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sábado, 14 de noviembre de 2015

14 de noviembre de 1166 aC - Primera huelga de la historia

La huelga está asociada a la demanda de mejores condiciones de trabajo, al desarrollo del movimiento sindical y a la expansión del sindicalismo internacional y, en general, a la lucha de clases. Aunque sus orígenes se remontan a la Revolución francesa de 1789 su pleno desarrollo se produce con la Revolución industrial y la generalización del trabajo asalariado a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

En la sociedad actual el derecho a la huelga se ve como una de las mayores conquistas de los trabajadores. Gracias a ella, en plena revolución industrial, los obreros pudieron mejorar las duras condiciones laborales a las que eran sometidos por los primeros empresarios modernos. Sin embargo, las primeras huelgas conocidas no datan de finales del siglo XVIII o principios del XIX, sino que hay que remontarse varios cientos de años atrás. En concreto, hasta el 1166 antes de Cristo.


La primera huelga de trabajadores de la cual existe registro tuvo lugar en la histórica región de Set Maat -cuyo nombre árabe actual es Deir el Medina-. Esta zona, famosa por haber sido el Valle de los Reyes y por haber estado habitada por la mayoría de los artesanos y escultores del Antiguo Egipto, era también extremadamente rica en canteras y valiosos minerales, por lo que cientos de miles de obreros y de esclavos eran empleados en su explotación.  La huelga a Ramses III, sin embargo, fue realizada por obreros libres de mucho mayor status social. Es decir, por artesanos y escultores. Como en tantas otras áreas en las que los egipcios fueron pioneros

Un papiro de la época del faraón Ramsés III, que reinó de 1184 a 1153, siglo XII a.C., es el testimonio más firme de cómo en ese período se produjo la primera huelga (hubo algunas más, al menos tres) que se conoce en toda la historia. La protagonizó la comunidad obrera encargada de construir las tumbas reales y de familias nobles. El motivo fue el retraso en recibir las raciones de alimento que, en una época en la que aún no existían pagos dinerarios, constituían la retribución por el trabajo.

Entrada a la tumba de Ramses III

Interior de la tumba de Ramsés III

Gracias a la labor del escriba Amennakhte existe un completo registro de los sucesos acontecidos durante los días de huelga.

Para edificar estas construcciones los trabajadores eran reclutados de localidades del territorio egipcio, donde ya desempeñaban alguna función al servicio de las autoridades, y eran instalados en poblados junto al lugar de trabajo donde vivían con sus familias. Allí había albañiles, canteros, pintores, tallistas de relieves y escultores. Todo parece indicar que estos “hombres de la tumba" (como se les llamaba) disfrutaron de un mejor nivel de vida que sus contemporáneos.


La situación no fue nada fácil, pero los obreros finalmente  lograron un acuerdo con las autoridades ante quienes reclamaban comida, bebida y ropa, y que se elevara con urgencia su nota de reclamos ante las máximas jerarquías del Estado, el Primer Ministro (sustituto en ausencia del rey) y el propio Faraón. El reporte del escriba comenta:
"... los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes... hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento!”.
Los obreros pasaban hambre y los alimentos eran de mala calidad. El límite de tolerancia de aquellos primitivos trabajadores se había rebasado, razón por la cuál tomarían una decisión histórica: dejar de trabajar reclamando el pago de sus haberes. La llamada primera huelga de la historia comenzaba

Se sucedieron largas jornadas de negociación en los que los trabajadores mantuvieron su huelga frente al templo y aunque no negociaron directamente con Ramsés III, sí lo hicieron con los propios sacerdotes. En un primer momento, éstos ofrecieron una baja suma de panes para apaciguar la situación y que se siguiera trabajando en las obras del Valle de los Reyes. Sin embargo, los trabajadores no aceptaron estas condiciones y siguieron reclamando sus pagas. Los sacerdotes, sabiendo que de lo contrario podrían sufrir una invasión en toda regla del templo para tomar de ahí la comida, aceptaron las demandas de los trabajadores y les entregaron los alimentos que pedían. Sin embargo, la situación sólo se palió en parte, pues al repetirse en más de una ocasión los retrasos en los pagos, comenzaron a producirse los primeros saqueos de las propias tumbas de los trabajadores. Pues al fin y al cabo… ¿quién iba a conocer mejor aquellas tumbas que quienes las construyeron con sus propias manos?

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