islas Malvinas que no tiene objeciones, y que fue fehacientemente acreditado en la cartografía inmediatamente posterior, fue realizado por el Capitán holandés Sebald de Weert, quien avistara las Islas Sebaldes (parte del archipiélago de las Malvinas), razón por la que los mapas holandeses mantuvieron hasta fines del siglo XIX la denominación islas Sebald o Sebaldinas para las Malvinas.
La expedición llamada de los Cinco navíos de Rotterdam, fue equipada como las de las misma nación que se dirigieron este mismo año, 1598, a las Indias Orientales por Cabo de Buena Esperanza, bajo los auspicios de los Estados Generales de Holanda, con el doble fin -a la vez comercial y patriótico- de adquirir saqueando lo mas posible las posesiones españolas y portuguesas de las dos Indias. Se componía de cinco navíos, de los principales eran el Hoope, de 500 toneladas, bajo el mando del almirante Jacob Mahu, y el Liefde, de 300 toneladas, comandado por el vicealmirante Simon de Cordes; el Geloof, comandado antes por Gerard Van Beuningen, paso al mando de Sebald de Weert después de muerto el almirante Mahu.
El viaje fue poco afortunado. La flota salio de Goree el 27 de junio de 1598 y perdió a su almirante Mahu poco después de las islas de Cabo Verde. Conducida por Cordes, atravesó penosamente el estrecho de Magallanes y entro en el Mar del Sur en septiembre de 1599. En la costa de Chile, Cordes y veintisiete de sus compañeros que habían bajado a tierra, entre Concepcion y Valdivia, fueron asesinados por los araucanos. Aquí se dividió la flota; mientras el Hoope y el Liefde se dirigían al Japon y el yacht Blijde Bootschap hacia Valparaiso, los otros dos navíos entraron en el estrecho; pero también estos se separaron pronto; el Trauwe volvió a partir para el Mar del Sur, abandonado al Geloof que comandaba Sebald de Weert. A este último, el único que retorno a su patria, es al que debemos seguir.
Sebald nos dice que consultó con su tripulación acerca del camino a tomar, mas no oculta que se sintió feliz al ver que la mayoría prefirió el regreso hacia el Atlántico. Se hicieron, pues, a la vela hacia el este, y un poco antes de la mitad del estrecho, en la Bahía de Cordes, encontraron la flota de Van Noort, salida de Holanda casi al mismo tiempo que la de Mahu y con análogo designio. Después de algunos días de contacto, durante los cuales la comprensión no parece haber sido perfecta entre ambos jefes, cada uno prosiguió su ruta. En este momento la tripulación del Geloof no se componía mas que de 38 hombres; los restantes -o sea los dos tercios-, habían sucumbido. Los víveres comenzaban a faltar y Van Noort, acaso desprovisto también, había rehusado a de Weert un poco de galleta. Habiendo hecho provisión de pingüinos salados, salieron del estrecho el 22 de enero y continuaron su curso hacia Europa. El 24 de enero de 1600 avistó tres islas sobre latitud 50° 40' S y a 60 leguas holandesas de la costa (equivalentes a 70 leguas españolas). De Weert no intentó desembarcar pues su nave había perdido todos sus botes en la borrasca. De Veert llegó a Holanda el 14 de julio de 1600 y a partir de entonces las islas se encuentran en los mapas náuticos de ese país.
Américo Vespucio
Hay registros que citan a Américo Vespucio como el real descubridor de las islas, hecho que habría ocurrido durante un viaje, dirigido por Gonzalo Coelho al servicio de Portugal, que partiera de Lisboa en mayo del año 1501.
Estas versiones se fundamentan en los contenidos de correspondencias de la época dirigidas por Vespucio, una a Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, fechada en 1502 y otra a Piero Soderini, el 04 de Septiembre de 1504. No obstante estas dos cartas son traducciones, cuyos originales se perdieron.
Louis Antoine de Bougainville, primer colonizador del archipiélago, y basado en profundos estudios personales, también asevera que Vespucio fue el descubridor de las islas. Sin embargo, aún hoy se mantiene la duda sobre este hecho.
La expedición de Magallanes
La abundante cartografía existente y preparada a partir del año 1520 indica que las Malvinas fueron avistadas por miembros de la expedición de Magallanes al servicio del rey de España:
En el Circulus Antarcticus, de Pedro Reinel (1522), las islas aparecen en una posición geográfica bastante correcta, aunque sin una nomenclatura que las identifique.
En la Carta universal que contiene todo lo que se ha descubierto hasta 1529, preparada por Diego de Ribero, pueden verse dos grupos de islas ubicadas en la zona, dos de ellas, ubicadas a 49° S, son identificadas como "Sanson". En la actualización que el autor efectúa en 1533 ya no incluye a estas últimas islas.
