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jueves, 28 de noviembre de 2019

29 de noviembre de 1929 - Richard Evelyn Byrd, explorador, marino y aviador estadounidense, sobrevuela el Polo Sur.

Richard Evelyn Byrd nació en una famosa familia de Virginia en 1888. Ingresó a la Academia Naval de los Estados Unidos a los 20 años y fue comisionado en 1912. Su pasión por el avión comenzó durante la Primera Guerra Mundial cuando aprendió a volar en la Marina de los EE.UU. y sirvió como piloto en la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, Byrd se convirtió en instructor de vuelo de la Marina de los EE.UU. Un excelente navegante, fue desplegado por la marina en Groenlandia en 1924 para ayudar a explorar la región del Ártico por aire. 


Habiendo volado al Polo Norte y sobre el Atlántico, Byrd se propuso volar al Polo Sur. En 1929 lanzó la expedición más grande y costosa a la Antártida que se hubiera intentado. Los objetivos de la primera Expedición Antártica Byrd I (BAE I) fueron dobles. Primero, hacer el primer vuelo al Polo Sur. Segundo, servir a la ciencia al traer expertos para estudiar meteorología, geología, zoología, geografía, fotografía aérea y otras disciplinas. También estaba equipado para estar en contacto por radio con el mundo exterior.

Desde la primera expedición de Byrd hasta 1955, once expediciones, salieron de los Estados Unidos hacia la Antártida. Byrd participó en seis de ellas, cuatro de ellos patrocinados por el gobierno de los Estados Unidos. Sus exitosos vuelos polares, sin duda, se debieron a su experimentación pionera durante la Primera Guerra Mundial de volar sobre el agua fuera de la vista de la tierra. La navegación de estos primeros hidroaviones sin puntos de referencia visuales como ayuda lo llevó a experimentar con una serie de instrumentos científicos que van desde indicadores de deriva hasta sextantes de burbujas. Su reputación de este trabajo fue responsable de una cita de la Armada de los Estados Unidos para planificar la navegación de vuelo en 1919 de los hidroaviones de la Armada de los Estados Unidos 

La Expedición Byrd fue la primera expedición estadounidense en explorar la Antártida desde la Expedición de Exploración de los Estados Unidos bajo Charles Wilkes en 1840. Esta expedición exploratoria organizada por Richard E. Byrd en 1928 puede considerarse la primera de la era mecánica de la exploración en la Antártida. El programa fue el primero de su tipo en utilizar el avión, la cámara aérea, la moto de nieve y los recursos de comunicación masivos. Aunque Sir Hubert Wilkins, el 6 de noviembre de 1928, fue el primero en volar un avión en la Antártida, precedió a Byrd por solo diez semanas. (Byrd voló por primera vez el 15 de enero de 1929). Sin embargo, los vuelos de Byrd, hechos con tres aviones (monoplano Ford, Fokker Universal y un monoplano Fairchild), fueron mucho más significativos que Wilkins ya que se hicieron en latitudes más altas y se vincularon con estudios de tierra.

Los exploradores partieron en el otoño de 1928, construyendo un gran campamento base llamado "Little America" ​​en la plataforma de hielo Ross, cerca de la Bahía de las Ballenas. Desde allí, realizaron vuelos a través del continente antártico y descubrieron un territorio muy desconocido.


La tarde del 28 de noviembre de 1929, Byrd como navegante, el piloto Bernt Balchen, Harold June como copiloto y operador de radio y McKinley como fotógrafo aéreo, despegaron de Little America en dirección al Polo Sur. a bordo del Floyd Bennett, un avión Ford Tri-Motor que Edsel Ford donó al Comandante Richard E. Byrd, Ford también había ayudado previamente a Byrd con un avión para su vuelo sobre el Polo Norte en 1927. Byrd nombraría el avión Ford Tri-Motor en honor a su colega y amigo aviador naval, Floyd Bennett, quien murió de neumonía en 1928. 

El Floyd Bennett
Para fines de navegación, las brújulas magnéticas eran inútiles tan cerca del Polo Sur Magnético. Por lo tanto, la confianza se basó únicamente en la brújula solar. Balchen voló hacia el sur. Poco después de la medianoche del 29 de noviembre de 1929, el Floyd Bennett voló sobre el Polo Sur. Byrd dejó caer una pequeña bandera estadounidense y a la 1:25 am dirigió el avión hacia Little America, donde aterrizando con seguridad a las 10:11 a.m. completando el viaje en 18 horas y 41 minutos. 

A su regreso a los Estados Unidos, Byrd recibió la bienvenida de un héroe. No solo había volado al Polo Sur, sino que también mapeó grandes extensiones de territorio desconocido y conocimientos geológicos, magnéticos y meteorológicos avanzados sobre la Antártida. El Congreso promovió a Byrd como Contralmirante.


En 1933, Byrd dirigió una segunda expedición a la Antártida. Durante el invierno de 1934, pasó cinco meses atrapado en una estación meteorológica a 123 millas de Little America. Finalmente fue rescatado enfermo en agosto de 1934. En 1939, Byrd tomó el mando del Servicio Antártico de los Estados Unidos a pedido del presidente Franklin D. Roosevelt y dirigió una tercera expedición al continente. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el personal del jefe de operaciones navales. Después de la guerra, Byrd fue nombrado oficial a cargo del Proyecto de Desarrollo Antártico. Su cuarta expedición antártica se llamó en clave Operación Highjump, cuya denominación oficial era The United States Navy Antarctic Developments Program, 1946-47, la más grande que se haya intentado hasta la fecha. Trece barcos y 4.000 hombres emprenderían el viaje, nuevamente fotografiando y mapeando grandes franjas de la Antártida. Byrd volvería a volar sobre el Polo Sur, esta vez tirando un paquete que conteniendo todas las banderas de los miembros de las Naciones Unidas. 

La Fundación Nacional de Ciencia conmemora el 50 aniversario
del vuelo de Byrd al Polo Sur, 29 de noviembre de 1979
En 1955 ayudó a encabezar la Operación Deep Freeze, que estableció bases antárticas permanentes en McMurdo Sound, la Bahía de las Ballenas y el Polo Sur. Fue su último viaje a la Antártida. Murió el 11 de marzo de 1957 en Boston, mientras dormía. Estaba preparando otra expedición con objeto del Año Geofísico Internacional 1957-58.

entrevista a Richard Byrd realizada para la TV

Fuentes:
• south-pole.com
• admiralbyrd.com
• Patriots Point - Naval & Maritimr Museum 
• Wikipedia

También en Facebook en
https://www.facebook.com/elkronoscopio/posts/3041453599413772

lunes, 25 de marzo de 2019

Los rostros del terror

La última dictadura cívico-militar, autodenominada como Proceso de Reorganización Nacional, gobernó la Argentina desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, derrocando al gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón (justicialista), hasta el 10 de diciembre de 1983, día de asunción del gobierno elegido mediante sufragio de Raúl Alfonsín (UCR).

El poder fue ocupado por una junta militar integrada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas Argentinas, sucediéndose cuatro juntas militares en el período. Es considerada la dictadura más sangrienta de la historia argentina y se caracterizó por el terrorismo de Estado, la constante violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, la apropiación sistemática de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad que dejaría un total de aproximadamente 30.000 desaparecidos.

Hubo cuatro juntas militares de gobierno, siendo la primera de ellas, presidida por el ex Teniente general Jorge Rafael Videla la más prolongada. A este período corresponden las actividades de algunos de los miembros más despiadados de las fuerzas armadas y de seguridad. Solo mencionaremos unos pocos ejemplos ilustrativos, un listado completo sería demasiado extenso como para ser tratado aquí

El esquema del poder dictatorial se completó con la designación de «gobernadores» en cada provincia e «intendentes» en las ciudades. La designación de «gobernadores» en las provincias, recayó casi siempre en un militar.

