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viernes, 26 de febrero de 2016

El Plan Cóndor

La violencia del Estado ha sido un elemento importante en la historia política latinoamericana. A lo largo de los últimos doscientos años, los estados de América Latina no han dudado en recurrir a la fuerza para enfrentar amenazas y enemigos internos. Los sables, los garrotes y las balas han caído sobre estudiantes revoltosos, obreros en huelga, campesinos rebeldes, guerrilleros alzados, etc. 

Si miramos hoy en día, desde una perspectiva histórica, América del Sur hacia finales de los años sesenta y setenta, y luego, se analiza la misma región algunos años después, se llega a una conclusión inapelable: esta franja del continente latinoamericano pasó, en general de una fase de fuerte movilización y politización social, con un incremento de partidos y organizaciones revolucionarias, el advenimiento de gobiernos populistas de izquierda o progresistas que proclaman la ruptura con el capitalismo, a un retroceso generalizado del movimiento obrero, una era de violencia política estatal, la destrucción masiva de todos los espacios de expresión y de participación democráticos, la destrucción física e ideológica sin tregua de los militantes y de los movimientos revolucionarios, el establecimiento de modelos económicos capitalistas intervensionistas y/o neoliberales. 

La doctrina de la seguridad nacional jugó un papel predominante como soporte ideológico de las dictaduras del Cono Sur. Dentro de este marco se adelantó el "Plan Cóndor" que llevó a la múltiple y sistemática violación de los derechos humanos en los países en los que se desarrolló.




El Plan Cóndor, implementado en las décadas de 1970 y 1980 por los regímenes dictatoriales del Sur de América, se constituyó en una organización clandestina internacional para ejercer el terrorismo de Estado contra opositores a las mencionadas dictaduras, la mayoría de ellos pertenecientes a movimientos de la izquierda política. Básicamente, era el plan de coordinación de operaciones entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América (Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia; además la operación contó con la cooperación, en mayor o menor medida, de los gobiernos de Perú, Ecuador y Colombia que no habían asistido a la reunión de Santiago en noviembre de 1975) con la CIA de Estados Unidos, en el marco de la “Guerra Fría”, llevada a cabo en las décadas de 1970 y 1980. La operación consistía en lograr el intercambio de información entre los países involucrados sobre supuestos subversivos.

Sus orígenes

Uno de los primeros contactos para iniciar la organización ocurrió a mediados de 1975, cuando viajó a Paraguay el subdirector de la DINA, coronel Mario Jahn, miembro de las Fuerzas Armadas de Chile (FACH). En esa ocasión, invitó al coronel Benito Guanes, jefe del D-2 del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de ese país, a participar en la Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional que se realizó en Santiago de Chile entre el 25 de noviembre y el 1 de diciembre de ese año.

El 25 de noviembre de 1975, fecha oficial de la creación del Plan Cóndor, los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay se reunieron, con Manuel Contreras, el jefe de la DINA (policía secreta chilena). En dicha reunión se habrían establecido las bases organizativas, técnicas y financieras del Plan Cóndor. No obstante, un documento desclasificado de la Agencia Central de Información (CIA) de los EE.UU fechado el 23 de junio de 1976, sitúa el surgimiento del Plan Cóndor un año antes: "a principios de 1974, agentes de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas contra objetivos subversivos".

El 22 de diciembre de 1992, un volumen importante de información sobre la Operación Cóndor salió a la luz, estos archivos recibieron el nombre de “archivos del terror”, en ellos se detalla el destino de miles de latinoamericanos secretamente secuestrados, torturados y asesinados por los servicios de seguridad de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Algunos de estos países han utilizado desde entonces algunas partes de este archivo para procesar a ex oficiales del ejército. Los archivos cuentan 50.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidos y encarcelados 400.000.

Sus objetivos

Comenzaba así una estrategia implementada por las dictaduras sudamericanas a partir del golpe de Estado que derrocó en Chile a Salvador Allende hace ahora justamente 40 años. Este Plan constituiría una red clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado con la cooperación de los Estados Unidos, con el fin de eliminar a la oposición política, principalmente de izquierda. A partir de 1976, la DINA chilena y su homóloga argentina, la SIDE, tomaron el control del Plan. Por aquel entonces la CIA enviaba a sus principales embajadas en Sudamérica la siguiente advertencia: 
"La Operación Cóndor es un esfuerzo cooperativo de inteligencia y seguridad entre muchos países del Cono Sur para combatir el terrorismo y la subversión".
Aunque muchos de los gobiernos implicados negaron la existencia del Plan Cóndor, los documentos desclasificados de la CIA indican lo contrario

La intención era reprimir y perseguir a todo el que hacía oposición política a los regímenes dictactoriales del Cono Sur, es decir, eliminar a enemigos políticos para de esta manera instalar políticas neoliberales. El principal objetivo era luchar contra el comunismo y evitar su expansión en la región. 


