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viernes, 2 de octubre de 2015

2 de octubre de 1968 - Masacre de Tlatelolco

La pobreza extrema que padecían los mexicanos, quienes no contaban con salud, educación, empleo y alimentación, la organización de los juego olímpicos aunado al autoritarismo del gobierno y la represión militar contra los estudiantes fueron los detonantes para las diversas protestas sociales durante 1968, en las cuales muchas personas fueron detenidas o asesinadas por el ejército y los granaderos, unidad policial antidisturbio.

Un grupo de estudiantes se convirtió en protagonista de las protestas. Se trata del Movimiento Estudiantil de 1968, integrado por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), y otras universidades. También incluyó profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionales de la Ciudad de México.

El movimiento estudiantil estalló en julio de 1968, cuando el Ejército Mexicano irrumpió en dos preparatorias del IPN y la UNAM. En los eventos, varios jóvenes fueron detenidos y encarcelados, por lo que varias instituciones se solidarizaron, exigiendo la liberación de sus compañeros y la salida inmediata de las fuerzas castrenses de los recintos educativos.


De este movimiento surgió el 8 de agosto de 1968 el Consejo Nacional de Huelga (CNH). La represión gubernamental y los allanamiento a centros escolares por las fuerzas policíacas y del ejército mexicano empezaron a recrudecer en septiembre de 1968. El 13 de ese mes se realizó "La marcha del silencio", donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca, como muestra de su indignación por la detención injusta de estudiantes y el asesinato de personas inocentes.

El 18 de septiembre el ejército invadió la UNAM y el IPN para luego retirarse el 1 de octubre, un día antes de la masacre en Tatlelolco.

El 2 de octubre de 1968 miles de estudiantes profesores, intelectuales, obreros y profesionistas se reunieron pacíficamente en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ubicado en el centro de la Ciudad de México, exigiendo mayor autonomía universitaria, libertad a los presos políticos, fin de la represión estatal y mejores condiciones laborales.. Allí hicieron un mitin para escuchar a los oradores estudiantiles del Consejo Nacional de Huelga, hacer colectas y vender periódicos y carteles. Como era costumbre fueron vigilados por una gran cantidad de policías, militares y granaderos.

Durante 1968, las movilizaciones fueron adquiriendo una gran aceptación, reivindicando causas más generales, como el acceso a la educación, la democratización de medios de comunicación, el fin del acoso gubernamental y el desarrollo de instituciones.

A pocos días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de la Ciudad de México, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz aumentó las medidas de seguridad y el despliegue de militares en los alrededores de las sedes deportivas. Sin embargo, diversas escuelas pertenecientes a la UNAM y el IPN programaron el 2 de octubre de 1968 un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, a las 17:00 horas. Después de la intervención del primer ponente, el grupo paramilitar Batallón Olimpia abrió fuego indiscriminadamente en contra de los manifestantes. En el momento se desconocía de la presencia del Batallón Olimpia, creado inicialmente para la seguridad de los XIX Juegos Olímpicos que se celebrarían en México en ese año, pero que se convirtió en un grupo de choque. Sus integrantes iban vestidos de civiles y se identificaban entre sí con pañuelos blancos en la mano izquierda.


Fueron miembros del Batallón Olimpia quienes abrieron fuego por primera vez contra los militares para que estos reaccionaran en contra de los estudiantes. Como resultado, cientos de jóvenes, niños y mujeres fueron acribillados y hubo al menos dos mil detenidos y 500 presos.


El suceso se saldó con al menos 200 muertos, aunque las cifras oficiales reportaron la muerte de 20 personas, varias decenas de heridos y centenares de detenidos-desaparecidos. Varios cronistas aseguran que tras el tiroteo, varios estudiantes fueron sometidos a diversas clases de tortura en los alrededores de la plaza, así como en ubicaciones secretas del Ejército Mexicano. La versión oficial del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz sostuvo que el “incidente” había sido una conspiración por parte de agentes radicales de ideología comunista que deseaban sabotear la Inauguración de los Juegos Olímpicos.
En 1968, en México se realizaron las Olimpiadas, las cuales fueron militarizadas debido al descontento social y el riesgo de boicot de los juegos.
En el libro “La noche de Tlatelolco”, de Elena Poniatowska, una madre reveló que mientras buscaba a su hijo llegó a contar 65 cadáveres. En la actualidad, investigaciones independientes afirman que hubo más de mil muertos, cuyos paraderos se desconocen porque fueron incinerados al culminar la masacre.


En su 5º. Informe de gobierno en 1969, 11 meses después, el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo “Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”. Él consideraba que había cumplido con su deber al “salvar a México del comunismo”, cuya implantación jamás fue uno de los objetivos del movimiento estudiantil. Sin embargo, el mandatario jamás reconoció su culpabilidad, ni existió algún proceso penal en su contra.

Luego de casi 40 años, en la administración de Vicente Fox, se creó una fiscalía para investigar estos hechos y llevar ante la justicia a los culpables; sin embargo, fue un esfuerzo en vano porque el fiscal Ignacio Carrillo Prieto no logró descifrar nada. La fiscalía que encabezó Ignacio Carrillo Prieto realizó un informe sobre el caso; no obstante, fue un documento muy superficial


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