En superposición con el esquema formal de autoridades, la dictadura mantuvo el sistema de zonificación militar del país, dispuesto el 28 de octubre de 1975, mediante la Directiva del Comandante General del Ejército 404/75 (Lucha contra la subversión). Según el régimen de zonificación militar, el país quedaba dividido en cinco «zonas» militares, correspondientes a los cinco cuerpos de ejército en que se dividía el Ejército Argentino. Al comandante de cada cuerpo del Ejército le correspondía hacerse cargo de la zona. Cada zona estaba dividida a su vez en «subzonas» y «áreas», y cada uno de los jefes de «zona», «subzona» y «área» tenía mando directo para la represión en su jurisdicción. El General Martín Balza los definió en el año 2005 como "Señores de la guerra… verdaderos señores feudales…"


Carlos Guillermo Suárez Mason
Fue asesino, ladrón y prófugo. Como jefe del Primer Cuerpo de Ejército entre 1976 y 1980; se lo conoció como el Carnicero del Olimpo, en referencia a uno de los más grandes centros clandestinos de detención, del cual fue su principal responsable. Ya en 1951 había participado en el fallido golpe contra el presidente Juan Perón y por ello se exilió en Montevideo, Uruguay, donde en 1955 recibiría a los marinos que bombardearon la Plaza de Mayo.

Se calcula que bajo su jurisdicción operaron cerca de 60 centros clandestinos de detención entre los que destacan, los centros de tortura de :

“Automotores Orletti”, Este antiguo taller de automotores y vivienda familiar de dos plantas fue alquilado y acondicionado por agentes de la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) para instalar El centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) que funcionó como base principal, en la Argentina, de la llamada Operación Cóndor: el pacto criminal mediante el cual los aparatos represivos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay organizaron su accionar ilegal y coordinaron el secuestro, intercambio, desaparición y asesinato de militantes populares y líderes políticos entre los países de la región.

Se estima que en “Automotores Orletti” estuvieron secuestrados alrededor de 300 ciudadanos uruguayos, chilenos, bolivianos, paraguayos, cubanos y argentinos. La mayoría continúan desaparecidos.


"El Pozo de Banfield”. Un total de 309 personas, entre ellas ciudadanos uruguayos, paraguayos y chilenos, fueron alojadas en este centro. De ellas, 97 aún permanecen desaparecidas y 5 fueron liberadas y posteriormente asesinadas. Entre los prisioneros había cuatro mujeres que dieron a luz, cuyos hijos continúan sin ser identificados.36 Se considera que una de las principales funciones de este centro ilegal fue albergar a detenidas durante los últimos meses de embarazo, para disponer luego de los recién nacidos, quienes eran separados de sus madres. En este sitio fueron alojados los estudiantes platenses secuestrados durante la Noche de los Lápices, en 1976. 

“El Olimpo”, funcionó desde el 16 de agosto de 1978 hasta fines de enero de 1979 en un predio perteneciente a la División Automotores de la Policía Federal. Se estima que allí estuvieron secuestrados unos 500 militantes de diversas organizaciones políticas, la mayoría de los cuales permanecen desaparecidos.

Bajo el control de Suárez Mason operaba también el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército, destinado a operaciones de secuestro extorsivo; el Batallón contaba con un Grupo de Tareas Extraterritoriales, que colaboró en el golpe de Estado de 1981 en Bolivia, y proporcionó entrenamiento a los contras nicaragüenses en una base de la CIA en Florida.

Se autodefinía como uno de los más "duros" entre sus propios camaradas, fue condenado en ausencia por la justicia de Italia y era requerido por tribunales de España y Alemania, por violaciones a los derechos humanos.

A la caída de la dictadura cívico-militar huyó de la Argentina, y se estableció en San Francisco en 1984. La fuga significó su baja del Ejército. En 1987 fue detenido en Estados Unidos –donde lo consideraban ”uno de los principales narcotraficantes latinoamericanos”– y extraditado para enfrentar su acusación de 39 homicidios y 23 secuestros, aunque estaba siendo investigado por 635 crímenes. El pedido de extradición del gobierno argentino no fue satisfecho hasta 1988, y fue condenado a indemnizaciones millonarias, pero antes del fin del juicio penal en su contra el indulto concedido por el entonces presidente Carlos Menem le garantizó la libertad.

En 1998, la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, dictó que, a pesar del indultos que fuese firmado por el entonces presidente Carlos Menem, se debía investigar el accionar de Guillermo Suárez Mason durante la dictadura militar, con el fin de esclarecer la información acerca del destino final sufrido por las personas “detenidas desaparecidas”.

Acusado de robar hijos de los desaparecidos nacidos en cautiverio, fue nuevamente extraditado desde California a mediados de los años 1990, por cargos de delitos contra la humanidad, solicitado por el entonces fiscal Luis Moreno Ocampo. Volvió a ser arrestado, y en atención a su edad se le concedió el arresto domiciliario. Violó los términos de éste celebrando su octogésimo cumpleaños en el estadio de Argentinos Juniors, en cuyas divisiones inferiores había jugado como arquero, por lo que fue encarcelado en el penal de Villa Devoto. Al momento de su fallecimiento, el 21 de junio de 2005, a los 81 años, afrontaba cargos por 635 delitos


Ramón Genaro Díaz Bessone
Entre septiembre de 1975 y octubre de 1976 ocupó la jefatura del II Cuerpo de Ejército, asentado en Rosario y allí coordinó la dirección de los centros clandestinos de detención ubicados en la zona Noreste del país. Más tarde, ocupó el Ministerio de Planeamiento. Fue encontrado culpable, en 2012, por su responsabilidad en los crímenes cometidos en el Servicio de Informaciones de Rosario, uno de los centros clandestinos de detención más grandes de la provincia de Santa Fe. Se les atribuyen los delitos de privación ilegal de la libertad, homicidio calificado, amenazas, tormentos y asociación ilícita calificada. En esta causa hay cerca de 90 víctimas y más de 160 testigos. Se lo condenó a prisión perpetua el 26 de marzo de 2012. Ese mismo año, los Tribunales rosarinos decidieron que "no estaba en condiciones psíquicas" de afrontar otros juicios, y por lo que no compareció en otros procesos en los que era requerido. Falleció el 3 de junio de 2017 a los 91 años de edad.



Luciano Benjamín Menéndez
Comandó el Tercer Cuerpo de Ejército entre 1975 y 1979. Tuvo bajo su mando el destacamento de Inteligencia 141 “General Iribarren”, del que dependía el centro clandestino de detención “La Perla”, el más grande del interior del país, por donde se calcula que pasaron 2500 detenidos.

Menéndez solía visitar La Perla y presenciaba fusilamientos al borde de las fosas. Según testimonios de los pocos sobrevivientes, también aparecía durante los interrogatorios y las torturas. A él le adjudican ser ideólogo del “pacto de sangre”: hacía participar de los secuestros y fusilamientos a todos los oficiales para que en el futuro “no se dieran vuelta”.

Tras el regreso de la democracia, logró desactivar varias causas en su contra amparado en las leyes de impunidad y en 1990, a pocos días de que comenzara un juicio en su contra, recibió el indulto del presidente Carlos Menem. La particularidad fue que el perdón presidencial incumplió la Constitución al indultar a una persona que no había recibido condena alguna todavía.

En 2005 la Corte Suprema declaró inconstitucional el indulto de Menem y en 2008 el represor recibió su primera sentencia por crímenes de lesa humanidad: fue condenado a prisión perpetua en cárcel común por secuestrar, torturar y fusilar a cuatro militantes del PRT en 1977 que estuvieron detenidos en La Perla.

La Perla
Durante las múltiples ocasiones en las que debió hablar en el banquillo de los acusados, Menéndez dedicó sus alegatos a defender con pasión el terrorismo de Estado. “Nuestros enemigos fueron los terroristas marxistas. Jamás perseguimos a nadie por sus ideas políticas”, dijo antes de ser sentenciado a perpetua junto al dictador Jorge Rafael Videla en 2010 por los fusilamientos de presos políticos en Córdoba. Ha sido vinculado a por lo menos ciento treinta y nueve causas por delitos de lesa humanidad y fue imputado en ochocientas causas por este tipo de delitos. Con trece condenas, fue quien más prisiones perpetuas ha recibido en la historia argentina.


