Belice se localiza en América Central, ribereño del Mar Caribe; limita con México al norte y con Guatemala al oeste y al sur; al este el Golfo de Honduras lo separa de Honduras por 75 Km. de distancia en el punto más cercano entre las dos naciones. Además de que Belice es el nombre del país, el principal río y la ciudad y puerto más grande también llevan ese nombre.
Tomando en cuenta la geografía local y las manifestaciones culturales prehispánicas, se pueden definir tres zonas: Belice central, que incluye el Distrito de Cayo y las Montañas Mayas; el Norte de Belice, definido por la Bahía de Chetumal y el Distrito Orange Walk; y el Sur de Belice, que incluye el Distrito Toledo y la costa del Golfo de Honduras. La costa de Belice es un importante destino turístico por poseer la barrera de arrecife más grande de todo el hemisferio occidental, la cual se extiende por 298km. La Belize Barrier Reef Reserve System (BBRRS) fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en 1996, e incluye las reservas de Bacalar Chico, Blue Hole, Half Moon Caye, South Water Caye, Glover’s Reef, Laughing Bird Caye y Sapodilla Cayes. También son importantes los atolones de Turneffe Island y Lighthouse Reef. En total contiene más de 450 cayos de arena y mangle, los cuales contienen formaciones de distintos tipos de coral y por lo tanto un único ecosistema marino, con muchas especies de peces, tiburones, tortugas, moluscos, crustáceos y otros animales marinos. Destaca el Blue Hole, un gran sumidero o "agujero azul" de la costa de Belice. Se encuentra cerca del centro del arrecife Lighthouse, un pequeño atolón ubicado a 100 kilómetros de la costa continental y la Ciudad de Belice. El agujero es de forma circular, y cuenta con más de 300 metros de ancho y 123 metros de profundidad. Se formó como un sistema de cuevas de piedra caliza durante el último período glacial, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos. Como el mar comenzó a subir de nuevo, las cuevas se inundaron, y el techo se derrumbó. Se cree que es el fenómeno más grande del mundo en su género. El Gran Agujero Azul es parte del Sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife de Belice, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La región perteneció al imperio y civilización Maya que pobló Mesoamérica hasta la llegada de los conquistadores españoles; en su territorio, incluido el sur de México y Guatemala, se asentaron los itzaes. La presencia de los primeros habitantes de Belice es testimoniada por los vestigios arqueológicos en las ciudades de Lubaantún y Altun Ha. Los más antiguos restos arqueológicos encontrados se remontan al período preclásico (1500 a.c. - 300 d.c.), entre ellos las cerámicas del yacimiento de Barton Ramie. Durante el período clásico (300 d.c. - 900 d.c.), los mayas construyeron pequeños poblados en las llanuras aluviales y en las faldas de las colinas, edificando, a un nivel más alto, templos y palacios.
También se han encontrado restos de tumbas y centros ceremoniales, con pirámides y campos para el juego de pelota, así como algunos pocos ejemplos del período posclásico.
La ocupación inglesa
En 1502 Colón navegó hacia la bahía y la denominó Bahía de Honduras; en esa época España era nominalmente la potencia colonial de la región, cuyos derechos de conquista y posesión, como descubridora, se apoyaban en la bula inter Caétera de 1493, del Papa Alejandro VI, que establecía un meridiano al oeste del cual todas las tierras «halladas y por hallar» pertenecerían a los reyes de Castilla y León.
Pedro de Alvarado, lugarteniente de Hernán Cortés, obtuvo de Carlos V el título de Capitán General de Guatemala (hoy Honduras, El Salvador y Guatemala) el 27 de diciembre de 1527, constituyendo la Capitanía General de Guatemala, dependiente del Virreinato de la Nueva España.
Los Estados actuales de Costa Rica, Nicaragua y Panamá quedaron comprendidos en la Audiencia de Panamá en 1538. El 13 de septiembre de 1543 se creó la Audiencia y Cancillería Real de Santiago de Guatemala, conocida simplemente como Audiencia de Guatemala o Audiencia de los Confines, suprimiéndose la de Panamá, comprendiendo las provincias de Tabasco, Soconusco, Yucatán, Cozumel, Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Veragua y Panamá. La sede de la Audiencia estuvo en Concepción de Comayagua, Honduras, anteriormente Nueva Valladolid.