A través de operativos de inteligencia o de las fuerzas armadas de los distintos países participantes. Se desplazaban libremente en el territorio de los otros, para secuestrar, desaparecer o asesinar a sus conciudadanos.

Sus operaciones

Una de las características más impresionantes de esta operación fue el desarrollo de un nivel de colaboración que no tenía precedente en América Latina. Esta organización funcionaba de manera transnacional y extraterritorial, lo que permitía que agentes de inteligencia de un país operaran libremente dentro de las fronteras de otro. El Plan Cóndor fue, además, una operación multinacional. En los centros clandestinos de detención y tortura —como el tristemente famoso “Automotores Orletti”, en Buenos Aires— no había limitaciones nacionales, pues se interrogaba y torturaba a brasileños, uruguayos, chilenos y/o argentinos. 

El periodista e investigador estadounidense Cristopher Hitchens considera también que el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, fue el ideólogo de esa acción represiva, al permitir que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), diera instrucciones al jefe de la DINA y usara la Escuela de las Américas para ello.

El gobierno de Estados Unidos no se limitó a entrenar torturadores, ya que varias agencias y ramas del Estado norteamericano "colaboraron activamente" con el Plan Cóndor. De acuerdo con la autora J. Patrice McSherry, autora del libro Predatory States: Operation Condor and Covert War in Latin America (2005). —que ha sido traducida al castellano como ”Los estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encubierta en América Latina” (2009, dirigentes políticos estadounidenses de alto nivel —entre ellos Henry Kissinger— consideraron a la mencionada Operación como “un arma eficaz para la cruzada anticomunista en el hemisferio”

Se dice que otros países como Perú, Ecuador y Colombia (con la organización paramilitar colombiana conocida como Alianza Americana Anticomunista), participaron en esta operación, de acuerdo con lo revelado por los archivos del terror.

Según los llamados archivos del terror, descubiertos por el abogado Martín Almada en Paraguay en 1992, el plan Cóndor dejó un saldo de 50 mil muertos, alrededor de 30 mil desaparecidos y 400 mil presos.

A estos resultados se les suma las torturas, el traslado de detenidos a otros países y el constante seguimiento y vigilancia a los enemigos políticos.

El general Alfredo Stroessner llevaba ya una década en el poder en Paraguay,-desde 1954- cuando los militares brasileños derrocaron al gobierno democrático y popular de João Goulart, en 1964. Después de una serie de golpes de Estado en Bolivia llegó al poder el general Hugo Bánzer en 1971 luego de derrocar al socialista Juan José Torres, también con ayuda norteamericana. El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet y la Junta Militar, con el apoyo y las instrucciones de la CIA estadounidense, derrocaron al presidente Salvador Allende, quien murió en la casa gubernamental bajo bombardeo.

Coincidiendo con el plan general de “ajustar” el Cono Sur, donde crecían movimientos populares de envergadura, también en 1973, se instaló la dictadura cívico-militar en Uruguay y sólo tres años después, el 24 de marzo de 1976, una Junta Militar, presidida por el general Jorge Rafael Videla, tomó el poder en Argentina derrocando a Isabel Martínez de Perón (ver más), bajo cuyo gobierno ya había comenzado a actuar la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) en una coordinación criminal, con la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.

Los opositores huían a los países vecinos creyendo que allí estaban seguros y no era así”, explicó la abogada querellante Alcira Ríos, que trabajó ya en la primera causa por el Plan Cóndor, abierta a finales de los años 90. “Este juicio tiene una importancia fundamental porque demostrará que hubo una asociación ilícita de las dictaduras suramericanas para detener y hacer desaparecer a opositores políticos”, manifestó la jurista.

Un documento desclasificado de la CIA del 23 de junio de 1976 explica el surgimiento de este plan: “a principios de 1974, agentes de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas contra objetivos subversivos”. Luego se integrarían Brasil, Perú y Ecuador.