Rubén Jacinto Chamorro
Vicealmirante de la Armada Argentina, se desempeñó como director de la Escuela de Mecánica de la Armada, en donde tuvo, entre otros a Alfredo Astiz y Jorge Acosta. Se considera que fue mano derecha del almirante Emilio Eduardo Massera. Se estima que por este centro pasaron cerca de cinco mil detenidos-desaparecidos y que más del 90% de ellos fueron asesinados. Normalmente en estos casos se le decía al detenido que iba a ser trasladado a una cárcel común, se le inyectaba una droga con efecto sedante y luego eran subidos a aviones y arrojados, inconscientes, al Río de la Plata o al mar territorial argentino desde gran altura en los denominados ”vuelos de la muerte”. El impacto contra el agua era mortal. También se supo que los grupos de tareas utilizaban otros métodos de eliminación de cuerpos como las incineraciones conocidas vulgarmente en la jerga naval como “asaditos“ que tenían lugar en el campo de deportes de la escuela. Falleció el 2 de junio de 1986 de un ataque cardíaco antes de que pudiera ser juzgado


Estos cuatro represores solo representan una minúscula proporción de la totalidad de involucrados. Miles de personas, entre militares, fuerzas de seguridad, civiles y hasta miembros de la iglesia hicieron posible el período más oscuro de la historia argentina. Examinarlos a todos es imposible hacerlo aquí. Este post solo busca recordar que tales hechos ocurrieron y, en una gran proporción, continúan impunes.

martes, 26 de febrero de 2019

El final de Google+

Google+ está agonizando y dejará de funcionar dentro de muy poco tiempo. Dejaremos una flor en su tumba y pronunciaremos unas bonitas palabras en su memoria. A pesar de ello, el mundo sigue girando y es necesario continuar con nuestras vidas.


Esta triste noticia no es una catástrofe. Tú, amigo lector, que me seguías fielmente utilizando esa plataforma para estar informado de mis nuevas publicaciones, podrás continuar haciéndolo a través de MeWe. Me encontrarás en www.mewe.com/i/elkronoscopio


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lunes, 25 de junio de 2018

El Pacto Molotov-Ribbentrop y la invasión soviética a Polonia

Al final de los años 1930, la Unión Soviética pretendía formar una alianza contra Alemania con el Reino Unido, Francia y Polonia. Las negociaciones, sin embargo, fueron difíciles. Los soviéticos insistían en crear un círculo de influencia que abarcara desde Finlandia hasta Rumania y pidieron ayuda militar, no sólo para actuar contra cualquier país que los atacara directamente, sino también contra cualquier organización que atacara a los países de dicha esfera de influencia. Desde el comienzo de las negociaciones con Francia y el Reino Unido, la Unión Soviética demandó su derecho a ocupar los Estados Bálticos (Letonia, Estonia y Lituania). Finlandia también debía ser incluida en el círculo de influencia soviética  y los soviéticos finalmente reclamaron su derecho a actuar en Polonia, Rumanía y los Estados Bálticos cuando su seguridad se viera amenazada. Los gobiernos de estos países rechazaron la propuesta, ya que presentían que si el Ejército Rojo invadía alguna vez su territorio, ya nunca lo abandonaría, como señaló el ministro de exteriores polaco Józef Beck. La Unión Soviética dejó de confiar en los británicos y franceses para mantener la seguridad colectiva desde que estos rechazaron prestar ayuda a la Segunda República Española contra los nacionalistas durante la Guerra Civil Española, o cuando renunciaron a proteger a Checoslovaquia de la Alemania Nazi. De igual modo, sospechaban que los Aliados Occidentales preferirían que la Unión Soviética se enfrentara a Alemania por sí misma, mientras ellos observaban la situación. En vista de estos intereses divergentes, la Unión Soviética abandonó el diálogo y retomó las conversaciones con Alemania.

El pacto alemán-soviético, también conocido como pacto Ribbentrop-Molotov por los dos ministros extranjeros que negociaron el acuerdo, tenía dos partes. El acuerdo económico, firmado el 19 de agosto de 1939, estipulaba que Alemania entregaría productos manufacturados a cambio de materia prima soviética. La Alemania nazi y la Unión Soviética también firmaron en Moscú un pacto de no agresión durante diez años el 23 de agosto de 1939, una semana antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, El pacto, que ha sido descrito como una licencia para la guerra, fue un factor clave en la decisión de Hitler de invadir Polonia

El ministro nazi de Relaciones Exteriores, Joachim von Ribbentrop , el líder soviético Josef Stalin y el ministro soviético de Relaciones Exteriores, Viacheslav Molotov, en la firma del pacto.
Este tratado tenía algunas cláusula secretas solo para conocimiento de los jerarcas de ambos gobiernos y no reveladas al público, por las que se dividía Europa oriental en zonas de influencia germana y soviética, quedando Polonia repartida entre las dos potencias y Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania reconocidas por Alemania como zonas de interés soviético. También les ofreció la posibilidad de recuperar territorios cedidos a Polonia veinte años antes y así unir los pueblos ucranianos y bielorrusos orientales y occidentales bajo un gobierno soviético y, por primera vez, bajo un mismo estado. Stalin veía además ventajas en que se desatase una guerra en Europa occidental, ya que podía debilitar a sus enemigos ideológicos y abrir nuevas regiones para el avance del comunismo.

El pacto alemán-soviético permitió que Alemania atacara Polonia el 1 de septiembre de 1939 sin temor a la intervención soviética. El 3 de septiembre de 1939, Gran Bretaña y Francia, que habían garantizado cinco meses antes la protección de las fronteras de Polonia, declararon la guerra a Alemania. Estos sucesos marcaron el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

El 1 de septiembre de 1939, los líderes nazis comenzaron a animar a los soviéticos a jugar su baza del Pacto Molotov-Ribbentrop para que invadieran la parte oriental de Polonia. El embajador alemán en Moscú, Friedrich Werner von der Schulenburg, y el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Mólotov, intercambiaron una serie de comunicados diplomáticos sobre el asunto.
Entonces Mólotov vino al lado político del asunto y declaró que el Gobierno soviético había tenido la intención de aprovechar la oportunidad del avance de tropas alemanas sobre Polonia para declarar que Polonia se deshacía y que era necesario que la Unión Soviética, en consecuencia, acudiera en ayuda de los ucranianos y bielorrusos "amenazados" por Alemania. Este argumento debía hacer que la intervención de la Unión Soviética fuera admisible desde el punto de vista de las masas y al mismo tiempo, evitar que la Unión Soviética diera el aspecto de agresor.” - Friedrich Werner von der Schulenburg, embajador alemán en Moscú, en un telegrama al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán.
Los soviéticos retrasaron su intervención por varios motivos. Se encontraban sumidos en una serie de disputas fronterizas con Japón, necesitaban tiempo para movilizar al Ejército Rojo y veían una ventaja diplomática en esperar a que Polonia se desintegrara antes de realizar algún movimiento. El 17 de septiembre de 1939, Mólotov declaró en la radio que todos los tratados entre la Unión Soviética y Polonia habían sido anulados debido a que el gobierno polaco había abandonado a su pueblo y había dejado de existir de forma efectiva. Ese mismo día, el Ejército Rojo cruzó la frontera polaca, comenzando la invasión del país.

No obstante las muchas dificultades y las tristes experiencias de los últimos días, el Mando Supremo tenía aún ciertas esperanzas. Se esperaba que al día siguiente, el 17 de septiembre, los aliados occidentales iniciaran su gran ofensiva. Y, aunque ésta no se produjo, nadie se preocupó: después de todo, una diferencia de pocos días no podía tener demasiada trascendencia. Pensaban que pronto los alemanes se verían obligados a marcharse de Polonia, por lo menos la mayor parte de la Luftwaffe y de las divisiones acorazadas; después... todo se iría resolviendo.

