Páginas

miércoles, 20 de enero de 2016

Leon Trotsky

Leon Trotsky
Lev Davidovich Bronstein, llamado Leon Trotsky o Trotski; Yanovka, Ucrania, 1877 - Coyoacán, México, 1940) fue un revolucionario ruso nacido en el seno de una familia judía de labradores propietarios. Estudió Derecho en la Universidad de Odessa y participó desde joven en la oposición clandestina contra el régimen autocrático de los zares, organizando una Liga Obrera del Sur de Rusia (1897).

Fue detenido varias veces y desterrado a Siberia; pero consiguió huir de allí en 1902 y se unió en Londres al que ya aparecía como jefe de la oposición socialdemócrata en el exilio: Lenin. Aunque discrepaba de su concepción autoritaria del partido, colaboró con él e intentó en vano reconciliar a la facción que dirigía (los bolcheviques) con la facción rival de la socialdemocracia rusa (los mencheviques).

Regresó a Rusia para participar en la Revolución de 1905 (en la cual organizó el primer sóviet o consejo revolucionario). Al fracasar la revolución, fue deportado otra vez a Siberia y nuevamente se escapó (1906). Tras recorrer medio mundo entrando en contacto con los focos de conspiradores revolucionarios, se trasladó a Rusia en cuanto estalló la Revolución de febrero de 1917, que derrocó a Nicolás II.

Abandonando su trayectoria anterior de socialista independiente (en relación con los mencheviques), puso su talento de organizador y de agitador al servicio del Partido Bolchevique y fue elegido presidente del Sóviet de Petrogrado. Este político ruso de origen judío fue una de las piezas claves de la Revolución de Octubre que sacó del poder a la dinastía Romanoff en 1917. Desempeñó un papel central en la conquista del poder por Lenin: fue el principal responsable de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques, que instauró el régimen comunista en Rusia (Revolución de octubre de 1917).

Aunque Lenin ocupó la cúspide del poder, Trotski desempeñó un papel crucial en el gobierno soviético hasta la muerte de aquél. Como primer comisario de Asuntos Exteriores de la Rusia bolchevique (1917-18), negoció con los alemanes la Paz de Brest-Litovsk, que retiró al país de la Primera Guerra Mundial para responder a los deseos de paz de las masas y concentrarse en la consolidación de la Revolución. Luego fue comisario de Guerra (1918-25), cargo desde el cual organizó el Ejército Rojo en condiciones muy difíciles y derrotó en una larga guerra civil a los llamados ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y a sus aliados occidentales (1918-20). Su labor fue, por tanto, crucial para la supervivencia del primer Estado comunista del mundo.

Lenin le señaló como su sucesor antes de morir en 1924; pero la ambición de Stalin, que contaba con fuertes apoyos en el aparato del partido, le impidió acceder al poder. 

Trotsky acusó a Stalin de haber envenenado a Lenin. Decía que lo había hecho por medio de Genri Grigórievich Yagoda, que en esa época era agente de la Cheka, la organización de espionaje soviético que se transformó en la NKVD, de la que fue director Yagoda años después, entre 1934 y 1936 y que para lograrlo había utilizado arsénico.

Una parte importante de los datos en los que Trotsky se basaba para hacer tal afirmación eran las memorias médicas que revelaban rastros de arsénico en el cuerpo de Lenin. Y efectivamente, durante años recibió éste un tratamiento a base de arsénico y yoduro de potasio, pero no fue sino hasta muchos años después cuando se conoció la verdadera causa de la muerte de Lenin: un análisis de 2 psiquiatras y un neurólogo, publicado en la Revista Europea de Neurología, reveló que el líder soviético murió de sífilis.

No era, sin embargo, aventurada la afirmación de Trotsky. Stalin acabó con todos los que consideraba sus enemigos, reales o no, enviando sicarios a asesinarlos mediante cualquier forma posible y fue el caso del mismo Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky.

Lenin, en su lecho de muerte, advirtió a los miembros del Comité Central de su partido que no confiaran en Stalin, pero ya era tarde, éste maniobró de tal manera que logró la expulsión de Davidovich del partido, posteriormente lo exilió a Kazajstán y finalmente de la Unión Soviética, en 1929. Fue el principio del fin para el creador de la Cuarta Internacional. Once años después sería asesinado en México.

Trotski defendía la idea de la "revolución permanente" como vía de realización de los ideales marxista-leninistas (extendiendo gradualmente la Revolución a Alemania y a otros países); mientras que Stalin le opuso la concepción más conservadora de consolidar el "socialismo en un solo país". Las diferencias ideológicas, sin embargo, eran poco más que un pretexto para Stalin, que maniobró hábilmente en busca de aliados y después se deshizo de ellos (incluso físicamente); con estas maniobras consiguió apartar a Trotsky de la dirección en 1925, expulsarle del partido en 1927, deportarle a Kazajistán en 1928 y desterrarle a Turquía el 20 de enero de 1929.

