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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sumeria, la primer civilización

Entre los ríos Tigris y Éufrates se extiende un amplio y fértil valle que reúne más prerrogativas que ningún otro lugar del orbe para ser considerado cuna de la civilización. Al sur de esta alargada cuenca, los sumerios, decididos y emprendedores comenzaron a levantar las primeras ciudades del mundo hace más de 5.000 años. Asimismo idearon un sistema de escritura, descubrieron el bronce y fueron quienes primeramente utilizaron la rueda en sus vehículos. Conscientes de la fuerza de su magna organización y del valor de las aguas que habían de defender, los primeros pobladores del valle sostuvieron las guerras más antiguas de la historia, completamente diferentes de las simples escaramuzas tribales.


El territorio colonizado por los sumerios era conocido por los griegos, como Mesopotamia, "país entre dos ríos". Posteriormente el nombre se aplicó a toda la longitud del valle que siglos más tarde acogería también a los acadios, babilonios y asirios. Estos pueblos llegaron como conquistadores, pero absorbieron paulatinamente gran parte de la civilización de sus predecesores y la añadieron a sus propios conocimientos de arquitectura, escultura, astronomía, matemáticas y medicina. Estos pueblos sobrevivieron durante más de 3.000 años, hasta que la conquista de Babilonia por los persas en el 539 a.C. convirtió a Mesopotamia en parte de un vasto imperio. Actualmente los árabes de los pantanos, en el delta del Éufrates, viven en chozas de paja poco diferentes de las construidas en la antigüedad.

El Tigris y el Éufrates siguen un curso tortuoso del noroeste al sudoeste, atravesando el moderno Irak en su camino hacia el Golfo Pérsico. A amplios lados del amplio valle se extienden enormes desiertos. Pero hace unos 10.000 años, antes de que los glaciares se retiraran al final de la última Edad del Hielo, el valle estaba bordeado por pastizales que sustentaban al ganado y a los cazadores nómadas.

A medida que se fundían los casquetes helados, el clima se iba haciendo más seco y las praderas se convertían en desiertos. Sin embargo, los dos ríos se desbordaban anualmente y depositaban sus lodos a lo largo de las dos orillas, formando una verde y fértil franja en medio de la aridez. Los hombres se trasladaron con sus animales a estas vegas que suponían las únicas reservas de agua, junto con algunos oasis. Los nómadas aprendieron a sembrar cereales (trigo y cebada derivados de gramíneas silvestres) en las zonas próximas al río. La población unió sus esfuerzos para construir presas y canales de regadío que almacenaban y distribuían el agua. Hacia el año 5.800 a.C., los nómadas comenzaron a constituirse en colonias a lo largo de los cursos inferiores del Tigris y el Éufrates, donde levantaron chozas de barro para protegerse en invierno de las tormentas. 

Domesticaron algunos animales salvajes de los alrededores, y de ellos obtuvieron leche y carne para alimentarse y pieles para vestirse. Aunque el hombre seguía cazando, su sustento ya no dependía exclusivamente de los animales salvajes y podía instalarse en una zona durante largos periodos. En consecuencia, hacia el año 4.000 a.C. un pueblo probablemente originario de Asia Central, se había convertido en el colonizador absoluto de toda Mesopotamia. Esos sumerios primitivos, además de ser expertos agricultores, utilizaban instrumentos de piedra y pedernal, construían grandes templos y ejecutaban piezas de alfarería con decoraciones en negro. Hacia el 3.500 a.C. ya se habían colocado los cimientos de la civilización, a lo largo de los valles entre los ríos de Mesopotamia.

Las primeras guerras

Los asentamientos aislados, creados inicialmente, supusieron la base de la civilización sumeria durante los mil años de su historia. Sumer no fue nunca un estado sólidamente unificado, dirigido como Egipto por un rey y su gobierno. Por el contrario, estaba constituido por numerosas ciudades independientes y soberanas. Unas veces se unían formando federaciones poco definidas; otras, luchaban entre sí por el dominio de alguna zona regada por las valiosas aguas de los dos ríos o grandes canales. Después de una de estas guerras, un rey o gobernador se erigió temporalmente en señor de los dirigentes que había sometido. Los cautivos tomados en las batallas dieron origen a los primeros esclavos.