Pero lo que ocurrió fue que poco antes del amanecer del 17 de septiembre, el Ejército ruso entró en Polonia en un frente de casi 1300 km. La acción constituyó una sorpresa total tanto para el Gobierno como para el Mando Supremo polaco, e incluso para el mismo Alto Mando alemán. Los soviéticos entraron en campaña con dos Grupos de Ejército: el de la Rutenia Blanca y el de Ucrania. El primero estaba constituido por cuatro ejércitos y el segundo por tres. El Ejército 12. desplegado en el extremo meridional del frente, comprendía en su mayor parte tropas motorizadas, ya que su objetivo era aislar a los polacos de Rumania y de Hungría. La frontera de Polonia con Rusia estaba defendida tan sólo por 18 Batallones y cinco Escuadrones de Caballería del Cuerpo de Protección de la Frontera (KOP Korpus Ochrony Pogranicza en polaco); por lo tanto no fue difícil para las vanguardias soviéticas profundizar en territorio polaco casi 100 km en los dos primeros días. La actitud del Ejército ruso en relación con los soldados polacos fue ambigua, ya que al principio parecía como si los rusos evitasen combatir, por lo que incluso llegó a pensarse que acudían en ayuda de Polonia. Pero la situación se aclaró en cuanto las tropas polacas fueron desarmadas y hechas prisioneras. Cuando el Ejército soviético atravesó el Dniester y amenazó Kolomyja, el Mando Supremo polaco se encontró de repente en peligro. No había tiempo para discutir la situación con calma. Así, pues, todas las fuerzas recibieron la orden de retirarse hacia las fronteras rumana y húngara y resistir a los alemanes, pero sin hacer fuego contra los rusos, a no ser que éstos les atacaran o intentasen desarmarlos. Se decidió que el Presidente y el Gobierno, así como el comandante en jefe, se trasladaran a Rumania para pasar luego a Francia. 

El gobierno soviético anunció que actuaba para proteger a los ucranianos y bielorrusos que vivían en la parte oriental de Polonia, debido al colapso de la administración polaca tras la invasión nazi. Según los soviéticos, dicha administración, no podía ya garantizar la seguridad de sus ciudadanos.

Caballería polaca
La sorpresa de los polacos es total. En ese momento, sus tropas luchan a la desesperada en un intento de realizar un último plan defensivo contra los ejércitos del Reich, el Saliente Rumano, consistente en retirar todas las tropas posibles a la zona fronteriza con Hungría y Rumanía y resistir hasta el ―todavía esperado― ataque de Francia y el Reino Unido. La lucha sigue siendo muy intensa, pero ya no son unidades cohesionadas las que ofrecen resistencia, sino restos de divisiones y brigadas que, aisladas, combaten para escapar al cerco de las divisiones alemanas y poder así unirse al resto de los ejércitos polacos.

Con todas las tropas comprometidas en la lucha contra los alemanes, sólo quedan para defender la frontera las unidades del KOP, algunas de la Defensa Territorial y restos de las tropas regulares en retirada. El Estado Mayor polaco, impotente ante esta nueva situación, abandona el ya inviable plan del Saliente Rumano y ordena no combatir a las fuerzas soviéticas, para concentrar todos los esfuerzos en que las unidades que todavía luchan contra los alemanes logren escapar hacia las fronteras de Rumanía y Hungría, y pasar de estos países a Francia o el Reino Unido y así poder proseguir la lucha.

Sin embargo, y en medio de la confusión reinante, muchas unidades resisten al nuevo invasor. No se dan combates de la magnitud de los que se han producido o se siguen produciendo contra los alemanes, pero alrededor de ciudades como Vilna o Grodno hay duros enfrentamientos.

El Ejército Rojo alcanzó rápidamente sus objetivos, debido a que sobrepasaba en número a la resistencia polaca. En torno a 230.000 soldados polacos, o incluso más (452.500) fueron hechos prisioneros de guerra. El gobierno soviético se anexionó el nuevo territorio, poniéndolo bajo su control y declarando en noviembre de ese mismo año que trece millones y medio de ciudadanos polacos, que vivían en la zona anexionada, habían pasado a ser ciudadanos soviéticos. Los soviéticos contrarrestaron la oposición mediante ejecuciones y arrestos. Varios cientos, o miles, según estimaciones, de los arrestados, fueron enviados a Siberia y a otras zonas remotas de la URSS, en cuatro series de deportaciones producidas entre 1939 y 1941.

El Ejército Rojo hizo su incursión por la zona de Kresy, al este de Polonia, con siete ejércitos de campaña y entre 450.000 y 1.000.000 de soldados. Estos ejércitos se agrupaban en dos "frentes" (equivalente soviético de un Grupo de Ejércitos): el Frente Bielorruso, bajo la dirección de Mijaíl Kovalyov, y el Frente Ucraniano, bajo las órdenes de Semión Timoshenko. Hasta ese momento los polacos no habían conseguido defender sus fronteras occidentales y, en respuesta a las incursiones alemanas, habían lanzado una contraofensiva de cierta importancia en la batalla de Bzura. El Ejército Polaco tenía originalmente un plan defensivo bien desarrollado para combatir una posible invasión soviética pero no estaban preparados para plantar cara a dos invasiones simultáneas. En el momento en que los soviéticos invadieron el país, los comandantes polacos ya habían enviado a la mayor parte de sus tropas al oeste para enfrentarse a los alemanes, dejando así al este con una mínima protección de veinte batallones, que contaban con unos 20.000 soldados de defensa fronteriza del KOP, bajo la dirección del general Wilhelm Orlik-Rueckemann.

Al comenzar la invasión, el comandante en jefe polaco y mariscal de Polonia Edward Rydz-Śmigły, ordenó a las fuerzas fronterizas que prestaran resistencia ante la invasión soviética. Luego cambió su postura, tras consultar con el Primer Ministro Felicjan Sławoj Składkowski, ordenando retroceder y limitar los ataques a los soviéticos al caso de defensa propia.
“Los soviéticos han entrado. Ordeno un repliegue general hacia Rumanía y Hungría por la ruta más corta. No luchéis contra los bolcheviques a no ser que os asalten o traten de desarmar vuestras unidades. Las tareas defensivas de Varsovia y otras ciudades que debían defenderse de los alemanes, quedan sin cambios. Las ciudades amenazadas por los bolcheviques deberían negociar la cuestión de retirar la guarnición hacia Hungría o Rumanía” - Edward Rydz-Śmigły, Comandante en Jefe del Ejército polaco.
Las dos órdenes contradictorias condujeron a la confusión y cuando el Ejército Rojo atacó a las unidades polacas estallaron pequeñas batallas de forma inevitable. La respuesta de los no étnicamente polacos a la situación añadió una nueva complicación. En algunos casos, ucranianos, bielorrusos y judíos aplaudieron la entrada de las tropas soviéticas, consideradas libertadoras. La Organización de Nacionalistas Ucranianos se levantó contra los polacos y partisanos comunistas organizaron revueltas locales, como por ejemplo en Skidel.

El plan original de repliegue de los militares polacos consistía en retirarse y reagruparse en torno a la frontera rumana. La idea era adoptar posiciones defensivas en dicho lugar y esperar al ataque prometido por parte de franceses y británicos en el oeste. Este plan suponía que Alemania se vería obligada a limitar sus operaciones en Polonia para así poder combatir en un segundo frente. Los aliados esperaban que las fuerzas polacas resistieran durante varios meses pero el ataque soviético hizo que esta estrategia quedara obsoleta.


Las unidades soviéticas a menudo se encontraban con que los alemanes avanzaban desde la dirección opuesta. Ocurrieron varios ejemplos notables de cooperación entre ambas fuerzas. La Wehrmacht capturó la Fortaleza de Brest con la ayuda de la 29º Brigada de Tanques Soviética, tras la batalla de Brest Litovsk, el 17 de septiembre. El general alemán Heinz Guderian y el general de brigada soviético Semión Krivoshein llevaron a cabo un desfile conjunto tras tomar Brest. 