En 1544 la Audiencia de Guatemala se trasladó a Gracias a Dios (Honduras), en 1549 a Guatemala y en 1565 a Panamá, cuando se suprimió la Audiencia de los Confines, quedando su jurisdicción reducida a las provincias de Veragua, Nicaragua y Honduras. El resto de los territorios de la Audiencia de los Confines pasaron a la Real Audiencia de México.
El 3 de marzo de 1570 la Audiencia de Panamá vuelve a establecerse en Guatemala con la jurisdicción que tenía en 1549, salvo Yucatán que pasó a depender definitivamente de la Audiencia de México hasta la independencia. En 1573 la Capitanía General de Guatemala se constituyó con la jurisdicción de la Audiencia.
El descuido del territorio, despoblado y poco atendido por el Virreinato de la Nueva España, aunado a la debilidad del poderío naval español como consecuencia del descubrimiento de América, el esfuerzo por poblar la tierra descubierta, las incesantes guerras y la ineptitud de los sucesores de Felipe II, fue aprovechado por Inglaterra que decidió utilizar estas tierras como escondite de piratas, corsarios y bucaneros, cuyas actividades eran apoyadas en los siglos XVI y XVII por la corona inglesa, al considerarlas al servicio de la corona. La costa fue utilizada como refugio por los piratas ingleses hasta mediados del siglo dieciocho.
El interés de Inglaterra por las maderas preciosas, lo impulsó a colonizar la región; leñadores y contingentes de familias inglesas penetraron en la zona en 1638 con el fin de poblar y fundar explotaciones forestales, no sin encontrar resistencia por parte de poblaciones indígenas y de españoles que venían desde Guatemala. Estos enfrentamientos se sucedieron hasta el siglo XVIII.
En 1660 el pirata inglés Bartholomew Sharpe hizo de Belice su base y empezó a comerciar madera con Inglaterra. Con el fin de neutralizar las acciones de los guardacostas españoles que combatían el contrabando, mediante el decomiso de las mercancías de buques ingleses que comerciaban ilegalmente con las posesiones españolas en América, lo que ocasionaba quejas y protestas del gobierno inglés, fue firmado el Tratado de Paz de Madrid, por el que se extiende a los ingleses los privilegios concedidos en América a los holandeses por el Tratado de Münster.
Tres años después, mediante el Tratado de Madrid, Inglaterra y España se comprometen, en su artículo tercero, a suspender y abstenerse de todo robo, presa, lesión, injurias y daños, por tierra o mar, en cualquier parte del mundo; poner un alto a la piratería, por lo que los piratas, ya conocidos como “Baymen” (ingleses y escoceses), se vieron obligados a dedicarse a nuevos oficios; España reconoce la soberanía británica sobre los territorios que a la fecha estuviesen poseídos por súbditos ingleses en América e Indias Occidentales y, a su vez, en cuanto a Belice, Inglaterra promete no pretender más tierras americanas.
La posición británica se fundamenta en este acuerdo, al interpretar que los súbditos británicos cortadores de palo de tinte “poseían efectivamente” el territorio que explotaban. Sin embargo, esa posesión no implicaba la ocupación, administración, dominación o poder público por parte de la potencia ocupante, por lo que no era una “posesión efectiva”, y por ende en Belice no se ejercía la soberanía inglesa.
En Belice, autoridades españolas de Yucatán realizaban operaciones sucesivas de castigo contra los cortadores de palo de tinte, destacando entre ellas las de 1717, cuando fuerzas españolas desde el Petén, al mando del Mariscal Antonio Figueroa y Silva Lazo de la Vega Ladrón del Niño Guevara, gobernador de la península, expulsaron a los ingleses del territorio, culminando en la batalla de Bacalar en 1733.
Las acciones españolas en contra del comercio del palo de tinte hacia necesario la conclusión de acuerdos ya no en el ámbito comercial, sino en materia de explotación y comercialización del producto por parte de los ingleses. De esta manera, en 1763, durante el reinado de Carlos III, fue firmado el Tratado de París, que pone término a la guerra denominada de los Siete Años, por el que España recupera Filipinas y Cuba y permite a Inglaterra el corte de madera en la Bahía de Honduras, lo cual es el reconocimiento expreso inglés de la soberanía española en ese territorio.