Durante un largo periodo los sumerios prosperaron y se multiplicaron. La agricultura y la ganadería seguían siendo las principales fuentes de riqueza, pero con el tiempo los granjeros sumerios produjeron un excedente de bienes, muy superior a sus necesidades inmediatas. Así apareció un sector social que ni cuidaba la tierra ni cuidaba del ganado; se trataba de los nuevos constructores, artesanos, sacerdotes y escribas, que convirtieron gradualmente las ciudades sumerias en los primeros centros de la sociedad civilizada.

Mesopotamia carecía de canteras adecuadas, pero los constructores sumerios, mediante ladrillos de barro secados al sol, levantaron grandes ciudades en las llanuras cercanas a los ríos. Las nuevas construcciones se erigían sobre los escombros nivelados de las antiguas, por lo cual el suelo de las urbes ascendía gradualmente y formaba montículos artificiales llamados tellos. En los siglos XIX y XX se han descubierto vestigios importantes de muchas de estas ciudades primitivas. Entre ellas se encuentra Ur, al oeste del Éufrates, a 320 kilómetros del Golfo Pérsico, Uruk, a 64 kilómetros más al norte, señalada en la Biblia como Erech y en el emplazamiento de la moderna Warka, y Nippur, a 160 kilómetros de Bagdad. Los sumerios creían que los dioses gobernaban la tierra y que los hombres fueron creados para servicio de aquellos. Se consideraba que cada ciudad pertenecía a un dios o diosa determinados: así Aun, dios de los cielos, Enlil, dios de la atmósfera, Enki, dios del agua. En esta civilización primitiva, cuando la sequía agostaba los cultivos o los destruía cualquier otra calamidad natural, como las inundaciones o la langosta, los hombres temían la ira de los dioses. Para aplacar su enojo, una jerarquía de sacerdotes celebraban complicadas ceremonias dentro del templo de cada ciudad, hogar terreno de las deidades locales. A veces se construía junto al templo una elevada torre llamada zigurat.

La estela de Naramsin. Celebra la victoria de Naramsin sobre sus enemigos en el campo de batalla. El propio rey ocupa la figura central pisoteando a sus contrincantes con una lanza en su mano derecha


Inventores de la rueda y la escritura

Dentro del recinto del templo había talleres para los artesanos, cuyos productos contribuían a la prosperidad de Sumer. Eran consumados metalistas, que uniendo cobre y estaño aprendieron a obtener el bronce, fabricaban lanzas, hachas, herramientas y figuras ornamentales de cobre, bronce, oro y plata. Aunque la rueda de alfarería había sido inventada en tiempos prehistóricos, los sumerios idearon los primeros vehículos de ruedas, y así disponían de carromatos agrícolas y militares. Las ruedas de vehículo más antiguas que se conocen aparecen representadas en tablillas sumerias, y datan aproximadamente del año 3.250 a.C. Se construían con tres placas de madera maciza, unidas por listones del mismo material y forradas por llanta de cuero.

En la sociedad sumeria la escritura fue la base del progreso, y precisamente a Sumer se debe estas invención hacia el año 3.000 a.C. Surgió con el desarrollo del comercio, cuando los sumerios necesitaron un sistema para registrar sus transacciones comerciales. Al principio grababan en tablas de arcilla, con un punzón de caña, sencillas representaciones de objetos, denominadas pictografías. Los datos importantes se conservaban en tablas cocidas al horno.

A lo largo de 500 años esas pictografías primitivas evolucionaron hacia signos abstractos que representaban palabras o sílabas. La impresión hecha en las tablillas con punzones de punta cuadrada daba como resultado signos en forma de cuña, y la combinación de esos signos daba lo que se llama escritura cuneiforme (del latín cuneus, que significa "cuña"). Este tipo de escritura se extendió por el Oriente Medio y se utilizó para escribir en gran número de idiomas, entre ellos el babilonio y el persa.