El general alemán Heinz Guderian y el brigada soviético Semión Krivoshein durante el desfile conjunto en Brest.
Lvov (o Lwów en polaco) se rindió el 22 de septiembre, días después de que los alemanes hubieran entregado el mando de las operaciones en la zona a los soviéticos. Fuerzas soviéticas tomaron Vilna el 19 de septiembre, tras una batalla de dos días de duración. El 24 de septiembre tomaron Goradnia, tras cuatro días de combates. Hacia el 28 de septiembre el Ejército Rojo ya había alcanzado la línea de los ríos Narew, Bug Occidental, Vístula y San, que trazaban la frontera acordada previamente con los nazis.
La caballería soviética en un desfile en Lvov,
Varias guarniciones polacas aisladas lograron mantener sus posiciones durante mucho tiempo antes de ser derrotadas, siendo la última unidad operacional del Ejército Polaco en rendirse, el Grupo Independiente Operacional "Polesie" (Samodzielna Grupa Operacyjna "Polesie" en polaco) del general Franciszek Kleeberg Polesie. Kleeberg se rindió el 6 de octubre, tras los cuatro días que duró la batalla de Kock, cerca de Lublin, terminando así con la Campaña de Septiembre. Los soviéticos habían salido victoriosos. El 31 de octubre, Mólotov presentó un informe al Soviet Supremo:
"Un golpe corto del Ejército alemán, y posteriormente otro del Ejército Rojo, fueron suficientes para aniquilar esta fea criatura del Tratado de Versalles".
La reacción de Francia y Gran Bretaña a la invasión de Polonia fue el silencio, ya que no deseaban ningún tipo de confrontación con la URSS en ese momento. Bajo los términos de la alianza militar Anglo-Polaca del 25 de agosto de 1939, los británicos habían prometido asistencia militar a Polonia si esta era atacada por una potencia europea. Pero cuando el embajador polaco Edward Raczyński recordó al Secretario de Estado británico E. F. L. Wood lo firmado, éste declaró tajantemente que no era una buena empresa para el Reino Unido declarar la guerra a la Unión Soviética. El Primer Ministro británico Neville Chamberlain consideró hacer público un compromiso de restaurar la estructura del Estado Polaco pero finalmente se limitó a emitir declaraciones de condena general.

A todo eso, no existía ningún motivo militar válido para que los franceses permanecieran inactivos. Efectivamente, la situación era todavía de tal naturaleza que hubieran podido apagar las llamas de la segunda Guerra Mundial. Su compatriota Jean Dutord ha afirmado: "Los generales franceses tenían en la mano la llave del éxito". El 10 de septiembre, el comandante en jefe francés, Gamelin, escribió a su colega de la agonizante Polonia: “Más de la mitad de nuestras divisiones activas están empeñadas en combates en las zonas del Nordeste. Es imposible hacer nada más”. Y el comunicado del Ejército francés del 11 de septiembre afirmaba: “Nuestros ataques han obtenido notables éxitos al este del Saar”. El 16 de septiembre, las estaciones de radio de Nueva York informaban: “Centenares de miles de soldados franceses y alemanes están librando una encarnizada batalla”. El 19 de septiembre, la emisora londinense de onda corta emitió este comunicado: “La lucha se extiende sobre un frente de 160 km. y algunas unidades francesas se encuentran a 16 kilómetros más allá de la frontera alemana”. Pero las cosas no eran así. En realidad, por el curso superior del Rin navegaban barcos neutrales, cuya tripulación cambiaba saludos con los soldados que se hallaban en las dos orillas. En otras palabras: no se estaba librando ningún combate.


Los franceses también habían adquirido compromisos con Polonia, incluyendo la provisión de ayuda aérea, y éstas no fueron cumplidas. Una vez que los soviéticos invadieron Polonia, los franceses y los británicos decidieron que no había nada que pudieran hacer por Polonia a corto plazo, por lo que comenzaron a planificar una victoria a largo plazo. Los franceses habían avanzado de manera provisional en el Sarre a principios de septiembre pero después de la derrota polaca, se retiraron detrás de la Línea Maginot, a fecha de 4 de octubre. Muchos polacos se indignaron ante la falta de apoyo por parte de sus aliados occidentales, lo que creó un sentimiento de traición entre los polacos.

En octubre de 1939 Mólotov informó al Soviet Supremo que la invasión había provocado un total de 737 muertes y 1.862 heridos soviéticos, aunque las cifras polacas elevan los números hasta 3.000 muertes y entre ocho mil y diez mil heridos. En el lado polaco, entre 6.000 y 7.000 soldados perecieron en los combates contra el Ejército Rojo, siendo hechos prisioneros entre 230.000 y 450.000 hombres. Los soviéticos solían saltarse los términos de las rendiciones. En algunos casos, prometieron a los soldados polacos la libertad si se rendían pero terminaron arrestándolos cuando estos depusieron las armas

Los soviéticos no trataron a los prisioneros militares polacos como prisioneros de guerra sino como rebeldes contra el nuevo gobierno de la Ucrania y Bielorrusia Occidental. Los soviéticos mataron a decenas de miles de prisioneros de guerra polacos. Algunos fueron ejecutados en plena campaña, como el general Józef Olszyna-Wilczyński, que fue capturado, interrogado y después asesinado el 22 de septiembre. El 24 de septiembre, los soviéticos mataron a cuarenta y dos personas, entre personal y pacientes, de un hospital militar polaco en el pueblo de Grabowiec, cerca de Zamość. 

Los soviéticos también ejecutaron a todos los oficiales polacos que capturaron después de la batalla de Szack, a fecha de 28 de septiembre de 1939. Más de 10.000 personas, entre personal militar polaco y civiles, perecieron en la Masacre de Katyn (ver más). Unos 300 polacos fueron ejecutados después de la batalla de Grodno.

Los polacos y los soviéticos restablecieron sus relaciones diplomáticas en 1941, siguiendo el Pacto Sikorski-Mayski, pero los soviéticos volvieron a romperlas en 1943 después de que el gobierno polaco demandara un examen independiente de las fosas comunes descubiertas en el bosque de Katyn. Entonces el gobierno soviético presionó a los Aliados Occidentales para que reconocieran al gobierno títere prosoviético de Wanda Wasilewska en Moscú.

El 28 de septiembre de 1939, la URSS y Alemania cambiaron en secreto los términos del Pacto Molotov-Ribbentrop. Pasaron a Lituania al círculo de influencia soviético y desplazaron la frontera en Polonia hacia el este, dando a Alemania un territorio mayor. Con este acuerdo, con frecuencia descrito como la cuarta partición de Polonia (ver más), la URSS se quedó con todo el territorio polaco situado al este de la línea descrita por los ríos Pisa, Narew, Bug Occidental y San. Esto proporcionaba un total de 200.000 kilómetros cuadrados, habitados por trece millones y medio de ciudadanos polacos.

El Ejército Rojo había sembrado la confusión entre los lugareños al asegurar que llegaban para salvar a Polonia de los Nazis. Su avance sorprendió a los polacos y a sus líderes, que no habían recibido información sobre cómo responder ante una invasión de la URSS. Algunos ciudadanos polacos y los judíos quizás habrían preferido en un principio un régimen soviético antes que uno nazi. Sin embargo, los soviéticos impusieron su ideología rápidamente en la vida local. Por ejemplo, comenzaron a confiscar, nacionalizar y redistribuir todas las empresas de propiedad privada o estatal. Durante los dos años que siguieron a la invasión y anexión de Polonia, los soviéticos arrestaron a unos cien mil ciudadanos polacos y deportaron a un total de entre 350.000 y 1.500.000, de los cuales entre 250.000 y 1.000.000 murieron, la mayoría de ellos, civiles.

De los trece millones y medio de civiles que vivían en los territorios anexionados por la URSS, los polacos eran el mayor grupo étnico pero los bielorrusos y ucranianos, en conjunto, representaban el cincuenta por ciento de la población. La anexión no dio a la Unión Soviética el control de todas las áreas donde vivían los bielorrusos y los ucranianos, ya que algunas de ellas se quedaron en la zona alemana debido al movimiento de la frontera al este. De todos modos, la URSS consiguió unir a la mayor parte de ambos pueblos, expandiendo las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Bielorrusia y de Ucrania.