Argentina fue el epicentro del operativo, y el país donde la represión contra nacionales y extranjeros alcanzó mayores dimensiones, con 30 mil desaparecidos según algunos organismos de derechos humanos. Posteriores gobiernos indemnizaron a los familiares de 16 mil desaparecidos.

En Chile, el ex dictador Augusto Pinochet —quien se jactaba de que no se movía una hoja en Chile sin que él lo supiera— nunca admitió su participación en este plan, aunque colaboradores cercanos reconocieron su responsabilidad política al albergar en Chile en noviembre de 1975 una de las primeras reuniones de coordinación para la ejecución del plan.

Por los archivos desclasificados de la CIA, se supo que Manuel Contreras, jefe de la DINA en Chile, fue invitado en 1975 al cuartel General de la CIA en Langley Virginia, por 15 días. Después de esa visita, Contreras aparece como "creador" de la Operación Cóndor. El periodista e investigador Cristopher Hitchens vincula a Henry Kissinger como el ideólogo de dicha operación. El asesinato del general chileno Carlos Prats en Argentina y del ex ministro del gobierno de Salvador Allende, Orlando Letelier en Estados Unidos (Ver más), fueron partes de la operación mientras que Bernardo Leighton escapó justo de una tentativa de asesinato en Roma, organizada por el terrorista italiano Stefano Delle Chiaie, quien era un miembro de la Operación Gladio. Quien accionó la ametralladora que hirió gravemente a Bernardo Leighton y a su esposa, fue el terrorista de origen cubano Orlando Bosch Ávila, implicado con Luis Posada Carriles en el sabotaje con una bomba de C4 de un avión de la Cubana de Aviación, que estalló frente a las costas de Barbados en 1976 (murieron 73 personas). Los agentes de la Operación Cóndor actuaron tanto en países de América Latina como en Estados Unidos y Europa. En Madrid intentaron secuestrar a líderes del MIR chileno mientras que en Roma operaron contra disidente políticos argentinos.

En Bolivia, el ex general Hugo Banzer, presidente de facto entre 1971-1978, fue sindicado de haber coordinado la lucha antiizquierdista, principalmente con sus pares de Chile y Argentina, aunque él oficialmente negó cualquier relación o vinculación.

En Paraguay, los “Archivos del terror” encontrados cerca de Asunción en 1992 muestran la participación de la dictadura paraguaya en el plan. “Brasil tuvo un papel poco conocido, pero activo, en la Operación Cóndor”, según la Comisión de la Verdad instalada en 2012 para investigar las denuncias por la presidenta Dilma Rousseff, una exguerrillera detenida y torturada por la dictadura militar (1964-85).

En Uruguay, coincidentemente a la década de los 70, de acuerdo a los procedimientos habituales de las dictaduras del Cono Sur en su declaración de gobernantes de facto, Juan María Bordaberry se autonomino dictador prohibiendo al resto de los partidos políticos su existencia. En este país el golpe de estado se dio en el año 1973 y perduró hasta 1985, período en el que se asesinó, torturó, encarceló, secuestró y desapareció a una gran cantidad de personas, bajo el argumento de la lucha contra la "subversión". Previo a 1973, ya existían agentes de la CIA asesorando a las fuerzas de seguridad uruguayas, cuyo ejemplo más conocido fue Dan Mitrione, (asesinado por la guerrilla tupamara en 1972) quien también enseñó métodos de tortura para los comandantes militares sudamericanos en la "Escuela de las Américas" situada en Panamá. (Por más información sobre este aspecto ver el film Estado de sitio del director griego Costa-Gavras). En relación a su población, Uruguay fue el país que tuvo mayor número de presos políticos durante la Operación Cóndor. La CNT del Uruguay (Central Nacional de Trabajadores) mantuvo una huelga general por varias semanas a raíz del golpe de Estado. En este país, en ninguno de los juicios por violaciones de los derechos humanos en la última dictadura hubo procesados por haber participado en el Plan Cóndor, aunque sí hay condenados por asesinatos ejecutados en el marco del plan. Durante la dictadura uruguaya desaparecieron unos 200 opositores, en su mayoría en Argentina, en el marco del Plan Cóndor.


