Las pruebas del pasado son fragmentarias. Los registros arqueológicos sólo conservan algunas características de la actividad humana. Grandes áreas siguen siendo desconocidas e incognoscibles. No obstante, los indicios que han sobrevivido indican que, en algunos aspectos, el hombre apenas ha variado en miles de años.
El éxito de la cultura como medio de supervivencia se pone de manifiesto en la amplia distribución de colonias humanas existentes a principios del Paleolítico Superior, hace más de 35.000 años. La popular imagen del hombre de la edad de piedra vestido con pieles y viviendo en cavernas y empuñando porras es bastante parcial. Efectivamente, nuestros antepasados vivían en pequeños grupos y sobrevivían recolectando raíces, hojas, frutos y complementaban su dieta cazando. Esta forma de vida, que se ha observado en todo el mundo, ha demostrado su eficacia durante cientos de miles de años y existe todavía en algunas regiones. No obstante, hace unos 12.000 años, cuando el nivel del mar comenzó a elevarse a finales del período glacial, los pueblos de Oriente Medio descubrieron una forma novedosa de obtener alimentos. Consistía en el cultivo de plantas y en la domesticación de animales. El desarrollo de la agricultura en Oriente Medio vino seguido de una rápida expansión en Europa, África y Asia. En unos miles de años, los grupos de cazadores-recolectores, cuya forma de vida se había desarrollado a lo largo de varios cientos de miles de años, fueron sustituidos por los poblados.
La aparición de la agricultura originó importantes cambios. Las viviendas se convirtieron en una característica permanente de la vida de los pueblos, mientras los colonizadores descubrían nuevos materiales y tecnologías, tales como el trabajo del metal, la alfarería o la talla de la piedra. Gradualmente se desarrollaron formas de organización social que condujeron, hace más de 5000 años, a la creación de ciudades, surgiendo las clases dirigentes, las religiones y la escritura, los ingredientes de la civilización moderna.
Desde el Oriente Medio, la agricultura y las formas de vida civilizada se transmitieron a Europa, donde gracias a los griegos y los romanos, formaron parte de la civilización moderna. En otras regiones del Viejo Mundo donde se desarrolló la agricultura, la conexión con el Oriente Medio es menos clara, aunque es muy probable que el concepto de agricultura procediese de allí.
Este mapa muestra las zonas donde se inició la agricultura hacia el 8000 a.C. y la extensión del territorio donde la cebada y el trigo, que los primeros agricultores cultivaron, crecen todavía en estado silvestre (zona amarilla). Las montañas comprenden las faldas de los montes Zagros y Tauro y las tierras altas de Israel. La zona recibe el nombre de Media Luna Fértil porque traza una curva desde Irán, bordeando Irak y Siria, hasta el valle del Nilo. Los triángulos indican las localizaciones de algunos de los poblados asociados con los antiguos agricultores.
Puede resultar interesante preguntarse sobre las causas del desarrollo de la agricultura en esa época. La posibilidad de esa evolución podría haber surgido en los períodos fríos y cálidos que alternaron con las glaciaciones. Sin embargo, hasta después de la última glaciación, los grupos humanos no habían conseguido crear infraestructuras sociales y técnicas lo suficientemente desarrolladas como para aprovechar las oportunidades que ofrecían el clima y la geografía. El uso del lenguaje, que se desarrolló entre el 100.000 y el 20.000 a. C. desempeñó un papel crucial, pues permitió la comunicación de la información y su transmisión de generación en generación.Sin embargo, las razones fundamentales que llevaron a las poblaciones de la Edad de Piedra al cultivo de plantas y a la cría de ganado fueron quizás diferentes de las que perpetuaron ese modo de vida. El trabajo de los campesinos era mucho más duro que el de los cazadores y recolectores a la hora de obtener suficiente cantidad de alimentos para sobrevivir y la agricultura no proporcionaba provisiones ni más abundantes ni más fáciles de conseguir. Desde otro punto de vista, un modo de vida más sedentario, con la posibilidad de agrupaciones sociales más amplias, permitió reducir la mortalidad infantil, ya que las madres no se veían obligadas a desplazarse con la tribu y, por medio de la agricultura, se aseguraban un control más directo sobre el suministro de alimentos
Algunos miles de años después, la agricultura y las formas complejas de organización social surgieron de forma independiente en América, pero el desarrollo de Oriente Medio, por ser el más temprano y ancestral de la civilización moderna, tiene un particular significado.
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