El 16 de junio de 1779 España declaró la guerra a Gran Bretaña, alegando, entre otras causas, los desmanes y excesos cometidos en la Bahía de Honduras. Los ingleses pierden posesiones en América del Norte (Mobila y Pensacola, capital de Florida), en las Antillas y en América Central.
El 20 de enero de 1783 se firmaron los preliminares de paz; uno de los puntos más complicados fue el de los establecimientos ingleses en Belice. El artículo IV establece:
“Su Majestad Católica no permitirá en lo venidero que los vasallos de Su Majestad Británica sean inquietados o molestados bajo ningún pretexto en su ocupación de cortar y transportar el palo de tinte o campeche en un distrito cuyos límites se fijarán y, para este efecto, podrán fabricar sin impedimento y ocupar sin interrupción las casas y almacenes que fueren necesarios para ellos, para sus familias y para sus efectos, en el paraje que se concertará, ya sea por el tratado definitivo o seis meses después del canje de las ratificaciones, y Su Majestad Católica le asegura por este artículo el entero goce de lo que queda arriba estipulado; bien entendido que estas estipulaciones no se consideran como derogatorias en nada del derecho de su soberanía”.
Luego de extensas conversaciones entre los plenipotenciarios, fue firmado el Tratado definitivo de paz en Versalles, en el que se proclama la soberanía española sobre el territorio, delimita las actividades de los colonos británicos al establecer como límite de la concesión para la explotación del llamado Palo de Tinte un área de 4,804 kilómetros cuadrados, ubicada entre los ríos Hondo y Belice.
En Europa se notaba la perspectiva de una paz duradera. España estaba interesada en complacer a Inglaterra esperando como compensación la devolución del Peñón de Gibraltar. Fue así que dos años después, se amplió la concesión mediante la Convención de Londres de 1786, cuyas características podrían resumirse en la reiteración de la soberanía española sobre el territorio y la ampliación de los derechos, no posesión, a los británicos, lo que se manifiesta en la extensión de los límites permitidos, libertad de cortar no solamente el palo de tinte sino cualquier otra madera, aprovechamiento de cualquier otro fruto o producción de la tierra en su estado natural y sin cultivo y derecho de ocupar la isla de Casina o St. George Key o Cayo Casina. Por la Convención se conceden 1,884 kilómetros cuadrados más de territorio, para llegar hasta el Río Sibún o Laguna Manate, al sur del Río Belice, que pertenecía en esa época a la Gobernación de Yucatán, Virreinato de la Nueva España. El permiso para explotar las riquezas de la selva comprendía una extensión total de 6,688 kilómetros cuadrados, con límites entre el Río Hondo por el norte y el Río Sibún por el sur.
No obstante que en el artículo 7 se prohíbe a los habitantes extranjeros (británicos) en el territorio la formación de un sistema de gobierno militar o civil, en 1787 llegó a Belice el primer superintendente inglés, Coronel Eduardo Marcos Despard, con el fin de establecer un gobierno y organizar la administración de justicia. A pesar de la prohibición de realizar ciertos cultivos, en marzo de 1789 el gobernador español permitió a cada residente sembrar hortalizas, legumbres, papas, maíz para su consumo. A esto debemos agregar que en 1790 Belice ya estaba fortificado, contrariando también los acuerdos previos.
En 1796 Europa se sumió en las guerras napoleónicas; las posesiones españolas en América fueron expuestas al ataque británico; Londres conquistó la Antilla francesa, en 1794; el cabo Holandés, en 1795, y la Trinidad española en 1797, el Reino Unido se fortalecía cada vez más como potencia naval, en contra del debilitamiento de Francia, España y la República Bátava, constituida por Bélgica y Holanda. España e Inglaterra se declararon la guerra en 1796.
Los choques armados entre españoles e ingleses culminaron en la Batalla de Cayo Saint George, el 10 de septiembre de 1798, cuando los colonos, apoyados por la corbeta inglesa Merlín, y habiendo fortificado debidamente la isla Cayo de San Jorge, sostuvieron una decidida resistencia contra las fuerzas españolas, que se vieron obligadas a retirarse a Campeche. La armada española fue derrotada, iniciándose el dominio abierto inglés en el territorio continental de Centroamérica, el cuál duraría 183 años.