El 26 de octubre de 1939 se llevaron a cabo "elecciones" en las asambleas de Bielorrusia y Ucrania para dar a la anexión una apariencia de legalidad. Los bielorrusos y ucranianos residentes en Polonia habían sido alienados por la política de polonización del Gobierno de Varsovia y por la represión contra los movimientos separatistas, por lo que sentían poca lealtad hacia el estado polaco. Sin embargo, no todos los bielorrusos y ucranianos vieron con buenos ojos la instauración del régimen soviético en Polonia, debido al resquemor por el Holodomor (hambruna en Ucrania) de comienzos de los años 1930. En general, los pobres recibieron bien a los soviéticos mientras que las élites tendieron a formar parte de la oposición, a pesar de apoyar la reunificación.

Los soviéticos introdujeron rápidamente políticas de sovietización en Bielorrusia y Ucrania Occidental, incluyendo colectivizaciones masivas en la totalidad de la región. Durante el proceso, eliminaron implacablemente los partidos políticos y las asociaciones públicas y arrestaron o ejecutaron a sus líderes, acusándolos de "enemigos del pueblo". Las autoridades también suprimieron la Organización de Nacionalistas Ucranianos, de carácter antipolaco y que llevaba resistiendo activamente contra el estado polaco desde los años 1920. Pero a pesar del cambio de régimen, los nacionalistas ucranianos continuaron aspirando a un estado ucraniano independiente y unificado. Las unificaciones de 1939 fueron a pesar de todo un acontecimiento decisivo en la historia de Ucrania y de Bielorrusia porque sentaron la base territorial con la que las dos repúblicas alcanzarían la independencia en 1991, después de la caída de la Unión Soviética.

Los censores soviéticos suprimieron muchos de los detalles de la invasión de 1939 y de sus consecuencias.  El Politburó calificó a la operación como una "campaña de liberación" y posteriormente las instituciones y publicaciones soviéticas no variarían esta postura. El 30 de noviembre de 1939, Stalin aseguró que no era Alemania quien había atacado a Francia e Inglaterra sino que eran Francia e Inglaterra quienes habían atacado a Alemania. En marzo de 1940 Mólotov aseguró que Alemania había tratado de negociar la paz pero que su propuesta había sido rechazada por los "imperialistas anglo-franceses". 

Todos los gobiernos soviéticos posteriores negaron la existencia de un protocolo secreto en el Pacto Molotov-Ribbentrop pero cuando el documento fue "encontrado" en los archivos soviéticos en 1989 la verdad se dio a conocer. La censura también se aplicó en la República Popular de Polonia para mantener la imagen de "amistad Polaco-Soviética", promovida por los dos gobiernos comunistas. La política oficial solamente admitía que la campaña de 1939 sirvió para unir a los pueblos ucraniano y bielorruso y para liberar a los polacos del "capitalismo oligárquico". Las autoridades desanimaron a todo estudio o enseñanza profunda sobre la materia. 

La invasión soviética, que el Politburó llamó "campaña de liberación", permitió la incorporación de millones de polacos, ucranianos y bielorrusos a las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Ucrania y de Bielorrusia. Durante la existencia de la República Popular de Polonia (1945-1989), la invasión fue considerada un asunto delicado, llegando a ser tabú y omitida de la historia oficial con el objetivo de preservar la ilusión de la "amistad eterna" entre los miembros del Bloque del Este.

En noviembre de 1939, la URSS atacó Finlandia (ver más) y la forzó a ceder el istmo de Karelia. Las repúblicas bálticas fueron también anexionadas por Stalin, pasando a configurarse como repúblicas soviéticas en agosto de 1940.

jueves, 10 de mayo de 2018

El asalto a Eben-Emael

El fuerte de Eben-Emael se hizo muy conocido durante la batalla del 10 de mayo de 1940, cuando un pequeño equipo de paracaidistas alemanes logró controlar la artillería del fuerte en menos de 15 minutos. Organización, innovación y audacia fueron las claves del éxito alemán.

A las 4:25 a.m. en la oscuridad previa al amanecer del 10 de mayo de 1940, nueve planeadores alemanes se detuvieron silenciosamente para detenerse en la cima de la colina de la fortaleza más fuertemente defendida de Europa.

Estos paracaidistas estaban a punto de atacar lo que se consideraba la fortaleza más inexpugnable de Europa, una misión que se consideraba poco menos que suicida. Sin embargo, a las 11:30 am del día siguiente, un oficial belga con una bandera blanca, apareció en la entrada del Fuerte Eben-Emael para entregar la enorme fortificación de concreto a las fuerzas alemanas. De los apenas 85 zapadores alemanes que entraron en acción el 10 de mayo, 6 resultaron muertos y 15 heridos, sin contar las heridas recibidas por algunos en el momento del aterrizaje, por otra parte, según fuentes belgas, en el momento del ataque al fuerte sólo se encontraban 750 de los 1200 hombres que constituían su guarnición; al parecer, el 15 % estaba de permiso y los restantes acantonados en los pueblos vecinos. Los belgas tuvieron 23 muertos y 59 heridos. La captura del fuerte de Eben-Emael es famosa por ser el primer ataque por planeadores del mundo. Esta acción audaz cambió la forma en que los estrategas militares procesarían la guerra en el futuro, y todavía influye mucho en la planificación militar de hoy.



Eben-Emael fue el principal bastión central en una gran cadena de 12 fortalezas belgas formidables, intercaladas con obstáculos naturales de marismas, ríos, valles y montañas que rodeaban la ciudad de Lieja y protegían la entrada a las llanuras del centro de Bélgica. Este anillo de fortalezas se llamó Position Fortifiée de Liège. Situado junto al recientemente construido Canal Alberto de 45 metros de ancho, excavado como una barrera defensiva estratégica, el fuerte tenía grandes casamatas de armas emplazadas sobre el lado del canal. Su función era proteger los tres grandes puentes de acero que un ejército alemán tendría que cruzar para entrar en Bélgica y los Países Bajos.

Era imprescindible apoderarse de los puentes sobre el canal Alberto antes de que sufrieran daños, y poner fuera de combate a EbenEmael. Teniendo en cuenta los preparativos del Ejército belga, no sería posible conseguir ninguno de estos objetivos empleando sistemas de guerra ortodoxos, ni siquiera recurriendo a las tropas paracaidistas. Por lo tanto, el mando alemán decidió utilizar planeadores de transporte, capaces de acercarse a las posiciones enemigas de un modo silencioso e invisible, a la media luz del alba; y como hasta entonces no se hablan empleado nunca en tan amplia escala como medio de combate, tendrían a su favor el importante factor sorpresa. Pero para que este factor sorpresa fuera efectivo, era indispensable que los planeadores aterrizaran en el mismo instante en que el Ejército alemán comenzara a cruzar la frontera. Por lo tanto, el Ejército debía establecer el momento de su ataque adaptándose a las necesidades de las unidades aerotransportadas, y sólo después de mucho insistir consintió en dar la prioridad a un medio tan poco conocido y hasta entonces nunca experimentado.

La importancia de estos tres puentes no puede ser subestimada. Las divisiones de Hitler primero necesitaban cruzar los Puentes de Kanne, Vroenhoven y Veldwezelt para ingresar a Bélgica. Si las fuerzas avanzadas de Hitler fuesen detenidas aquí, habría tiempo suficiente para que los ejércitos belga y holandés prepararan posiciones de defensa más hacia el interior, y la invasión se mantendría el tiempo suficiente para que los ejércitos francés y británico llegaran a la escena

¿Por qué eligió Hitler atacar la fortaleza más fuertemente armada de toda Europa como su impulso inicial en la Segunda Guerra Mundial? Fort Eben-Emael se encuentra a 15 millas de la frontera alemana, al sur de la ciudad holandesa de Maastricht, y junto al río Meuse, la frontera entre los Países Bajos y Bélgica. Con la caída de Eben-Emael, el corazón de Bélgica estaría abierto a la invasión.


