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jueves, 13 de agosto de 2015

Construcción y caída del Muro de Berlín

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Berlín quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en 1949 el área oriental en poder de los soviéticos quedó bajo la jurisdicción de la llamada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres formaron una sola área gobernada por la República Federal Alemana (RFA).

En los años siguientes, la zona occidental empezó a prosperar mientras que el lado soviético sufría problemas económicos. Esto ocasionó que millones de berlineses que vivían bajo el régimen comunista migraran al Berlìn occidental. 

Entre 1949 y 1961, alrededor de 2,7 millones de personas habían abandonado la RDA y Berlín Oriental: alrededor de la mitad de esa corriente migratoria estaba compuesta por gente joven de menos de 25 años y esto suponía un gran problema para la dirección del Partido Socialista Unificado de Alemania (en alemán: Sozialistische Einheitspartei Deutschlands, abreviado SED, o PSUA en español). Alrededor de medio millón de personas pasaba cada día la frontera en ambas direcciones y de esta manera, podían comparar las condiciones de vida de ambos lados. Solamente en el año 1960, alrededor de 200.000 personas se mudaron de forma definitiva al Oeste. La RDA se encontraba al borde del colapso social y económico.

Aún el 15 de junio de 1961, el presidente del Consejo de Estado de la RDA, Walter Ulbricht, declaraba que nadie tenía la intención de construir un muro. El 12 de agosto de 1961, el Consejo de Ministros de la RDA anunció que: 
“Para poner fin a las actividades hostiles de revanchismo y militarismo de Alemania Occidental y Berlín Occidental, se instalará en la República Democrática Alemana, incluida la frontera con los sectores de ocupación occidentales de Berlín, tal como es habitual en cualquier Estado soberano.”
Lo que no mencionó el ministro es que esa medida se dirigía, en primer lugar, contra la población propia que, en el futuro, tendría prohibido cruzar la frontera.

En las primeras horas de la mañana del 13 de agosto de 1961, en la frontera del sector soviético hacia Berlín Oeste se erigieron barreras temporales y fueron arrancados los adoquines de las calles. Unidades de la Policía popular y de la Policía de transportes, así como los denominados grupos de combate de trabajadores prohibieron cualquier tipo de tráfico en las fronteras entre sectores. De hecho, no fue casual que la dirección del partido SED eligiera un domingo durante las vacaciones de verano para realizar esa acción. De hecho, la primera persona que murió tratando de cruzar el muro, Günter Litfin, fue abatido cuando procuraba regresar a Berlín occidental, donde vivía y trabajaba.

Monolito conmemorativo de Günter Litfin
En los días siguientes, obreros de la construcción de Berlín Este sustituyeron, bajo la estricta vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA, los rollos de alambre de púas que se habían estirado en la frontera con Berlín Oeste por un muro construido con paneles de hormigón y piedras de grandes dimensiones. Las fachadas de las casas de algunas calles, como por ejemplo la Bernauer Straße, donde las aceras pertenecían al barrio de Wedding (Berlín Occidental) y, las casas al barrio de Mitte, (Berlín Oriental) fueron incluidas en las instalaciones fronterizas. Muy rápidamente, el gobierno de la RDA hizo tapiar las entradas frontales y las ventanas de los pisos bajos de las casas, de manera que sus habitantes solamente podían acceder a las mismas por la parte del patio, ubicado en Berlín Oriental. Ya en el año 1961, muchas otras casas fueron desalojadas a la fuerza, tanto en la Bernauer Straße como en otras calles limítrofes.