Al término de la guerra de España y Francia contra Inglaterra, durante el reinado español de Carlos IV, fue suscrito el Tratado de paz de Amiens, el 25 de marzo de 1802, por el cual España pierde la isla de Trinidad, en tanto que Inglaterra se compromete a devolver a España todas las posesiones que hubiera ocupado durante la guerra, a excepción del emplazamiento entre los ríos Hondo y Sibún, al amparo de los tratados firmados.
El Tratado de Amiens sólo aseguró la paz por poco más de un año, de marzo de 1802 a mayo de 1803, cuando comienza la incertidumbre de una nueva guerra. En el establecimiento de Belice continuaban los preparativos contra España. Los leñadores solicitaron en reiteradas oportunidades protección a las autoridades de Jamaica ante la posibilidad de acciones que podrían ejercer los guardacostas españoles con los cargamentos de caoba.
El gobierno británico en repetidas ocasiones señaló que Belice no constituía parte de sus dominios. En 1805 el Vizconde de Castlereagh reconoció que el establecimiento en Belice quedaba dentro de territorio y jurisdicción extraña a la Gran Bretaña. Dos años después, en 1807, el Gobierno inglés prohibió el comercio de esclavos en dicha zona. El tratado de paz del 14 de enero de 1809 nada estipula sobre Belice.
Por el Tratado de Amistad y Comercio del 24 de agosto de 1814, España e Inglaterra renuevan la vigencia de los acuerdos de 1783 y 1786, con todas las restricciones. Los límites establecidos para Belice fueron respetados tanto por ambos países. El 3 de julio de 1816 el gobierno inglés decomisó un cargamento de madera por haber sido cortado fuera del límite estipulado para Belice. Hasta ese momento Inglaterra reconocía la soberanía española sobre la región.
El Parlamento Inglés reconoció en dos oportunidades, 1817 y 1819, que Belice no estaba en los límites y dominios de su Majestad Británica.
Indepencencia de Guatemala
Cuando se fijaron las fronteras de los territorios de la Real Audiencia y Capitanía General de Guatemala con el virreinato de la Nueva España, Belice quedó circunscrito a la región de La Verapaz, bajo la jurisdicción de la Alcaldía Mayor de Verapaz, región Norte de Guatemala.
El 15 de septiembre de 1821 la Capitanía General de Guatemala se independizó del Reino de España y, con base en el principio del uti possidetis iure, se convirtió en heredera de los intereses y los derechos que la corona mantenía en la Capitanía, que comprendía el territorio de Belice. En esas fechas los ingleses aún no se extendían hacia el sur y no se habían establecido fuera de las fronteras acordadas con España, no obstante que ya incursionaban en los cortes de madera más allá del Río Sibún.
En julio de 1823, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica (que se unió en 1824) formaron las Provincias Unidas del Centro de América. Paralelamente a la unión de los países del Istmo, Gran Bretaña avanzaba sobre el territorio guatemalteco. En la primera Constitución del Estado de la Federación de Centro América de 1825, figura la provincia de Verapaz con costa sobre el Golfo de Honduras, al sur del Río Sibún, y a ella pertenecía Belice.
La federación centroamericana terminó en 1839, y en la primera Constitución de la República de Guatemala, separada de la federación centroamericana, de 1843 se señala que “El Estado comprende los antiguos departamentos de Verapaz, Chiquimula, Sacatepéquez y Guatemala, y también los departamentos de Los Altos (incorporado al Estado por decreto de la Asamblea Nacional Constituyente del 13 de agosto de 1840)”, en dicha Constitución figura la Verapaz con costa sobre el Golfo de Honduras, que corresponde a la parte sur del territorio de Belice.
En 1840 Inglaterra estableció en Belice un Consejo Ejecutivo; en 1854 se decretó la primera Constitución para Belice y una Asamblea Legislativa exclusiva para ingleses, la que no permitía el acceso a los nativos de origen maya o negro; en 1859 formó la British Honduras Company y en 1862 convirtió a la región en colonia de la British Honduras Company, poniendo al frente del gobierno a un teniente gobernador que dependió de Jamaica hasta 1884, en que la colonia pasó a ser gobernada autónomamente. Inglaterra estableció un gobierno en todo el territorio ocupado en 1868 y en 1871 Honduras Británicas fue declarada colonia de la corona inglesa.