Un informe estadounidense, en el que se basa la acusación en el caso del fiscal italiano Giancarlo Capaldo, precisa que Perú y Ecuador se convirtieron también en miembros de este plan. Los imputados son 32 antiguos miembros de juntas militares de Latinoamérica. Entre ellos hay uno de Bolivia, cuatro de Perú, 11 de Chile y 16 de Uruguay, quienes se han negado a participar, a excepción del uruguayo Jorge Néstor Troccoli. Cuatro décadas después de los atropellos, la justicia italiana inició un proceso contra integrantes de las dictaduras latinoamericanas por la muerte de unos 20 italianos víctimas de la llamada Operación Cóndor

Ecuador comenzó a participar en el Plan Cóndor a partir de 1978, según este informe entregado por el Archivo de Seguridad Nacional de EE.UU. al juez Baltasar Garzón en agosto de 1999, consta que Ecuador "aceptó participar en la Operación Cóndor". La responsabilidad de tales actividades descansaba en el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Ecuador, el que distribuía tareas de información, telecomunicaciones y guerra psicológica entre las diferentes ramas del Ejército. El documento señala también la oferta de entrenamiento que el Ejército de Chile había sugerido al ecuatoriano. El ex Comandante General del Ejército, José Gallardo Román, siempre ha asegurado que Ecuador nunca formó parte de esa estrategia. Para el ex ministro de Defensa jamás se siguieron las directrices del Plan: "Los hechos hablan solos, en nuestros gobiernos militares no hubo la represión de otros países".

Sin embargo, la presencia en Ecuador del ex General argentino Guillermo Suárez Mason en misiones de la CIA, evidencian los lazos entre las diferentes dictaduras y la incorporación del país al Plan Cóndor. Suárez Mason fue una importante figura de la dictadura argentina, de la Liga Anticomunista Mundial y un agente privilegiado de la CIA, convirtiéndose en uno de los mayores criminales de su país y de la región. Nunca tuvo un solo gesto de arrepentimiento y admitió firmar "entre 50 y 100 sentencias de muerte por día durante mucho tiempo", según consta en archivos desclasificados por el gobierno de EE.UU. Para Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, no existe ningún tipo de dudas.

Francisco Morales Bermúdez, presidente del Perú entre 1975 y 1980 incluido en el proceso, niega su apoyo al plan, pero casos como el secuestro y desaparición en Lima de tres argentinos del Movimiento Peronista Montonero parecen indicar lo contrario.

En una nota firmada por Morales Bermúdez publicada en “El Comercio” el 28 de agosto de 2015 expresa que:
“Como gobernante del Perú de 1975 a 1980, debo exponer que nuestro país no formó parte de la denominada Operación Cóndor. Países como Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil la conformaron en las décadas de 1970 y 1980 con la finalidad de eliminar elementos subversivos que buscaban sacar del poder a los gobiernos militares. El Plan Cóndor fue una realidad que la historia muestra con crudeza, pues se cometieron, de forma sistemática, delitos como desapariciones forzadas, torturas y asesinatos, para asegurar la permanencia en el poder de mandos militares. En cambio, las características del gobierno militar del Perú eran muy distintas a las de los gobiernos cuyos países pertenecieron a dicho plan. La Segunda Fase del gobierno militar peruano se caracterizó, con errores, omisiones y rectificaciones, por orientarse decididamente y de manera programática a volver a la democracia. Por ello, existió una distancia diametralmente opuesta entre el Gobierno del Perú y aquellos mencionados regímenes del cono sur.”
Entre los elementos que probarían que Perú no participó de la operación cita, por ejemplo, la sentencia “Caso Gelman versus Uruguay”, emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en febrero del 2011 refiere la detención ilegal y arbitraria, tortura y desaparición forzada cometida por agentes estatales paraguayos a partir de 1973. En la página 23 de la sentencia se menciona que la Operación Cóndor fue formada por las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil. No incluye al Perú dentro del plan.

También menciona la última sentencia dictada contra Rafael Videla en Argentina, se recuerda a los integrantes del Plan Cóndor, entre los que destacan Argentina, Uruguay y Chile. No se hace referencia al Perú, ni a su gobierno.


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Fuentes:
laprensa.peru.com
rpp.pe
telesurtv.net
elcomercio.pe
lavanguardia.com
la-razon.com
memoriaabierta.org.ar
rebelion.org
ecured.cu
caio.uy.over-blog.com
revistas.pucp.edu.pe


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