De un día para otro, calles, plazas y casas quedaron divididas y, a causa de la construcción del Muro, quedó interrumpido el transporte urbano. La noche del 13 de agosto, el alcalde Willy Brandt declaró ante la Cámara de Diputados: 
“(...) El Senado de Berlín acusa ante la comunidad mundial, las medidas ilegales e inhumanas practicadas por aquellos que están dividiendo Alemania, oprimiendo a Berlín Oriental y amenazando a Berlín Occidental (...)".
El 25 de octubre de 1961, tanques estadounidenses y soviéticos se encontraban unos frente a otros delante del “paso fronterizo para extranjeros” en la Friedrichstraße (Checkpoint Charlie). Guardias fronterizos de la RDA habían intentado primeramente controlar la documentación de representantes de los aliados del Este que querían cruzar al sector soviético. Desde el punto de vista estadounidense, esta medida violaba el derecho vigente de libre circulación por toda la ciudad del que disfrutaban los miembros de las fuerzas aliadas. Los tanques de las dos grandes fuerzas nucleares permanecieron así durante 16 horas, separados solamente por unos pocos metros. Para los que vivieron esa situación había un gran peligro de que se desatara una guerra. Un día después se produjo la retirada de ambas partes. Gracias a una iniciativa diplomática de Kennedy, presidente de los EE.UU., Kruschev, jefe de Estado soviético y del partido, confirmó el estatus de los cuatro poderes en todo Berlín.

En el periodo siguiente, las instalaciones fronterizas se siguieron ampliando y reconstruyendo y el sistema de control fronterizo fue perfeccionado. El muro que transcurría por el centro de la ciudad y que separaba Berlín Oriental de Berlín Occidental tenía una longitud de 43,1 kilómetros. Las instalaciones fronterizas que separaban Berlín Occidental del resto de la RDA, tenían 111,9 kilómetros de longitud. Entre 1961 y 1988, más de 100.000 ciudadanos de la RDA intentaron huir a través de la frontera interalemana o el Muro de Berlín. Más de 600 personas fueron abatidas a tiros por soldados fronterizos de la RDA o murieron de otra forma al intentar huir. Tan sólo en el Muro de Berlín hubo, por lo menos, 136 muertos entre 1961 y 1989 y cientos de heridos y personas detenidas.

La caída del muro

El Muro de Berlín cayó en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, 28 años después de su construcción. La apertura del muro, conocida en Alemania con el nombre de die Wende (El cambio), fue consecuencia de las exigencias de libertad de circulación en la ex RDA y las evasiones constantes hacia las embajadas de capitales de países del Pacto de Praga y Varsovia y por la frontera entre Hungría y Austria, que impuso menos restricciones desde el 23 de agosto. En septiembre, más de 13.000 alemanes orientales emigraron hacia Hungría. Poco después comenzaron manifestaciones masivas en contra del gobierno de la Alemania Oriental. El líder de la RDA, Erich Honecker, renunció el 18 de octubre de 1989, siendo reemplazado días más tarde por Egon Krenz.

Tras el 6 de noviembre se hizo público el proyecto de una nueva legislación para viajar, que recibió duras críticas, y el gobierno checoslovaco protestó por vías diplomáticas por el aumento de la emigración desde la RDA a través de Checoslovaquia. El SED decidió, el 7 de noviembre, regular los viajes al exterior, facilitándolos. El 9 de noviembre se promulgó un plan que permitía obtener pases para viajes de visita. Se elaboró un modelo en el Consejo de Ministros, que se decidió ese mismo día antes de las 18:00 y que debía ser publicado y difundido en forma de circular a las 4:00 del día siguiente por las agencias de noticias, aunque hubo una objeción al procedimiento por parte del Ministerio de Justicia. En paralelo, el modelo del Ministerio fue estudiado y aprobado en el Comité Central.

El miembro del Politburó del SED Günter Schabowski anunció en una conferencia de prensa, retransmitida en directo por la televisión de Alemania Oriental, que todas las restricciones habían sido retiradas y, creyendo que podrían pasar sin ningún trámite al otro lado, decenas de miles de personas fueron de inmediato al muro, donde los guardias fronterizos no se atrevieron a disparar y al fin abrieron los puntos de acceso. Schabowski acabó la conferencia de prensa a las 18:53. Se encontraban sobre el podio junto a Schabowski los miembros del Comité central del SED Helga Labs, Gerhard Beil y Manfred Banschak. La cuestión se remitió a las actas de la conferencia de prensa.