El diseño de Eben-Emael lo hizo virtualmente inexpugnable por las fuerzas de tierra convencionales; de hecho, fue construido para "disuadir a un agresor del este de contemplar la violación de la neutralidad belga".

Con forma de punta de flecha o diamante, con la punta afilada hacia el norte, el fuerte mide algo más de un kilómetro de norte a sur y casi 800 metros de este a oeste, y ocupa un área del tamaño de 70 campos de fútbol.


Las defensas del fuerte aprovecharon los obstáculos naturales y de ingeniería que harían demasiado costoso el ataque. El  Canal Alberto, que corría a lo largo de su borde oriental, estaba bordeado por muros de hormigón casi verticales de unos 40 metros de altura, lo que imposibilitaba el asalto desde ese punto. Al oeste, el fuerte estaba bordeado por el río Geer y reforzado por una zanja antitanque. Hacia el sur estaba defendida por una zanja antitanque de 9 metros  de ancho y 6 metros de profundidad.

Las capacidades y el armamento ofensivo y defensivo de Fort Eben-Emael eran impresionantes, incluso para los estándares actuales. Para intimidar a cualquiera que considerara atacar el fuerte, se colocaron  16 emplazamientos de armas. La parte superior del fuerte, 120 pies más alta que el fortín de entrada en la base, estaba salpicada de siete fortines armados con cañones antitanque de 60 mm y ametralladoras, rematados con pequeñas cúpulas de observación de concreto.


Otras seis casamatas de concreto se ubicaron alrededor de la parte superior de la fortaleza, cuatro de las cuales estaban armadas con cañones triples de 75 mm con un alcance de siete millas. Dos de estas casamatas estaban en posición de disparar al norte, donde se encontraban el Canal de Albert y Maastricht, por lo que se las llamó casamatas de Maastricht. Dos casamatas miraban hacia el sur, hacia la pequeña ciudad de Vise, y se llamaban Vise 1 y Vise 2. Estas casamatas cubrían los puentes del sur del Canal Albert y también podían usarse para disparar sobre las otras fortalezas alrededor de Lieja si eran atacadas.

Tres grandes cúpulas en forma de platillo volador con cúpulas blindadas giratorias de 360 grados de 12 pulgadas de espesor equipadas con cañones gemelos de 75 mm que podían disparar en todas las direcciones también se colocaron en la parte superior de la fortaleza. Las cúpulas pueden elevarse cuatro pies por encima de la casamata para una mejor observación y elevación de disparo y luego se retraen para volver a cargar. La cúpula central tenía las armas más grandes en la fortaleza: dos cañones de 120 mm colocados uno junto al otro para obtener el máximo efecto de potencia de fuego. Tres falsas cúpulas hechas de acero delgado fueron emplazadas alrededor del perímetro de la fortaleza para confundir aún más y disuadir a posibles atacantes. Cada casamata o cúpula tenía elevadores eléctricos para proporcionar municiones a los emplazamientos de armas.

Estratégicamente ubicado en las alturas de mando con vistas al Canal de Albert y varios puentes clave, la gigantesca fortaleza de Eben-Emael solo podía ser penetrada con éxito con un asalto de tropas aerotransportadas 

A pesar de la impresionante ametralladora y los emplazamientos antiaéreos, la superficie superior del fuerte carecía de cinturones completamente desarrollados de alambre de púas, minas y trincheras para proteger a las casamatas y cúpulas del ataque aéreo directo simplemente porque los planificadores belgas nunca pensaron en un ataque aéreo. La escasez de emplazamientos antiaéreos indica exactamente cuán ajenos estaban los planificadores a tal eventualidad. El asalto aéreo, ya sea por paracaidistas o planeadores, todavía no se había conceptualizado completamente en 1940.   Hitler ordenó a sus tropas aerotransportadas que entrenen en absoluto secreto, para que los belgas no fueran advertidos de sus planes.

La dotación normal de soldados de la guarnición era 500, más otros 200 para los deberes del comando, técnicos, y administrativos. Sin embargo, en mayo de 1940, muchos estaban enfermos de irritación respiratoria y de garganta debido a sus períodos de una semana en los polvorientos túneles. El 9 de mayo de 1940, el día antes del ataque, la fuerza de la batería de la pistola disminuyó en 100 hombres, ya que muchos soldados reclutados, con la guerra amenazante, fueron reclutados en el ejército belga. Entre soldados enfermos, reclutas cuyo servicio había expirado y 150 hombres adicionales de permiso, la guarnición tenía 250 hombres por debajo de la capacidad operativa en este momento crucial.

El plan alemán para tomar Fort Eben-Emael
El asalto aéreo a Fort Eben-Emael fue solo una parte de un complejo aerotransportado   y plan de ataque terrestre. La estrategia de Hitler requería que se lanzaran otras tres incursiones con planeadores al mismo tiempo que el grupo principal, con 87 hombres asignados, asaltaba Eben-Emael.

Estos tres grupos debían tomar los tres puentes de carretera a través del Canal Albert. Todos los puentes habían sido cableados para su demolición por los belgas, por lo que los grupos de asalto debían aterrizar lo más cerca posible de los puentes y atacar sorpresivamente antes de que pudieran ser destruidos por los defensores belgas. 

En la medianoche del 9 de mayo, el Alto Mando alemán, Oberkommando des Heeres (OKH), emitió órdenes de comenzar la invasión de Bélgica. El Capitán Koch recibió las órdenes a las 12:40 a.m., despertó a los hombres a las 3 am y les ordenó que hicieran los preparativos finales. La hora de salida fue   4:30 a.m., calculado para tener los cuatro grupos de planeadores aterrizando a las 5:25 a.m. en sus diversos objetivos. 

La caída de Eben-Emael demostró cómo un ataque sorpresa rápido y duro golpearía a los defensores, causando que la moral cayera rápidamente, lo que llevaría a la rendición. Eben-Emael cayó en poco más de 31 horas. Todos los oficiales participantes en la incursión recibieron la Cruz de Caballero, y los suboficiales y soldados  recibieron una generosa asignación de Cruces de Hierro, presentada personalmente por Hitler en una ceremonia especial el 15 de mayo de 1940.


El osado asalto allanó el camino para la rápida victoria alemana en Occidente. En cuestión de semanas, el ejército de Hitler entró en París.

Toda la operación fue comandada por el Hauptmann (capitán) Walter Koch, de la Luftwaffe. De solo 29 años de edad. Koch había nacido el 19 de septiembre de 1910 en Bonn.  Un año después participaría de la primera oleada de paracaidistas en el ataque a Creta, con el grado de Mayor. En el primer día de combates fue herido en la cabeza y repatriado en junio y promovido al grado de Oberstleutnant (Tte. Coronel) en abril de 1942. Enviado a Túnez en noviembre de ese año, Koch y su 5° Regimiento de Paracaidistas tuvieron su primera acción en África en Depienne Airfield, dos semanas después. El 2° batallón de paracaidistas británico bajo el mando del teniente coronel John Dutton Frost tuvo la tarea de asegurar los aeródromos en Depienne. Al encontrar los aeródromos abandonados, Frost, en busca de otros objetivos tuvo que dejar a varios hombres heridos bajo la protección de un solo pelotón detrás. Detectados por una patrulla de Koch, los paracaidistas británicos fueron rápidamente derrotados y tomados prisioneros de guerra. Koch hizo que sus médicos trataran a los heridos y los dejaran atrás con agua, comida y cigarrillos antes de entregárselos a las fuerzas de tierra alemanas. Estas fuerzas alemanas, actuando de acuerdo con la Orden de Comando, estaban preparando la ejecución de los prisioneros británicos. Koch consiguió detener la ejecución, exigiendo el tratamiento adecuado de los prisioneros. Después de una acalorada discusión, los soldados británicos fueron llevados a un campo de prisioneros de guerra; sin embargo Koch fue  herido y trasladado a Berlín, donde fue duramente reprendido, por su abierta crítica a la Orden del Comando emitida por el OKW, el Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el 18 de octubre de 1942 estableciendo que todos los comandos aliados encontrados en Europa y África deberían ser fusilados inmediatamente, incluso con uniformes o si intentaron rendirse. Tal orden nacía de una nota escrita personalmente en el comunicado diario de la Wehrmacht por Adolf Hitler que decía 
En el futuro, todas las tropas de terror y sabotaje de los británicos y sus cómplices, que no actúan como soldados, sino como bandidos, serán tratados como tales por las tropas alemanas y serán eliminados sin piedad en la batalla, donde sea que aparezcan.
Moriría en Berlín, mientras todavía se recuperaba de sus heridas, el 27 octubre de 1943 a causa de un extraño accidente de tráfico. Veteranos de su regimiento atribuyeron su muerte a la Gestapo, en venganza por atreverse a desafiar la orden.