En mapas publicados varios años más tarde por diferentes navegantes, entre otros, Islario de Alonso de Santa Cruz (1541), Juan Bautista Agnese (1536-1545), Sebastián Gabotto (1547), Darinel (1555), Diego González (1562), Bartolomé Olives (1562), Jorge Sideri (1563), Martínez (1577), José Rosacio (1580), aún continúan apareciendo las islas Sanson, aunque en todos los casos situadas más al norte y más cerca de la costa continental que las Islas Malvinas. En estas cartas las islas aparecen identificadas como San Antón, S. Antón, Sansón, Sanson ó San Son.
Existen dos versiones sobre el posible descubrimiento del archipiélago. La más difundida le atribuye el acontecimiento a Esteban Gómez, piloto de la nave San Antón o San Antonio, cuyo nombre habría dado origen a las islas. Según narraciones de la expedición, Gómez encabezó una sublevación contra Magallanes y regresó a España. Luego de arribar al puerto de Sevilla, el 06 de Mayo de 1521, Esteban Gómez fue sometido a juicio aunque no existe alguna referencia que pueda atribuirse a que las islas fueran las Malvinas.
La otra versión asigna el descubrimiento al barco Victoria, al mando de Juan Serrano, enviado por Magallanes a rastrear al San Antón en aguas del Atlántico. Estos dos barcos fueron los únicos de la expedición de circunvalación que pudieron regresar a España. En los relatos que se conservan del viaje, no se han encontrado menciones al avistaje. Buena parte de los escritos de Magallanes se han perdido y la documentación de la nave de Serrano falta por completo, por lo que existen dudas sobre la veracidad de esta versiones.
Sin embargo en 1983, el historiador uruguayo Rolando Laguarda Trías encontró un documento en la Biblioteca Nacional de París, escrito por el fraile André Thevet en Le Gran Insulaire. Vol. I, fechado en 1586, que incluye un mapa donde aparecen “Les isles de Sansón ou des Geants” (las islas de Sansón o de los Gigantes) en sorprendente concordancia geográfica con las islas Malvinas. Thevet menciona en el texto adjunto haber obtenido la posición y descripción del archipiélago de un piloto portugués miembro de la expedición de Magallanes, probablemente Álvaro de Mezquita, testigo directo del avistaje, con quien se habría entrevistado en Lisboa.
La expedición ordenada por Gutierre de Vargas y Carvajal
Fuentes españolas acreditan que una nave de la expedición comandada por fraile Francisco de Ribera, enviada por el obispo católico de Plasencia, Gutierre de Vargas y Carvajal, tomó posesión del archipiélago, para España, el 04 de febrero de 1540. Según estas fuentes, Francisco de Ribera invernó en las islas y partió de regreso a España en diciembre.
La expedición, compuesta por cuatro naves, tenía como fin la colonización de la zona del Estrecho de Magallanes y había zarpado de Sevilla en agosto de 1539. En enero, las tres naves que lograron llegar, entraron en el estrecho, donde un temporal hundió a la nave capitana y separó a los dos barcos restantes en direcciones opuestas. Una de ellas, al mando de Francisco Alonso de Camargo, continuó por el estrecho navegando luego por el canal Beagle, llegando posteriormente al Perú, tras descubrir desde el mar la isla de Chiloé.
La otra nave, cuyo Capitán, probablemente fue Gonzalo de Alvarado, siguió su rumbo hacia el Atlántico y poco después avistó dos pequeñas islas que corresponden en posición y descripción a las islas Malvinas.
La cartografía del estrecho que figura en el mapa XV del atlas Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco después del retorno de esta nave a España (1541), incorpora esas dos pequeñas islas, ubicadas aproximadamente a unas sesenta leguas al este y en línea paralela al estrecho, "Al oriente del puerto de San Julián... a cincuenta y un grados de altura". Se conservan fragmentos de la bitácora de la nave, cuyo nombre verdadero se desconoce y que Goebel bautizó "Incógnita". La bitácora da además una semblanza notablemente aproximada de las Islas: por ejemplo, describe con precisión un pasto de uno o dos metros de altura que coincide con el tussok malvinense, y señala la abundancia de un pequeño cánido que podría tratarse del ya mencionado zorro-lobo.
Expediciones inglesas: John Davis
El Reino Unido sostiene que el inglés John Davis descubrió las Islas Malvinas el 14 de agosto de 1592, después de que con el barco Desire desertara de la segunda expedición corsaria de Thomas Cavendish. Sin embargo no describió ni fijó siquiera vagamente las coordenadas del presunto hallazgo: sólo ubicó a las islas en relación a la costa y al Estrecho de Magallanes. Su posicionamiento es erróneo y conduce a océano abierto. La relación del viaje fue publicada por uno de los tripulantes del Desire, John Jane, en 1600, año en que Sebald de Weert había ya regresado a Holanda; por esto y por ser una descripción muy parecida a la del Islario de Alonso de Santa Cruz, la opinión generalizada es que se trata de un fraude.