Los sumerios eran asimismo expertos matemáticos, contaban por decenas como en el mundo moderno, pero también tomando sesenta como base. Así pues dividieron el círculo en 360 grados, las horas en sesenta minutos, y los minutos en sesenta segundos.


Acerca de los escritos sumerios


Los escritos sumerios conservados en tablillas de barro cocido comprenden desde las inscripciones comerciales y legales hasta la llamada literatura sapiencial, consistente en reflexiones filosóficas semejantes a los salmos.

Tablilla de barro cocido
Esta literatura sapiencial, es uno de los legados más importantes de la antigua Mesopotamia, no solo por los detalles sobre la vida en ciudades sumerias tales como Ur, Nippur y Uruk, sino por su excelente calidad. Muchas de sus observaciones sencillas y agudas conservan hoy plena vigencia:
  • "En casa, la mujer caprichosa añade pesar al dolor".
  • "Gastemos si estamos condenados a morir, ahorremos si esperamos larga vida".
La literatura Sumeria contiene también relatos épicos protagonizados por sus primeros caudillos. El Poema de Gilgamesh figura entre los más importantes de la literatura universal. Gilgamesh aparece como rey de Uruk, aunque no se sabe con certeza si su existencia fue mítica o real. La epopeya le describe como aventurero y hombre de acción, decidido a encontrar y vencer a Humbaba, guardián de los bosques. Para ello se internó en sus dominios, poblados de Cedros, con su compañero Enkidu que representaba al nómada civilizado. Esta historia puede simbolizar la invasión de los distantes bosques de Cedros por los hombres de la llanura, que necesitaban madera para sus construcciones. El poema relata el viaje de Gilgamesh en busca de la inmortalidad, hasta que encuentra al inmortal Ziusudra sobreviviente de una gran inundación. La baja Mesopotamia era azotada por riadas devastadoras en las crecidas de los ríos, y este episodio puede aludir a un diluvio de gran magnitud. Con ayuda de Ziusudra, Gilgamesh descubre la "planta de la juventud", pero la pierde en el regreso a su morada.

tablillas originales de la Epopeya de Gilgamesh expuestas en el Museo Británico de Londres.


La revolución urbana


Uruk fue el centro de irradiación del fenómeno del urbanismo, conocido en la baja Mesopotamia y en la región de Acad (Mesopotamia Central). Su cultura se extendió a otras zonas próximas del curso medio y superior del Éufrates e incluso a Anatolia Sudoriental, Irán sudoccidental y Siria.

La revolución urbana trajo consigo la aparición del Estado y una determinada estratificación económica y social, así como el uso de la escritura. Con ella se asiste a una separación entre la producción primaria de alimentos y a las técnicas especializadas.

Las aldeas, encargadas de la producción de alimentos, no tardaron en quedar subordinadas a los grandes centros urbanos.

Los excedentes de alimentos permitieron a los especialistas de las ciudades vivir sin preocupación de esta labor. Los productores de alimentos, a su vez, recibían productos especializados de los artesanos, cuyo control de las técnicas les permitió gozar de un cierto prestigio social y cultural sobre el resto de la población.

Sin embargo, el estrato superior de la población lo ocupaban en la ciudad, los sacerdotes y quienes desarrollaban funciones administrativas, como los escribas.

Aparecen ahora las grandes organizaciones de los templos y los palacios, que diferenciarán substancialmente la ciudad de las aldeas. Los templos se dedicaban al culto y eran casas de los dioses, mientras que los palacios eran habitados por los reyes, en compañía de su corte y eran centros administrativos.

Los excedentes se acumulaban en los almacenes de los palacios, y en estos se realizaban también tareas artesanales mediante la escritura y los archivos.

Templos y palacios disponían de edificios donde vivían los empleados dedicados a ellos. El personal especializado trabajaba para el estado; vivía del directamente o recibía tierras para cultivar. Eran auténticos siervos y formaban una élite social, política y económica. Los trabajadores del palacio eran muy variados, como se desprende de las listas de profesiones conocidas. Los objetos se producían en serie, formándose una jerarquía entre maestros artesanos, obreros y aprendices. El pago del trabajo dependía de la capacidad del obrero y del puesto que desempeñaba, lo que llevo a una verdadera estratificación laboral.