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lunes, 7 de mayo de 2018

Un arma, un símbolo del Siglo XX

"De todas las armas del vasto arsenal soviético, nada más rentable que el Avtomat Kalashnikova modelo 1947, más conocido como AK-47 o kalashnikov. Es el fusil de asalto más popular del planeta, un arma que adoran todos los combatientes. Cuatro kilos de amalgama elegante y simple de acero forjado y madera que no se rompe, no se atasca ni se recalienta. Dispara cubierto de barro o lleno de arena. Es de manejo tan fácil que un niño puede usarlo, y lo hacen. Los soviets lo pusieron en una moneda, Mozambique lo puso en su bandera. Desde el fin de la Guerra Fría, el kalashnikov se ha convertido en la mayor exportación de Rusia, por delante del vodka, y el caviar”. 

La frase la dice Nicolas Cage como Yuri Orlov en 'El señor de la guerra'. Y es completamente cierta.

Mijail Kalashnikov
El AK-47 ha desbordado los límites de la antigua Unión Soviética, para aparecer en manos de Fidel Castro o Salvador Allende, así como dictadores como Sadam Hussein o incluso Osama Bin Laden. Guerrilleros, niños soldados, narcos y delincuentes por igual lo han alzado, a veces simplemente como muestra de poder.

Míjail Kalashnikov nació el 10 de noviembre de 1919 en la localidad de Kurya, territorio de Altai, hijo de una pobre familia campesina. Fue uno de 18 hijos, de los cuales sólo sobrevivieron seis.

Ingresó al Ejército Rojo en 1938, donde sus capacidades de diseñador fueron utilizadas para mejorar la efectividad de las armas y los equipos de los regimientos de tanques soviéticos.

Después de una herida recibida en octubre de 1941, cuando un mortero alemán impactó el tanque que comandaba, Kaláshnikov empezó a diseñar el fusil que llevaría su nombre y lo haría famoso.

Un año y medio antes de su muerte en diciembre de 2013, a los 94 años. escribió una carta al patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Cirilo I, y en ella se preguntaba si era culpable de las muchas muertes causadas por su creación.

En uno de sus párrafos se pregunta;
"Mi dolor espiritual es insoportable. Sigo haciéndome la misma pregunta sin resolución: si mi rifle le quitó la vida a personas, ¿podría ser que yo sea culpable de esas muertes, aun cuando fueran enemigos?"
Sin embargo, un portavoz de Cirilo I dijo que cuando las armas sirven para defender la patria, la Iglesia Ortodoxa apoya a quienes las crearon.

No creo que se pueda encontrar en toda la historia un hombre que haya tenido la oportunidad de ver su obra presente en los símbolos nacionales de un estado, excepto Mijail Kalashnikov. Su creación más famosa, el fusil AK-47 está presente en la bandera y en el escudo de Mozambique.


El AK-47, representa la determinación del pueblo para proteger y defender su libertad. La presencia simbólica del arma es una evocación de la violencia armada que ese país ha experimentado durante su corta historia como nación independiente. 

También lo encontramos en el  escudo nacional de Timor Oriental, en vigor desde 2007. En él puede observarse un fusil AK-47 situado delante de una flecha de color amarillo o dorado y sobre un arco del mismo color, que representan las luchas y resistencia de la población timorense por la independencia.


A raíz de la revolución que puso, entre otros, el cambio de nombre del estado de Alto Volta, llamado a partir de entonces Burkina Faso, en 1984 se adoptó un emblema circular de inspiración socialista. En él puede verse un fusil de asalto AK-47. Los elementos del escudo están envueltos por el lema nacional “LA PATRIE OU LA MORT: NOUS VAINCRONS” (“La patria o la muerte: Venceremos”). Estuvo vigente hasta  1997


Finalmente, encontramos al AK-47 presente en el escudo de Zimbabue, aprobado en 1981, junto a una azada. Ambos representando la transición de la guerra a la paz y la democracia.


Se dice que el AK-47 está basado en el rifle de asalto alemán STG-44 (Sturmgewehr), pero esto no es del todo cierto. Tras hacerse con una carabina alemana Mkb-42(H) en 1943, surgió la cuestión sobre la creación de un sistema de armas ligeras de cartucho intermedio.

Mkb-42(H)
Posteriormente a los ingenieros soviéticos se les encomendó la tarea de crear un rifle automático de cartucho intermedio según el modelo alemán. En el concurso que tuvo lugar en 1944 la vencedora fue la metralleta de Sudáev (AC-44). 

Sin embargo, en 1946 el diseñador Sudáev falleció y nadie pudo finalizar el proyecto. El asunto quedó en el aire. Poco después se anunció un nuevo concurso cuyas bases pasaban por usar la experiencia ya adquirida con la metralleta de Sudáev, y no del Sturmgewehr (Stg-44). Más tarde, tras una serie de complicadas y largas pruebas se decantaron por el fusil automático de Kaláshnikov de calibre 7,62 (o AK-47). A pesar de su designación que refiere al año de 1947, no fue hasta 1949 cuando finalmente se adoptó y empezó a producirse en masa, para posteriormente aparecer entre las filas del ejército. La primera vez que se usó con fines militares fue durante la operación Vijr en Hungría en octubre de 1956.

Se trata de un arma sencilla de fabricar y operar; sus piezas se hacen de acero estampado con apenas algunas soldaduras y está diseñada para que dispare incluso bajo el agua, con arena o con un casquillo suelto en el cajón de mecanismos. El mobiliario original era de madera contrachapada, pero hay versiones con piezas de plástico, con culatas plegables de metal o polímeros y con cañones de diferentes longitudes.

Su funcionamiento es de recarga accionada por gas: un tubo superior característico desvía parte de los gases del disparo hacia un pistón que se mueve hacia atrás, abre el cerrojo rotativo y expulsa el casquillo usado. Un muelle lo devuelve a su posición cerrando el cerrojo y colocando la siguiente bala en posición de disparo. El ciclo puede repetirse hasta 600 veces por minuto; una gran palanca en el lado derecho permite seleccionar entre Seguro, Tiro a tiro (semiautomático) y Ráfaga.

Su característico cargador curvo, originalmente de chapa estampada aunque hay versiones de baquelita o de polímeros, puede albergar 10, 20 o 30 balas, aunque el rifle también acepta los cargadores de 40 cartuchos de la ametralladora RPK. El proyectil sale a 715 metros por segundo y es capaz de atravesar hasta 10 mm de acero en distancias no muy largas.

Aunque no existen estadísticas, hay quienes afirman que es responsable de más muertes  que la artillería, los ataques aéreos y los cohetes. Su construcción es simple, lo cual lo hace relativamente barato; unos 530 dólares en 2005, aunque en África se puede encontrar por 300 con facilidad. Es tan eficiente en su funcionamiento y la munición tan sencilla de encontrar que, contando descendientes, versiones e imitaciones, se han fabricado entre 80 y 100 millones de ejemplares (de la familia M-16, el segundo en números, hay unos 10 millones). Un niño puede aprender a desensamblarlo y ensamblarlo en 30 segundos, y a usarlo en muy poco más; sin su simplicidad, sería imposible el fenómeno de los niños-soldado
Se han producido muchas versiones. estas son solo algunas:


Algunas estampillas también recuerdan a esta arma y a su creador




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