Richard Hawkins
Otra hipótesis británica afirma que el corsario inglés Richard Hawkins, al mando de la Dainty, descubrió accidentalmente las Malvinas a principios de febrero de 1594, bautizándolas como "Hawkins' Maiden Land" (Tierra de las doncellas de Hawkins), cuando el viento los llevó hacia una tierra de la que "ninguna carta hacía mención".
Su relato "Observaciones" se publicó 22 años después de su viaje y varios estudiosos lo desestimaron rotundamente, entre los que merece citarse a los historiadores ingleses Burney y Chambers. Este último interpretó que el corsario confundió las costas de la Patagónia continental septentrional, tomándolas por las de grandes islas; en efecto, Hawkins describe erróneamente al archipiélago como "una llanura de buen aspecto" de "clima templado" y afirma falsamente que estaba "habitado" y "surcado por grandes ríos". Sitúa a las islas a 60 leguas de la costa y aproximadamente a los 48° S, mucho más al norte de la ubicación real. Los mapas ingleses posteriores a este viaje y al de John Davis no registran el descubrimiento y las inexactitudes de la descripción demuestran que Hawkins no vio las Malvinas y, en consecuencia, que este antecedente es muy improbable.
William Ambrose Cowley
Otro corsario inglés, William Ambrose Cowley, quien viajaba en una expedición al Pacífico en el Bachelor's Delight, publicó en enero de 1684 un diario de viaje, en el que señala la presencia de una isla desconocida, deshabitada, a la que dio el nombre de isla Pepys, sobre la cual crecen árboles y posee ríos de agua dulce, también indica que tiene un gran puerto con capacidad para miles de naves. Le dio el nombre de Isla Pepys en honor a Samuel Pepys, secretario del Almirantazgo Británico, y fijó su posición en 47° 41' de latitud sur. El marino inglés William Dampier, compañero de viaje de Cowley, interpretó que la presunta isla era parte de las Sebaldinas. Sin embargo estas islas se hallan 230 millas náuticas al sur de la latitud mencionada.
En la ubicación reportada por Cowley sólo hay océano, por lo que se considera a Pepys como una isla fantasma que fue buscada infructuosamente por varios navegantes, entre ellos John Byron, James Cook y George Anson. Este último, en medio de una frustración creciente, se quejaba por la frivolidad con que los filibusteros daban noticias de lugares inexistentes.
El reporte de Cowley encendió el interés británico por esa región del mundo. En 1748 España logró frustrar una expedición británica para buscar la isla Pepys y reconocer las Malvinas.
John Strong
El 27 de enero de 1690, una expedición británica comandada por el Capitán John Strong en la nave HMS Welfare (o Farewell) navegó entre las dos islas principales, bautizando el pasaje como Falkland Channel (actualmente Falkland Sound o Estrecho de San Carlos), en honor de Anthony Cary, quinto vizconde de Falkland, el cual, como comisionado del Almirantazgo Británico, había financiado el viaje.
Muchos años después los británicos extendieron este nombre a todo el archipiélago. Strong había partido de Inglaterra en octubre de 1689 con destino al Pacífico. Desembarcó el día 28 de enero a fin de aprovisionar sus bodegas con focas y pingüinos. Como no hubo toma de posesión formal, reclamación de títulos ni ocupación, Goebel afirma que este desembarco no tuvo consecuencia legal alguna. Gustafson señala que en los siguientes setenta y seis años no hubo ocupación permanente de las islas y coincide con Goebel en que la expedición de Strong no acarreó ventajas legales para Inglaterra.
Jakob LeMaire
La expedición comandada por Jakob LeMaire confirmó la existencia de las islas el día 18 de enero de 1616 al reconocerlas como las Sebaldinas. Había partido de Ámsterdam con los barcos Eendracht y Hoorn, al mando de los hermanos Willem y Jan Schouten respectivamente, con el objetivo secreto de encontrar un paso alternativo al Estrecho de Magallanes.
Otras expediciones
En el período desde 1616 hasta 1764, las islas fueron reavistadas por navegantes holandeses, españoles, franceses e ingleses. A principios del siglo XVIII los franceses organizaron sucesivos viajes de exploración a las Malvinas. Mejoraron el conocimiento cartográfico del área y reconocieron su importancia como base de reaprovisionamiento para largas travesías. Como gran parte de estas expediciones partían de Saint-Maló, las islas fueron bautizadas por los marinos como Malouines.
Mapa francés de 1833 |
Fueron justamente los franceses los primeros en ocuparlas en forma permanente a partir de 1764. Los ocasionales desembarcos de las otras potencias se limitaron a la provisión de víveres, y fueron de duración breve.
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