Delimitación territorial
Los límites entre Guatemala y Honduras Británicas quedaron fijados en la Convención de Límites del 30 de abril de 1859 firmada entre Guatemala y Reino Unido. Esta Convención fue ratificada por el presidente guatemalteco al día siguiente. La frontera en la Bahía de Honduras se iniciaría en la boca del Río Sartoon, en la Bahía de Honduras y correría a lo largo del río por su punto medio hasta los Raudales de Gracias a Dios, de donde giraría a la derecha, hacia el norte, continuando en línea recta hasta los raudales de Garbutt, en el Río Belice, y desde ahí hacia el norte, derecho, hasta donde toca con la frontera mexicana. El territorio ubicado al norte y al este de la citada línea de límites pertenecería a Inglaterra y el territorio al sur y oeste de la misma pertenecería a Guatemala. De hecho esta Convención cedió territorio guatemalteco a Inglaterra ya que una limitación únicamente se da cuando existen dos soberanías yuxtapuestas y no era el caso en Belice, en la que existía permisos para la presencia de leñadores británicos pero la soberanía residía primeramente en España y luego, por el principio de uti possidetis iure, a Guatemala.
En 1884 el gobierno de Guatemala denunció la Convención y exigió la reincorporación del territorio de Belice; la denuncia fue ratificada por el Congreso de la República en 1946.
Reclamaciones guatemaltecas
En 1933 Inglaterra exigió a Guatemala concluir con la demarcación de la frontera. Ante ello, el gobierno guatemalteco propuso la devolución de la comarca a cambio de 400 mil libras; si ello no era aceptado, Inglaterra podría comprarla por el mismo precio, pero sin incluir la parte sur, que corresponde al territorio de la Verapaz, así como los cayos de Zapotillo. Esta propuesta fue rechazada.
Cuatro años después, Guatemala propuso acudir a un arbitraje. En 1938 los ingleses declararon que no tenían obligación pendiente con Guatemala y consideraban como frontera la que ellos habían definido. El gobierno guatemalteco editó el llamado Libro Blanco, que es el compendio histórico de la controversia.
La Constitución guatemalteca de 1945 (derogada por el golpe de estado de 1982) estableció que Belice era parte del territorio guatemalteco y en 1946 el Congreso declaró la caducidad del tratado de límites e hizo la denuncia internacional. Ese año, Inglaterra respondió que de acuerdo con el artículo 36 de la Carta de las Naciones Unidas, la controversia debería ser sometida a la Corte Internacional de Justicia, situación que fue aceptada, bajo el entendido de que se planteara de acuerdo con la modalidad de equidad, que analizaría aspectos jurídicos e históricos, lo que fue rechazado por Inglaterra.
En la Declaración de principios de convivencia centroamericana, firmada en Guatemala el 24 de agosto de 1945 por representantes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, se rechaza la supervivencia del coloniaje en América y se expresa que el territorio de Belice es parte integrante de Guatemala.
Con base en el mandado establecido en la Resolución XXXIII de la IX Conferencia Internacional Americana celebrada en abril de 1948, la Comisión Americana de Territorios Dependientes reunida en La Habana en 1949, redactó una lista de colonias o territorios coloniales, a saber: Groenlandia; Antillas francesas; las Guayanas francesa, británica y holandesa; Isla de Clipperton, Antillas holandesas, Antillas menores británicas, Bahamas, Barbados, Jamaica y dependencias y Trinidad y Tobago; así como los territorios ocupados: Belice, Islas Malvinas, Islas Georgia y Sandwich del Sur y la Antártida argentina.
Independencia de Belize
En 1961 Belice adoptó un sistema ministerial de gobierno y en 1964 conquistó la autonomía interna; fue promulgada la Constitución por la que se crea una Asamblea Legislativa de 18 miembros electos y 6 representantes oficiales; siete miembros electos formaban una especie de Ministerios, con un Primer Ministro que cumplía las funciones del anterior Gobernador.
