El rey de España Juan Carlos I increpa al dirigente venezolano Hugo Chávez con la expresión ¿Por qué no te callas? en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, ocurrida en Santiago de Chile el 10 de noviembre de 2007.
El monarca español acababa de forjar así una de las expresiones más célebres de la Historia contemporánea: el vídeo enseguida triunfó en Internet y se transformó, incluso, en ringtones para teléfonos móviles. El alcance del episodio fue tal que aún hoy sigue inspirando parodias humorísticas y la frase se ha consolidado como parte del lenguaje popular. Pero pese a la vertiente más frívola, el episodio tuvo una importante repercusión política y abrió un conato de crisis diplomática que amenazó con repercutir en los importantes intereses económicos de España en Venezuela.
Fue uno de los episodios más sonados del año 2007 en el ámbito internacional y, aunque popularmente se explotó su lado más cómico, significó un incidente diplomático de primer orden entre España y Venezuela
El «¿Por qué no te callas?» pilló a José Luis Rodríguez Zapatero y a Don Juan Carlos en medio, pero fue el colofón a la tensa relación que vivieron años atrás José María Aznar y Hugo Chávez. El trato entre los dos mandatarios nunca fue espléndido, pero hubo un tiempo en el que la cordialidad se imponía a las diferencias. Todo se deterioró en abril de 2002 a raíz del intento de golpe que a punto estuvo de derrocar a Chávez. El Gobierno de Aznar, junto con EEUU, reconoció inmediatamente la autoridad de los insurgentes, quienes finalmente no consiguieron su objetivo de hacerse con el poder. A partir de ahí el desprecio recíproco marcó la relación entre el presidente del PP y Hugo Chávez.
Intervenía Zapatero en la última sesión plenaria de la cumbre, precisamente para contestar a la primera intervención de Chávez, en la que el dirigente venezolano insistía en descalificar a Aznar. Desvelando algunas conversaciones que tuvo con él en la visita de Aznar a Venezuela en 2002, Chávez había rematado su discurso diciendo que "una serpiente es más humana que un fascista o un racista; un tigre es más humano que un fascista o un racista".
Tras el desencuentro, tomó la palabra el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que también había criticado a las empresas españolas, al igual que hizo Chávez. Ante tanta crítica a España, el Rey, en un gesto sin precedentes, abandonó el plenario, aunque después regresó.
Después, fue el representante cubano, el vicepresidente Carlos Lage, el que salió en defensa de Chávez, destacando su derecho a "defenderse", dado que Aznar también había "atacado a la dignidad de Venezuela" en "reiteradas ocasiones". A su juicio, no debería interpretarse "el derecho de Venezuela a defenderse como un ataque al Rey o al Gobierno de España o al pueblo español".
En América Latina, muchos vieron en ese gesto la prepotencia del antiguo imperio colonizador. Un jefe de Estado español tratando de disciplinar a un mandatario latinoamericano. Presidentes como el nicaragüense Daniel Ortega y el boliviano Evo Morales se pusieron del lado de Chávez.
Los pueblos latinoamericanos "nunca nos callaremos y mucho menos a la voz de un monarca", dijo Chávez después del incidente y exigió al rey que aclarase si supo del golpe que en 2002 iba a darse contra él. "Señor Juan Carlos, si yo me callara gritarían las piedras de los pueblos de América Latina, que están dispuestos a ser libres de todo colonialismo después de 500 años", aseguró.
En España, otros muchos alabaron el gesto del rey hacia un mandatario habituado a los excesos verbales. Y la imagen del monarca salió reforzada en su país tras haber sido objeto de una campaña antimonárquica que entonces no tenía precedentes, en la que en manifestaciones se había llegado a quemar su imagen y se habían escuchado llamamientos a que abdicara.
En los días posteriores al incidente, Hugo Chávez se refería al suceso de forma recurrente en sus apariciones públicas y amenazaba con tomar acciones en contra de las empresas y bancos españoles instalados en su país. Finalmente, la crisis se solventó durante una visita oficial del presidente venezolano a España en julio de 2008. El Rey Juan Carlos lo recibió en Mallorca y le regaló una camiseta con el ya célebre «¿Por qué no te callas?» impreso en el frente. Poco después, el mandatario sudamericano mostró con humor la prenda en su célebre programa de televisión “Aló, Presidente”, zanjando así la polémica.
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Tras el desencuentro, tomó la palabra el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que también había criticado a las empresas españolas, al igual que hizo Chávez. Ante tanta crítica a España, el Rey, en un gesto sin precedentes, abandonó el plenario, aunque después regresó.
Después, fue el representante cubano, el vicepresidente Carlos Lage, el que salió en defensa de Chávez, destacando su derecho a "defenderse", dado que Aznar también había "atacado a la dignidad de Venezuela" en "reiteradas ocasiones". A su juicio, no debería interpretarse "el derecho de Venezuela a defenderse como un ataque al Rey o al Gobierno de España o al pueblo español".
En América Latina, muchos vieron en ese gesto la prepotencia del antiguo imperio colonizador. Un jefe de Estado español tratando de disciplinar a un mandatario latinoamericano. Presidentes como el nicaragüense Daniel Ortega y el boliviano Evo Morales se pusieron del lado de Chávez.
Los pueblos latinoamericanos "nunca nos callaremos y mucho menos a la voz de un monarca", dijo Chávez después del incidente y exigió al rey que aclarase si supo del golpe que en 2002 iba a darse contra él. "Señor Juan Carlos, si yo me callara gritarían las piedras de los pueblos de América Latina, que están dispuestos a ser libres de todo colonialismo después de 500 años", aseguró.
En España, otros muchos alabaron el gesto del rey hacia un mandatario habituado a los excesos verbales. Y la imagen del monarca salió reforzada en su país tras haber sido objeto de una campaña antimonárquica que entonces no tenía precedentes, en la que en manifestaciones se había llegado a quemar su imagen y se habían escuchado llamamientos a que abdicara.
En los días posteriores al incidente, Hugo Chávez se refería al suceso de forma recurrente en sus apariciones públicas y amenazaba con tomar acciones en contra de las empresas y bancos españoles instalados en su país. Finalmente, la crisis se solventó durante una visita oficial del presidente venezolano a España en julio de 2008. El Rey Juan Carlos lo recibió en Mallorca y le regaló una camiseta con el ya célebre «¿Por qué no te callas?» impreso en el frente. Poco después, el mandatario sudamericano mostró con humor la prenda en su célebre programa de televisión “Aló, Presidente”, zanjando así la polémica.
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