El centro de irradiación de la llamada Revolución Urbana fue la ciudad de Uruk en la que pueden distinguirse dos periodos bien diferenciados: Uruk antiguo (3500-3200) y Uruk reciente (3200-3000).

Uruk es una ciudad bien conocida gracias a las excavaciones. Era el más importante de los centros urbanos sumerios, como lo indica su superficie, sus templos y sus edificios administrativos. Contaba con un gigantesco santuario en uno de los recintos sagrados en el que más tarde se construiría el Zigurat.



Este plano muestra las principales características de la primitiva ciudad de Uruk: las murallas de la ciudad, una amplia área de asentamiento, y dos puntos altos centrales que sostenían templos. Los templos fueron dedicados a la deidad patrona de la ciudad, Inanna, que era la diosa sumeria del amor y de la guerra. Por 3100 a.C. la población de Uruk puede haber llegado a 50.000 personas(click en la imagen para ampliar)
Otra área sagrada, la de Eanna, albergaba palacios, templos y columnas y como la anterior, sufrió numerosas ampliaciones y reconstrucciones. Controlaba el territorio circundante, lo que demuestra que era una verdadera capital, en detrimento de aldeas próximas a ella, que desaparecieron. Otros centros urbanos de menor importancia estaban sometidos también a Uruk. Estos se caracterizaban por ofrecer idéntica estructura en los templos, así los de Eridú o Tell Oiugair, ambos parecidos a los de Uruk. Se trata, por una parte, de pequeños enclaves comerciales de Uruk en territorio indígena, o de centros autóctonos con una organización urbana procedente de la de Uruk. Al primer grupo pertenecen Godin Tepe, en los montes Zagros y Hassek Hüyük, en el alto Éufrates.

Esta época se caracterizó por una gran riqueza, como lo prueban las excavaciones efectuadas en Nippur, ciudad que también formaba parte de la cultura de Uruk, al igual que los centros de Susa y Habuba Kebira. Susa tiene templos, muralla y un urbanismo procedente de Uruk. Otros centros importantes, en torno a 2900 a.C., fueron Nínive y Tell Brak, en la región de Jabur.

La existencia de estas colonias de Uruk obedece a razones comerciales y concretamente, a la necesidad de obtener metales, piedras duras y maderas. En la zona de Anatolia, rica en cobre se desarrolló una metalurgia más avanzada que la de Mesopotamia. Contaba esta tierra también con abundantes pastos, bosques y tenía una buena agricultura y además mantenía relaciones comerciales con el sur.

En ellas vivían gentes procedentes de Uruk y es posible que contasen con una cierta organización política. Sus habitantes no conocieron una escritura desarrollada, aunque si usaban contramarcas. El periodo de máximo esplendor de estas ciudades se fecha en Eanna IV. La Crisis de la cultura de Uruk no parece que obedeciera a una crisis de la metropoli, sino a un rechazo de ella por parte de las culturas indígenas.

Habuba Kebira desapareció y una nueva población que carecía de organización política y administrativa, se asentó en Malatya. Esta primera fase del urbanismo dejo su impacto en la tecnología y en varios aspectos de carácter político-social. Su hundimiento dio paso de nuevo a una cultura basada en la aldea.



Religión y creencias

Tratar un asunto tal como la "Religión sumeria" puede ser complicado, dado que las prácticas y creencias adoptadas por aquellos pueblos variaron mucho a través del tiempo y la distancia, cada ciudad poseía su propia visión mitológica y/o teológica. Los sumerios fueron posiblemente los primeros en escribir sobre sus creencias, que luego fueron la inspiración para gran parte de la mitología, religión y astrología mesopotámica, aunque ello no implica que su religión fuera la primera y que no hubieran tomado costumbres y ritos de otros pueblos.