Al anunciarse la futura independencia de Belice, en 1963, Guatemala anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Reino Unido, las cuales se reanudaron 23 años después, en diciembre de 1986.
Una comisión de arbitraje estadounidense propuso en 1968 que Inglaterra y Guatemala reconocieran la independencia de Honduras Británicas, que a partir del 1º de junio de 1973 pasó a llamarse Belice. En enero de 1972 Inglaterra realizó pruebas militares en las proximidades de Belice, en lo que se interpretó como el deseo de dejar constancia de su soberanía sobre ese territorio.
El 11 de marzo de 1981 el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Rafael Castillo Valdés y el Primer Ministro de Belice, George Price, firmaron en Londres las Bases de Entendimiento para lograr el arreglo negociado y definitivo de la controversia. El acuerdo consta de 16 puntos para la futura independencia de Belice a cambio de algunas concesiones al régimen guatemalteco, como el libre y permanente acceso al Océano Atlántico, la exploración conjunta del fondo marino, la construcción de oleoductos y un convenio "antisubversivo".
La Constitución de Belice, promulgada el 20 de septiembre de 1981, reconoce que los límites de su territorio son los prescritos en la Convención de Límites de 1859. Un día después, el 21 de septiembre, Belice proclama su independencia en el marco de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth): el monarca británico sigue siendo el Jefe de Estado constitucional representado por el gobernador general, que debe ser belicense. Unas 1,800 tropas británicas permanecieron en el lugar para asegurar el respeto de las fronteras.
En septiembre de 1991 Guatemala reconoció a Belice como Estado independiente y a su pueblo el derecho de autodeterminación, pero nunca renunció al diferendo territorial, toda vez que, sostiene, no existe documento alguno que reconozca la existencia de una frontera. Este reconocimiento permitió a las tropas inglesas iniciar su retirada en 1994 y la concesión a Guatemala de libre acceso al golfo de Honduras.
En 1995, la Ministra de Relaciones Exteriores, Maritza Ruiz de Vielman, envió a la ONU una reserva, en la que se reconoce la independencia y el derecho a la autodeterminación de Belice, más no su territorio, porque Guatemala no había resuelto su reclamo al diferendo territorial.
En 1996 la Corte de Constitucionalidad de Guatemala emitió un fallo en el que señaló que la ratificación de la Convención de Límites de 1859 por parte del ejecutivo guatemalteco, violó la Constitución vigente en ese entonces, ya que únicamente le permitía firmar acuerdos de alianza, amistad y comercio. Un año después, la Corte resolvió declarar nulo el convenio de 1859, por incumplimiento; por consiguiente, Guatemala presentó un reclamo para que se le restituyera el territorio, que según su visión, le estaba siendo usurpado.
En octubre de 1999 Guatemala hizo llegar al gobierno de Belice el planteamiento de someter el caso a una instancia internacional, arbitraje o decisión judicial, a fin de encontrar una solución definitiva, al reclamo guatemalteco: devolución de la comarca que formó parte de la provincia de La Verapaz.
Guatemala reclama a Belice la devolución de 12,272 kilómetros cuadrados, —más de la mitad de su territorio de 22,965 kilómetros cuadrados,— de una franja territorial sin demarcar que considera suya, así como varios cayos y una salida al Mar Caribe. Belice rechaza el pedido y argumenta que ese territorio le corresponde y está delimitado por su Constitución, aprobada en 1981, cuando el país se independizó de Gran Bretaña.
Guatemala ha mantenido constantemente sus reivindicaciones sobre el territorio de Belice, primero sobre la parte meridional y luego sobre la totalidad del mismo, al sostener que había heredado de la corona española la soberanía, por lo que no reconocía la frontera entre Guatemala y Belice.
Por otra parte, Belice es un país soberano e independiente, con territorio claramente definido en la Constitución y reconocido por la comunidad internacional, las Naciones Unidas, la OEA y los países de todo el mundo. Esto a Guatemala le parece injusto, ya que no se toman en cuenta antecedentes históricos. Por esta razón, Belice está de acuerdo en facilitar a Guatemala la entrada a sus puertos que tienen salida al mar pero no están dispuestos a negociar su territorio. Siguen registrándose incidentes entre ambos países y un enfrentamiento a gran escala continúa latente.
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