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martes, 27 de enero de 2015

27 de enero de 1945 - Ejército Soviético libera el campo de concentración nazi de Auschwitz.

Auschwitz-Birkenau fue liberado por los soldados de la Unión Soviética en el Primer Ejército del Frente Ucraniano, bajo el mando del mariscal Koniev, el 27 de enero de 1945. Los soldados alemanes, al no poder hacer frente al avance del ejército soviético, decidieron evacuar el campo unos días antes, en lo que se conoce como "marchas de la muerte", dejando atrás a los prisioneros que no podían continuar con las marchas por sus problemas físicos, provocados por la situación a la que se habían visto sometidos en dichos campos. Había 5.800 presos, entre ellos 611 niños, dejados por los nazis en Birkenau, y 1.200 presos abandonados en el campo principal de Auschwitz. 

El 18 de enero de 1945, los nazis habían marchado aproximadamente 60.000 de los presos en los tres campos de Auschwitz a otros campos más al oeste, de los que se calcula que unos quince mil murieron en el camino. Esta fue una "marcha de la muerte" Los que no podían seguir el ritmo recibían un disparo junto a la carretera, según un sobreviviente. En los días previos a evacuar el campo, los soldados nazis asesinaron a miles de prisioneros. Estas marchas se realizaron en todos los campos de concentración del este, y tenían como objetivo reubicar a los presos en otros campos. Los que eran demasiado jóvenes, demasiado viejos o demasiado enfermos para marchar se quedaron en el campamento. Los presos VIP -un grupo de científicos e intelectuales famosos- también se quedaron atrás. De acuerdo con Otto Frank, el padre de Ana Frank que fue prisionero en el campo de Auschwitz I, a los prisioneros se les dio la opción de unirse a la marcha o permanecer en el campamento. Otto Frank decidió quedarse y él era el único miembro de su familia que sobrevivió.

Las tropas soviéticas encontraron a unas siete mil personas, la mayoría de los cuales se encontraban en una situación cercana a la muerte.

Famosas son de Auschwitz las cámaras de gas, o los barracones en los que se hacinaba a los prisioneros. Del mismo modo, conocido es por todos la barbarie que el fascismo desarrolló allí, y el exterminio racial contra gitanos y judíos. Pero hemos de recordar que no sólo hubo gitanos y judíos, sino también soldados soviéticos, comunistas y homosexuales entre otros. Se calcula que en total murieron cerca de un millón y medio de personas en Auschwitz, la mayoría de ellos ejecutados.

Hornos crematorios de Auschwitz
El campo de concentración de Auschwitz se subdividía en tres campos de concentración, Auschwitz I, II, y III. El primero y el último son tal vez los menos conocidos. Ellos no formaban parte de los campos destinados a las "solución final", sino que en ellos se obligaba a los presos a realizar trabajos forzados. El más conocido, Auschwitz II, fue construido expresamente, no para aprovecharse de la fuerza laboral de los presos, sino para exterminarlos. En ellos invirtieron empresas alemanas que llevaron la explotación del hombre por el hombre a una barbarie de la cual sólo el fascismo es capaz.

Pero por desgracia no sólo existió Auschwitz. La maquinaria de exterminio nazi estaba compuestas por multitud de campos de concentración, la mayoría de ellos en el este. A la llegada del nazismo al poder en Alemania, en 1933, abrieron los primeros campos de concentración, destinados a los presos políticos comunistas, destinados a trabajos forzados en condiciones infrahumanas.

El 29 de julio de 1941 se dio la orden de ejecutar la "solución final de la cuestión judía". Desde aquel día, la población judía, que ya habían padecido desde 1933 el odio racial promovido por el nazismo alemán, comenzó a ser perseguida e internada en campos de exterminio.

Fue con la "solución final" cuando la barbarie fascista llegó a su culmen, abriendo campos de exterminio destinados a ejecutar a los prisioneros que llegaban, o a obligarlos a trabajar en unas condiciones tan extremas, que la muerte les llegaría tarde o temprano.

A pesar de que los soldados fascistas en su retiradas destruyesen innumerables pruebas, como las cámaras de gas, crematorios, etc. les fue imposible borrar totalmente la huella de sus crímenes. El horror que vieron los soldados soviéticos al llegar a los campos, miles de personas desnutridas y al borde de la muerte, fosas comunes repletas de cadáveres, los restos de las cámaras de gas, o los productos empleados en las mismas entre otros, hacen innegables los crímenes que allí sucedieron.

Por desgracia no podemos borrar las atrocidades que se cometieron en el pasado, pero si podemos recordarlas. Y más en nuestros tiempos, en los que vemos como el fascismo en determinados países está en auge.
El último pase de lista, tomado el 17 de enero de 1945, mostró que había un total de 16.226 prisioneros en el campamento principal, llamado Auschwitz I. De este número, había 10.030 hombres y 6.196 mujeres. Los registros nazis del campo fueron entregados al Servicio Internacional de Búsquedas de la Cruz Roja por la Unión Soviética después de la caída del comunismo. El recuento total era de 67.012 presos en los tres campos de Auschwitz, la lista mostró además que había un total de 15.668 presos en Birkenau y cuatro sub-campos cercanos, según el libro de Danuta Checa titulado "Auschwitz Kalendarium."