El corresponsal de la agencia italiana ANSA, Riccardo Ehrman, preguntó sobre el derecho de viaje, En abril de 2009, Ehrman declaró que antes había recibido una llamada telefónica en la que se le decía que hiciera una pregunta sobre la ley de viajes
«"Señor Schabowski, ¿cree usted que fue un error introducir la Ley de Viajes hace unos días?"»
Se refería a una ley de permisos de viaje muy confusa que había provocado un éxodo de miles de alemanes a través de las fronteras de Checoslovaquia y Hungría. Schabowski sacó unos papeles del bolsillo y repitió que, para evitar más líos, los ciudadanos de la RDA podrían ir al Oeste, esta vez sin pasaporte ni visado: sólo mostrando el carné de identidad o un documento parecido. Schabowski leyó un proyecto de ley del consejo de ministros que tenía delante a las 18:57:
"Los viajes privados al extranjero se pueden autorizar sin la presentación de un justificante; motivo de viaje o lugar de residencia. Las autorizaciones serán emitidas sin demora. Se ha difundido una circular a este respecto. Los departamentos de la Policía Popular responsables de los visados y del registro del domicilio han sido instruidos para autorizar sin retraso los permisos permanentes de viaje, sin que las condiciones actualmente en vigor deban cumplirse. Los viajes de duración permanente pueden hacerse en todo puesto fronterizo con la RFA".
A la pregunta del periodista Riccardo Ehrman (Se ha dicho que la formuló el reportero Peter Brinkmann):
«Wann tritt das in Kraft?» (¿Cuándo entra en vigor?)
Schabowski hojeó sus notas y contestó:
«Ab sofort» (De inmediato).
Schabowski cometió un error, no leyó la segunda página del documento, en la que se establecía que la medida tenía efecto desde el día siguiente.

Gracias a los anuncios de las radios y televisiones de la RFA y Berlín Oeste bajo el título «¡El Muro está abierto!», muchos miles de berlineses del Este se presentaron en los puestos de control y exigieron pasar al otro lado. Ni las tropas de control de fronteras ni los funcionarios del ministerio encargados de regularlas estaban informados. Sin una orden, bajo la presión de la gente, el punto de control de Bornholmerstraße se abrió a las 23:00, seguido de otros puntos de paso, tanto en Berlín como en la frontera con la RFA. Muchos telespectadores se pusieron en camino. A pesar de todo, la verdadera avalancha tuvo lugar a la mañana siguiente. 

Los ciudadanos de la RDA fueron recibidos con entusiasmo por la población del Oeste. La mayoría de los bares cercanos al muro daban cerveza gratis y los desconocidos se abrazaban entre sí. En la euforia de esa noche, muchos occidentales escalaron el muro. Cuando se conoció la noticia de la apertura, se interrumpió la sesión vespertina del Bundestag en Bonn y los diputados entonaron en forma espontánea el Himno de Alemania.

Berlin Hoy

En el año 2013, el astronauta canadiense Chris Hadfield estaba en la Estación Espacial Internacional cuando tomó una foto nocturna de Berlín que resultó tan hermosa como sorprendente.


El occidente estaba iluminado de un blanco verdusco, el este era más amarillento y había una línea en el medio que por lo menos daba la impresión de ser la marca del muro que alguna vez simbolizó no sólo la división de la ciudad sino la de dos mundos.

Las diferencias en la foto se deben básicamente a que las dos Alemanias usaban luces callejeras distintas, las de occidente mejores para el medio ambiente.