Trotsky no cejó en su lucha revolucionaria, que canalizó desde el exilio escribiendo en defensa de sus ideas (obras como La revolución permanente, 1930; o la Historia de la Revolución Rusa, 1932) y encabezando una corriente comunista disidente (agrupada en la Cuarta Internacional desde 1938). 

Trotsky comenzó en Constantinopla un largo peregrinar por diversos países, que no lo aceptaban como refugiado político, fue el caso de Francia, Noruega e Inglaterra. México lo acogió y el líder soviético llegó a México el 9 de enero de 1937 donde recibió la amistad de Diego Rivera y Frida Khalo.

Stalin había dado la orden de asesinar a Trotsky al precio que fuera y Laurenti Beria, director de la agencia soviética de espionaje, la NKVD, mandó a sus hombres a la Ciudad de México para conseguirlo. El plan comenzó a ejecutarse en 1938.

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader del Río realizó una visita a León Trotsky en la casa de Coyoacán con el supuesto objetivo de que le revisara un artículo que le había llevado el día anterior; mientras Trotsky leía el documento, Mercader le clavó el pico de un piolet en la cabeza. Trotsky pegó un grito desgarrador y de inmediato acudieron los guardias personales que tundieron a golpes a Mercader. León les dijo que no lo mataran, para que revelara quién lo había enviado, pero tanto él, como los demás, sabían la respuesta: Stalin.

Trotsky murió al día siguiente, a las 19:25 horas, a los 60 años de edad, en la enfermería de la Cruz Verde de las calles de Victoria, en el centro de la Ciudad de México, mientras en una habitación contigua, su asesino era atendido de las heridas que le habían inflingido tras dar el golpe con el piolet.

Tumba de Trotsky en Coyoacán, México

Mercader fue encarcelado y condenado a 20 años de prisión, que purgó en la penitenciaría de Lecumberri. Poco antes de salir fue trasladado a la prisión de Santa Martha Acatitla, de donde lo trasladaron, el 6 de mayo de 1940, al aeropuerto para volar a Checoslovaquia que, por instrucciones de la Unión Soviética, le había concedido la nacionalidad y el asilo correspondientes.

Pero Ramón no voló a Checoslovaquia, lo hizo a Cuba, donde permaneció solamente unos días; ahí se embarcó en un barco soviético que lo llevó a Riga, URSS, donde llegó tras quince días de viaje y luego fue llevado a Moscú.

Los soviéticos le dieron la Estrella de Héroe, la mayor condecoración de esa nación y se reunía frecuentemente con los españoles que habían trabajado, o lo seguían haciendo, para la NKVD, como su madre, Caridad Mercader; Dolores Ibárruri, La Pasionaria; con Santiago Carrillo, Irene Falcón, su amigo Sandoval y con su hermano, Luis.

En la URS, Mercader tenía el nombre oficial de Ramón Ivanovich López y con éste figura en uno de los muros de la NKVD y en la primera lápida de su tumba.

Su amigo, Fidel Castro le había ofrecido, durante la visita de éste a Moscú, que se fuera a vivir a Cuba, así que le envió una carta y Castro le respondió de inmediato renovando la invitación. Mercader solicitó a las autoridades soviéticas el permiso para abandonar el país y no se lo concedieron. En 1974, enfermó gravemente tras una comida con directivos de la NKVD en la que probablemente le suministraron algún tipo de veneno radiactivo, como acostumbraban y a la fecha siguen haciéndolo los soviéticos. Su hermano Luis lo trasladó a la clínica de Kúntsevo (curiosamente al lado del panteón donde actualmente están sus restos) y entonces le concedieron el permiso para dejar la URSS.

Mercader estaba casado con la mexicana Roquelia Mendoza, con la que había adoptado tres hijos, Arturo, Jorge y Laura, que ya se habían adelantado a La Habana. Fidel le dio trabajo en el Ministerio del Interior. Pero con el paso del tiempo la salud de Mercader fue empeorando. Un día, bastó que levantara el brazo para tomar su reloj y el hueso interno se le quebró. Los médicos que lo abrieron descubrieron que tenía los huesos “podridos”. Para julio de 1978 agonizaba y recibió la visita de su hermano Luis, que también gestionaba su salida de la URSS hacia España.

A mediados de octubre de 1978, Ramón Mercader del Río falleció en La Habana. 

Tumba de Mercader en Moscú

Sus cenizas fueron enterradas en Moscú, en el cementerio de Kúntsevo. La lápida provisional sólo decía: “López, R.I. (Ramón Ivanovich)”. Una segunda, vertical, fue colocada en 1987 con la leyenda: “Al héroe de la Unión Soviética Ramón López”, en ruso. La tercera y última contiene su foto y dice simplemente: “1913-1978, Ramón Mercader del Río”, en español, t "Lopez, Ramón Ivanovich", en ruso 

No hay comentarios:

Publicar un comentario