El SS-Obersturmbannführer (Se puede traducir como “jefe superior de unidad de asalto”, grado equivalente a Oberstleutnant -teniente coronel- en la Wehrmacht) Rudolf Höss (1900-1947), comandante de Auschwitz desde 1940 hasta finales de 1943, periodo en el que organizó como un macabro proceso industrial la muerte atroz de dos millones y medio de personas en el gran campo de exterminio. Höss, un tipo detestable donde los haya y no sólo por su papel en el mayor crimen de la humanidad sino por su bajeza y mezquindad, que le llevaron, no se lo pierdan, a juzgarse "una inconsciente ruedecilla en la maquinaria del III Reich" y a ¡compadecerse a sí mismo! por la magnitud de la tarea asignada -el asesinato de los judíos y otros considerados enemigos del Reich-  Escribió su autobiografía en la prisión de Cracovia mientras esperaba a ser procesado tras su detención en 1946. El ex comandante, puntilloso especialista de la liquidación, fue condenado a muerte y colgado el 7 de abril de 1947 en un patíbulo alzado en el propio campo, en el centro del atormentado paisaje de su maldad.

Nacido en Baden-Baden el 25 de noviembre de 1900 en una familia pía que quería hacer de él un sacerdote, Rudolf Franz Ferdinand Höss, tras algunas dudas, prefirió la vida militar. Con 15 años se alistó y luchó durante la I Guerra Mundial en Oriente Medio junto a los aliados turcos, defendiendo, entre otros lances, el ferrocarril del Hedjaz, por lo que podría haberle pegado un tiro Lawrence de Arabia. Desgraciadamente no fue así. El muchacho se mostró valiente, se convirtió en el suboficial más joven del ejército alemán y ganó la Cruz de Hierro. En 1919 se unió al Freikorps en el Báltico y en 1923 fue a parar a la prisión por un asesinato en el que también estaba implicado Bormann, que le ayudó luego en su carrera. Liberado en 1928, Himmler le invitó en 1934 a unirse a las SS.

Höss inició su carrera de mastín en Dachau y luego pasó a Sachsenhausen, campo del que deja escritas "impresiones variadas y pintorescas", que incluyen palizas y ejecuciones. Pero es Auschwitz, claro, a donde llegó para poner el campo en marcha en todo su horror, lo que más aparece en sus memorias. "El mal ambiente de Auschwitz", dice, "me acabó transformando en otro hombre: me encerré en mí mismo y me hice duro e inaccesible. El SS nos adentra en el infierno del exterminio sin ningún preámbulo". De repente, ya está "liquidando" a los gitanos. "No resultó nada fácil hacerles entrar en la cámara de gas, ninguna ejecución de judíos resultó tan penosa". Asegura que los gitanos eran sus presos favoritos y que de no haber tenido que matarlos, se habría interesado más en su vida y costumbres. En cuanto a los judíos, asegura que nunca sintió "personalmente" odio hacia ellos.

En 1941, escribe como de pasada, "el Reichsführer juzgó necesario proceder al exterminio de todos los judíos, sin excepción". Como en Auschwitz eran conscientes de su destino, su estado psicológico, dice, decayó, lo que, asegura el comandante, "explica en parte la elevada mortandad del colectivo". 

Cuando Himmler le mandó en el verano de 1941 preparar Auschwitz para el exterminio en masa, escribe Höss que le pareció que en aquella orden "había algo monstruoso", pero los argumentos le hicieron pensar que las instrucciones quedaban perfectamente justificadas. Lo achaca al adoctrinamiento SS. "No podía reflexionar: tenía que ejecutar la consigna, no podía elaborar un juicio personal". Las "órdenes en nombre del Führer eran sagradas" y él era "un soldado".

Los pasajes en que describe los gaseamientos son espeluznantes. Sin embargo, confiesa que se sintió "tranquilizado" al ver que el Zyklon B, el preparado de cianuro usado en las cámaras, era higiénico y mataba bien. "Un breve grito, casi ahogado y todo había terminado". Lo más importante "era mantener una calma lo más completa posible durante la operación de llegada y desnudamiento". Entonces, "hasta los niños entraban jugando en las cámaras de gas". Cuando alguna mujer se alteraba, "había que cogerlas rápido, llevarlas aparte y pegarles un tiro en la nuca". Describió, con el nulo apasionamiento de un robot, cómo gradualmente había aumentado el número de ejecuciones, empezando con unos pocos centenares al día para después, cuando los métodos se habían perfeccionado, subir a 1.200. A mediados de 1942, las instalaciones habían alcanzado la capacidad suficiente como para eliminar a 1.500 personas en un ciclo de veinticuatro horas con los hornos más pequeños, y hasta 2.500 con los mayores. Hacia 1943,... se logró un nuevo pico diario de 12.000.

De izquierda a derecha, el doctor Mengele, Höss, Josef Kramer (La Bestia de Belsen) y otro oficial, en Auschwitz. Foto: EE UU Holocaust Memorial Museum 
Höss describió paso a paso las tareas del proceso de exterminio. Eran asignadas a pelotones de prisioneros judíos, los Sonderkommandos. Llevaban a las víctimas a las cámaras de gas, les ayudaban a desnudarse, se llevaban los cuerpos tras el gaseamiento, sacaban el oro de los dientes y los anillos de los dedos, buscaban en los orificios del cuerpo joyas escondidas, cortaban el pelo de las mujeres y finalmente llevaban los cuerpos a los crematorios. Normalmente, después de varias semanas de servicio eran ejecutados, en primer lugar porque eran judíos, pero también para que no hubiera testigos si alguna vez se requerían en un juicio"

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