La foto sirvió para ilustrar cómo, a pesar de los años transcurridos desde 1989 cuando cayó el muro, las brechas no han podido cerrarse del todo (aunque muchas sí se han reducido, en buena medida por la transferencia de una gran cantidad de dinero del oeste al este desde la reunificación en 1990).

Hasta hoy, por ejemplo, los ingresos siguen siendo menores en el este que en el oeste, aunque el costo de vida también es menor en la antigua Alemania oriental.

En el oriente el desempleo también es mayor: 9,7%, comparado con el 5,4% del país como un todo (datos del año 2014). Pero en esta parte del país las mujeres tienen una mejor participación en la fuerza laboral y los niños pequeños son inscritos con más frecuencia en guarderías.

En el este la población también es mayor, en parte porque muchos jóvenes emigraron al occidente en busca de mejores oportunidades. Y están las diferencias que no siempre son palpables con las estadísticas frías: ciertas tensiones entre quienes vienen de una parte del país y de la otra, esa idea -defendida por algunos, pero ciertamente no por todos- según la cual ambas regiones simplemente tienen mentalidades distintas.

La línea donde estaba el Muro de Berlín aún se mantiene en la ciudad para recordar
a sus habitantes que hubo allí una muralla que separaba la capital.


El Muro de Berlín era una maquinaria de muerte.


Sus más de 150 kilómetros eran vigilados por militares, policías y voluntarios civiles que tenían un fusil siempre a mano para apagar cualquier ansia de libertad.

Pero los fugitivos no sólo debían esquivar a los guardias. También tenían que sortear, además del muro propiamente dicho, cercos con alarmas, armas que se disparaban por medio de resortes, torres de vigilancia, búnkers, alambres de púa, perros feroces, terrenos que permitían rastrear huellas y hasta campos minados.

Una "tierra de nadie" rodeaba el Muro del lado oriental
Hay escapes bien documentados. Escondites inesperados en vehículos, túneles subterráneos, globos aerostáticos, disfraces... Todo parecía útil a la hora de huir de la opresión.

Hans Conrad Schumann (nacido el 28 de Marzo de 1942 en Leutewitzh, cerca de Riesa; muerto el 20 de Junio de 1998 en Oberemmendorf, cerca de Kipfenberg) fue la primera persona en escapar de la República Democrática Alemana (RDA). Su fuga es, además, una de las más conocidas.

El 15 de Agosto de 1961, con 19 años, estaba como centinela del Nationale Volksarmee (en alemán, Ejército Popular Nacionalen) en el Muro de Berlín, el cual se encontraba en su tercer día de construcción, en esta etapa, el Muro no era más que una pequeña valla alambrada. Aprovechando su oportunidad, Schumann saltó la alambrada, tras lo cual fue alejado a toda velocidad en un coche de policía de la República Federal Alemana. 

Su huida fue capturada por el fotógrafo Peter Leibing, y la imagen se convirtió en una de las más famosas de la Guerra Fría.

En 1964 se conoció tal vez el caso más resonante: Berlineses occidentales cavaron un túnel de 145 metros de largo, 12 metros de profundidad y 70 centímetros de diámetro que pasaba por debajo del muro.

Gracias a este simple pero trabajoso recurso, unos 60 habitantes del Este consiguieron huir, tras entrar por un baño y salir por el sótano de una panadería.

En 1963, una joven confeccionó uniformes soviéticos para sus amigos, que lograron escapar en automóvil -con ella escondida, claro- tras responder en la frontera el bien ensayado saludo al estilo soviético.

Y con un globo de aire caliente que ellas mismas fabricaron, dos familias se fugaron en 1979. No tenían conocimientos en la materia, pero leyeron libros especializados y probaron diferentes telas y combustibles antes de lanzarse a la aventura.

Desde luego, hubo muchos otros escapes exitosos. Dicen que fueron 5.000 en total. Todos ellos muestran que, para huir, era necesaria una mezcla de viveza, creatividad y fundamentalmente coraje.





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Fuentes

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