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domingo, 7 de febrero de 2016

Embargo a Cuba

Después de que el Gobierno revolucionario de Fidel Castro expropiara bienes estadounidenses, el presidente de EE UU Dwight D. Eisenhower respondió en octubre de 1960 con un embargo parcial a las exportaciones estadounidenses a Cuba con la excepción de alimentos, medicinas y suministros médicos. En enero de 1961, a los pocos días de dejar la presidencia, Eisenhower ordenó el cese de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Cuba después de la nacionalización de propiedades estadounidenses en la isla.

El 7 de febrero de 1962, el presidente John F. Kennedy amplió las restricciones. Impuso un embargo total -de importaciones y exportaciones, y sin apenas excepciones- como respuesta a la “ofensiva subversiva comunista a la que se ha alineado públicamente el Gobierno de Cuba”.

John F. Kennedy

Dos décadas después, en marzo 1982, EE UU rebajó aún más su relación con Cuba al incluirla en la lista de países considerados patrocinadores de terrorismo por su apoyo a grupos comunistas de África y América Latina en los años 60 y 70; y por dar refugio a miembros de ETA y de las FARC. Ese mismo motivo fue el que adujo el Departamento de Estado en mayo pasado cuando mantuvo a Cuba en su clasificación de 2013.

Tras el anuncio  de Obama de que Cuba saldría de dicha lista negra, solo permanecerán en ella Irán, Siria y Sudán. Los países designados han facilitado “repetidamente” apoyo a actos de terrorismo internacional, según el Departamento de Estado. La designación implica restricciones de ayuda estadounidense, prohibición de exportación y venta de armas, y determinadas restricciones comerciales y financieras.

Raúl Castro y Barack Obama


¿Ha variado el embargo?

El embargo ha sufrido cambios en las últimas décadas. El más destacado se produjo en 1996 por medio de la ley Helms-Burton, que endureció las restricciones comerciales y las blindó legalmente. La norma amplió las penalizaciones a países extranjeros que comercializan con la isla caribeña, permitió a ciudadanos estadounidenses reclamar propiedades confiscadas en Cuba -pero nunca ha llegado a ser posible dada la capacidad presidencial de vetar cada seis meses esa disposición- y denegó visados a EE UU de ciudadanos que participaron en la confiscación de propiedades.

En paralelo, la Administración de Bill Clinton suspendió en 1996 todos los vuelos comerciales entre EE UU y Cuba tras el derribo por parte de Cuba de dos avionetas civiles estadounidenses. Pero Clinton también flexibilizó ligeramente las posibilidades de estadounidenses de visitar la isla. En 2003, el presidente George W. Bush lo revirtió. Pero Bush, a su vez, hizo algunos gestos conciliadores: desde el huracán Michelle, a finales de 2001, las empresas estadounidenses pueden vender comida a Cuba por motivos humanitarios.

El actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció formalmente el 1ºde julio de 2015 en la Casa Blanca el restablecimiento de las relaciones diplomáticas plenas con Cuba, y pidió al Congreso estadounidense que ponga punto final al embargo vigente contra la isla.

En su discurso, que se pronunció al mismo tiempo en que el gobierno de Raúl Castro difundió una declaración oficial a través de Granma, Obama pidió por el fin del embargo comercial, que depende del Congreso de Estados Unidos, hoy dominado por los republicanos.

Obama instó al Congreso de su país a que "escuche al pueblo cubano y al pueblo estadounidense" y empiece a trabajar para levantar el embargo sobre Cuba.

El 27 de octubre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó nuevamente el embargo que aún pesa sobre Cuba con el voto de 191 de sus miembros y solo dos en contra: Estados Unidos e Israel.


Esta resolución da la bienvenida al deshielo entre ambos países después de más de medio siglo, anunciada en diciembre de 2014 y concretada en julio de 2015. Además, reconoce la "voluntad expresada" por el presidente estadounidense, Barack Obama, de "trabajar para la eliminación del embargo económico, comercial y financiero contra Cuba".

Durante los últimos meses previos Estados Unidos había estado alimentando las expectativas sobre una posible abstención en la votación en función del contenido del documento, pero finalmente votó en contra al considerar que el texto no tiene en cuenta adecuadamente la nueva situación.

En representación de Estados Unidos, el embajador Ronald Godard lamentó la decisión de Cuba de presentar la resolución, cuyo texto "dista mucho de reflejar los pasos importantes que se han adoptado y el espíritu de compromiso del presidente Obama".

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