Los sumerios veían los movimientos a su alrededor como la magia de los espíritus, magia que era la única explicación que tenían de cómo funcionaban las cosas. Esos espíritus eran sus dioses. Y con muchos espíritus alrededor, creían en varios dioses, que tenían emociones humanas. Creían que el sol, la luna y las estrellas eran dioses, al igual que los juncos que crecían a su alrededor y la cerveza que destilaban.

Creían que los dioses controlaban el pasado y el futuro, que les revelaban las habilidades que poseían, incluyendo la escritura, y que los dioses les proporcionaban todo lo que necesitaban saber. No tenían la visión de que su civilización se hubiera desarrollado por sus propios esfuerzos. Y tampoco tenían visión de progreso tecnológico o social.

Cada uno de los dioses sumerios (en su propia lengua, dingir y en plural, dingir-dingir o dingira-ne-ne) era asociado a ciudades diferentes, y la importancia religiosa a ellos atribuida se intensificaba o declinaba dependiendo del poder político de la ciudad asociada. Según la tradición sumeria, los dioses crearon el ser humano a partir del barro con el propósito que fueran servidos por sus nuevas criaturas. Cuando estaban enojados o frustrados, los dioses expresaban sus sentimientos a través de terremotos o catástrofes naturales: la esencia primordial de la religión sumerio se basaba, por lo tanto, en la creencia de que toda la humanidad estaba a merced de los dioses. Nótese la similitud de la creación del hombre a partir del barro con el relato del Génesis.

Entre las principales figuras mitológicas adoradas por los sumerios, es posible citar:
  • An (o Anu): dios del cielo
  • Nammu: la diosa-madre
  • Inanna: la diosa del amor y de la guerra (equivalente a la diosa Ištar de los acadios)
  • Enki: en el templo de Eridu, dios de la beneficencia, controlador del agua dulce de las profundidades debajo de la tierra (quien más tarde sería conocido como Satanás)
  • Utu: en Sippar, el dios sol
  • Nanna: el dios luna en Ur
  • Enlil: el dios del viento. (modelo del dios El, que más tarde pasaría a ser el dios bíblico)
Los sumerios probablemente hayan cavado en la tierra unos metros y encontrado agua. Los sumerios creían que la tierra era un gran disco flotando en el mar. Llamaron a ese mar Nammu y pensaban que había estado desde siempre en el tiempo. Creían que Nammu había creado los peces, los pájaros, cerdos salvajes y otras criaturas que aparecieron en las tierras pantanosas y húmedas.

Según ellos, Nammu había creado el cielo y la tierra. El cielo se había separado de la tierra, dando nacimiento al dios masculino An y la tierra, una diosa llamada Ki. Creían que Ki y An habían procreado un hijo llamado Enlil, que era la atmósfera, el viento y la tormenta. Creían que él separó el día de la noche y que había abierto una concha invisible dejando caer agua desde el cielo. Creían que junto con su madre y Ki, Enlil sentó las bases de la creación de las plantas, los humanos y otras criaturas, que hacía germinar las semillas y que había dado forma a la humanidad a partir de la arcilla, impregnándola.

El universo consistía en un disco plano cerrado por una cúpula de latón. La vida después de la muerte implicaba un descenso al vil submundo, donde se pasaba la eternidad en una existencia deplorable, en una especie de infierno.

Creían que los cultivos crecían porque un dios masculino se estaba apareando con su esposa diosa. Ellos veían los meses húmedos y calurosos del verano, cuando los campos y praderas se teñían de marrón, como el momento de la muerte de los dioses. Cuando los campos florecían de nuevo en primavera, creían que sus dioses resucitaban. Marcaron a éste, como el comienzo del año, que era celebrado en sus templos con música y cantos.

No creían en el cambio social, aunque los sacerdotes sumerios alteraban las historias que contaban, creando nuevos giros en los cuentos antiguos; sin reconocer esto como un cambio inducido por los humanos o preguntándose por qué habían fallado en hacerlo bien la primera vez. Las nuevas ideas eran simplemente revelaciones de sus dioses.

