El 15 de mayo de 2006 fueron leídos los cargos contra el ex presidente iraquí en el proceso donde se acusa a Saddam -detenido el 13 de diciembre de 2003- y a siete de sus antiguos colaboradores de estar implicados en la ejecución en 1983 de 148 chiíes tras participar en un atentado fallido contra Sadam en 1982.
Entre los cargos contra Saddam, figuran ordenar la ejecución de los 148 chiíes, torturar a mujeres y a niños, y detener a 399 personas supuestamente relacionadas con el intento de magnicidio en la localidad de Duyail (60 kilómetros al norte de Bagdad). Por su parte, Sadam se negó a contestar si se declaraba inocente o culpable de los cargos que se le imputan, tal y como estipula el procedimiento judicial. "No puedo decir simplemente sí o no a esto. Usted ha leído todo esto con el propósito del consumo general, y yo no puedo contestar con brevedad", aseguró Saddam al presidente del tribunal, el kurdo Rauf Abdelrahman. El ex dictador agregó que "todo esto (los cargos) nunca moverá un sólo pelo de mi cabeza", y subrayó que "usted está frente a Saddam Hussein, presidente de Irak". Los ocho acusados, entre los que figuran el hermanastro de Saddam, Barzan Ibrahim Al Hasan, y ex vice presidente del país, Taha Yasin Ramadán, han negado durante el proceso los cargos contra ellos y sostienen que los chiíes ejecutados fueron juzgados en un proceso justo en el que admitieron su participación en el intento de asesinato del entonces presidente.
El 5 de noviembre de 2006, tras dos años de juicio, Hussein fue condenado, junto con otros dos acusados, "a morir en la horca" por el Alto Tribunal Penal iraquí (controlado por Estados Unidos), que lo encontró culpable de haber cometido un crimen contra la humanidad, por el asesinato de 148 chiítas de la aldea de Duyail en 1982, hecho ordenado por Hussein en represalia por un atentado contra su vida cometido durante una visita a esa aldea por parte de guerrilleros del opositor Partido Islámico Dawa. También se le atribuye la responsabilidad del ataque químico a Halabja (1988), la represión de la rebelión chiíta (1991), las fosas comunes (1991), la guerra contra Irán (1980-1988) y la invasión de Kuwait (1990).
En los dos años del juicio, Hussein se mostró, según sus jueces, "desafiante" ante el tribunal y en el momento de la sentencia (morir en la horca) el día 5 de noviembre de 2006, varios colaboradores del ex dictador iraquí insultaron al tribunal y Hussein pronunció las siguientes palabras;
"Larga vida al pueblo, larga vida a la nación. Abajo los invasores. Dios es grande"
El ex presidente de Irak, Saddam Hussein, murió ejecutado en la horca al amanecer del 30 de diciembre de 2006, lo que marcó el fin de una era pero que también trajo una mayor radicalización en el ya destrozado país. También sufrieron la misma suerte su hermanastro Barzan al Tikriti, y el ex presidente del tribunal revolucionario, Awad al Bandar. Otros dos juicios por el genocidio de miles de ciudadanos kurdos quedaron pendientes. A pesar de que la hija mayor de Saddam Hussein, pidió que el cuerpo de su padre sea sepultado en Yemen, "hasta que Irak sea liberado, para así ser nuevamente sepultado en su patria", su tumba en Auya -pese a la prohibición del gobierno- es visitada por miles de personas. Allí se pretende enterrar a toda la cúpula del antiguo régimen iraquí. El edificio -una antigua sala de recepciones construida en 1988- se ha convertido en un referente para los nostálgicos del régimen. Rodeado de flores de plástico, el nicho de Saddam está cubierto por la bandera de Irak. Además, en una habitación se exhibe una supuesta cama donde durmió el máximo dirigente iraquí y en otra hay un despacho que también habría sido usado por Saddam.
El salón principal revestido de mármol exhibe decenas de fotos, tapices, pancartas y tablas de madera con loas y recuerdos a la memoria del fallecido. "Para el caballero, el héroe de la victoria y la paz, el mariscal Saddam Hussein", dice una de las inscripciones.
También hay un panel de imágenes que recogen escenas personales del líder iraquí. Saddam montando un caballo blanco. Hussein realizando la peregrinación a la Meca. Jugando con sus hijos. Acariciando a un pequeño león en el zoo de Bagdad. Desfilando junto a sus tropas.
Junto al edificio, en un pequeño jardín, se divisan otras siete sepulturas. Son las tumbas de sus hijos, Uday y Qusay, y de otros jerarcas del antiguo régimen. Simples sepulcros de mármol blanco para personajes cuyo nombre inspiraba antes el miedo de muchos iraquíes. Desde Barzan Ibrahim al Trikrit, hermano de Saddam, al ex vicepresidente, Taha Yassin Ramadan. El último nicho que se añadió es de Ali Hassan al Majeed, "Alí el Químico".
Saddam dejó dicho en su testamento que quería que todos su colaboradores fueran enterrados allí. Pese al legado de terror de estos dirigentes, en Auya todos se refieren a ellos como "mártires". en 2012. Las autoridades iraquíes ordenaron el cierre del mausoleo donde se encuentra la tumba del ex dictador iraquí Saddam Hussein. El gobierno de Bagdad explicó que se no se permitirán las visitas “para evitar problemas innecesarios”
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