Había diferentes tipos de sacerdotes. Algunos de los más comunes eran:
  • āšipu, exorcista y médico.
  • bārû, astrólogo y adivino.
  • qadištu, sacerdotisa.
Los templos sumerios consistían en una nave central con corredores en ambos lados, flanqueados por aposentos para los sacerdotes. En una de las puntas del corredor se encontraba un púlpito y una plataforma construida con ladrillos de barro, usada para sacrificios animales y vegetales.

Los graneros y depósitos generalmente se localizaban en la proximidad de los templos. Más tarde, los sumerios comenzaron a construir sus templos en la cima de las colinas artificiales, terraplenadas y multifacetadas: esos templos especiales se llamaban zigurats.

Construcción piramidal sumeria denominada Zigurat
Los sumerios fueron precursores de muchas conceptos religiosos , sagas cosmogónicas y relatos que luego aparecieron recogidas por otros pueblos mesopotámicos y regiones vecinas . Entre ellas podemos citar:
  • La creación del mundo
  • La separación de las aguas primordiales
  • La formación del hombre con arcilla
  • Las ideas del paraíso
  • El mito del Diluvio Universal (que aparece en la Epopeya de Gilgamesh).
Escritos de V. Scheil y S.N. Kramer, consideran la creación de Eva a partir de la costilla de Adán como un mito sumerio, ya que en sumerio, las palabras "hacer vivir" y "costilla" se escribían igual: ti. También la idea de la resurrección de los muertos, atribuida a innumerables religiones, aparece en Sumer por primera vez.

Cilindro-sello mesopotámico dedicado al dios An sumerio, Anu acadio
Los sumerios tal vez sean más recordados debido a sus muchas invenciones (algunas ya expuestas anteriormente). Algunos especialistas les dan el crédito por la invención de la rueda y el torno alfarero. Su sistema de escritura cuneiforme fue el primer sistema de escritura del que se tenga evidencia, adelantándose a los jeroglíficos egipcios. Los sumerios estaban entre los primeros astrónomos, poseyendo la primera visión heliocéntrica de la que se tenga conocimiento (la próxima aparecería de vuelta en el 1500 a. C. por parte de los Vedas en la India). Afirmaban también que el sistema solar se constituía de cinco planetas (ya que únicamente sólo se podían ver cinco planetas a simple vista).

Desarrollaron también conceptos matemáticos usando sistemas numéricos basados en 6 y 10. A través de ese sistema, inventaron el reloj con 60 segundos, 60 minutos y 12 horas, además del calendario de 12 meses que usamos actualmente. También construyeron sistemas legales y administrativos con cortes judiciales, prisiones y las primeras ciudades estado. La invención de la escritura posibilitó a los sumerios el almacenamiento del conocimiento y la posibilidad de transferirlo a otros. Eso llevó a la creación de las escuelas, a la educación y oficialización de la matemática, religión, burocracia, división de trabajo y sistemas de clases sociales.

Los sumerios también inventaron la carroza y, posiblemente, las formaciones militares. Inventaron la cerveza.15 Lo más importante de todo, tal vez, sea el hecho que de acuerdo con muchos académicos, los sumerios fueron los primeros en tratar tanto plantas como animales. En el caso de lo primero, a través de plantaciones sistémicas y de la cosecha de una descendencia de grama mutante, conocida actualmente como einkorn, y de simientes de mijo y trigo. Con relación a lo segundo, los sumerios domesticaron a través del confinamiento y de la procreación de carneros ancestrales (similares a la cabra montés y al ganado salvaje (búfalos). Fue la primera vez que esas especies fueron domesticadas y criadas a gran escala.

Y citando la obra que quizá más nos transfiere sobre esta antigua civilización La historia empieza en Sumer, Samuel Noah Kramer, Orbis, 1985. “Puede decirse, pues, sin que se pueda tildar la frase de despropósito histórico, que la Historia comenzó en Sumer, que aquí encontramos los textos humanos más antiguos que nos dan la imagen de gentes preocupadas por problemas de todo género. Sólo en algunos aspectos, Palestina y Egipto podrían competir con el país de Sumer”

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