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martes, 15 de septiembre de 2015

15 de septiembre de 1821 - en Guatemala se firma el Acta de Independencia de la Capitanía General de Guatemala, ocasión que es celebrada por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica como la Independencia de Centroamérica.

Desde las últimas décadas del siglo XVIII, en diversas regiones de América Latina, tuvieron lugar varias rebeliones en contra del dominio español, algunas más exitosas que otras.

En Centroamérica, el sentimiento de independencia comenzó a crecer entre los criollos, que influidos por las ideas liberales de la Ilustración, veían en el proceso de independencia de los Estados Unidos y en la Revolución Francesa, un ejemplo a seguir. Las ideas de pensadores europeos del siglo XVII que defendían los derechos del hombre a la libertad y la autodeterminación calaron hondo en esta región del mundo. Asimismo, el ejemplo brindado por el recién constituido Estados Unidos al separarse del yugo británico en 1776, la Revolución Francesa de 1789 y movimientos insurreccionales en América del Sur allanaron el camino.

En la primera década del siglo XIX, las autoridades coloniales españolas, realizaron una serie de medidas fiscales y económicas impopulares, como el aumento de tributos y la consolidación de deudas estatales, para financiar las guerras europeas de la Corona española. Estas medidas acrecentaron el sentimiento de independencia entre los criollos.

Los historiadores consideran que el fenómeno que sirvió como detonante al proceso de independencia de Centroamérica, fue la Invasión Napoleónica a España en 1808 que significó el colapso temporal de la autoridad real.

Uno de los catalizadores para el separatismo centroamericano fue el movimiento independentista mexicano. El Plan de Iguala, firmado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, estipuló la independencia mexicana, la unión de todos sus habitantes sin diferencia alguna y la garantía de oficializar la religión católica.

Estos acontecimientos repercutieron rápidamente en la provincia de Chiapas que se anexó a México conforme al Plan de Iguala. Perdía así su primer territorio el Reino de Guatemala.

A lo interno, las cosas no andaban mejor. Por un lado estaban las familias aristocráticas y de terratenientes, herederas de los privilegios coloniales. Además, los viejos peninsulares, el alto clero y los funcionarios más importantes.

Por otro lado, estaban los criollos e inmigrantes forjadores de nuevas actividades comerciales que resentían la imposición excesiva de impuestos, las limitaciones en la libertad de comercio y su exclusión en la ubicación de puestos clave. Asimismo, se encuentran las políticas centralizadoras de la monarquía borbónica, que excluyeron a los criollos de cargos públicos e impusieron una estricta política de tributos y monopolios que generaban disgustos en la población.

La marginación de las clases populares, unido a ejercicios de periodismo difusores de pensamientos libertarios como los del doctor Pedro Molina y del sabio don José Cecilio del Valle, supusieron diferencias irreconciliables con España.

En agosto de 1821 llegaron a Centroamérica las noticias de la Independencia de México, bajo los términos establecidos en el Plan de Iguala de Agustín de Iturbide.

Tras los acontecimientos de Chiapas, en el Reino de Guatemala los pobladores comenzaron a clamar por la independencia ante el Palacio de Gobierno el 13 de septiembre. El capitán general convocó a una reunión el día 15 con diversas autoridades para tratar de controlar la situación.

Buscaba evitar una declaración de independencia sin su control. Los 56 personajes invitados a la reunión conocieron los comunicados enviados de Chiapas e iniciaron los debates, en los que se destacaron posiciones conservadoras como las de José Cecilio del Valle, quien afirmó que era precipitado pronunciarse por la independencia y propuso una serie de medidas dilatorias.

Otros invitados plantearon la posibilidad de anexarse a México, pero la presión del pueblo reunido en la plaza y alrededor del Palacio, influyó un poco en la decisión de no anexión y de hacer efectiva la declaración de independencia, que fue urgida por uno de sus principales defensores, el nicaragüense Miguel de Larreynaga.

Después de agotados los debates, se pasó a la votación. Allí los representantes de las provincias centroamericanas declararon su independencia de España. Aprobada la independencia se recomendó a José Cecilio del Valle la redacción final del Acta. Se conformó una Junta Gubernativa provisional, presidida por el antiguo Capitán General español, Gabino Gaínza. De esta manera terminó el dominio español en el antiguo virreinato de Guatemala, que comprendía el actual territorio del estado de Chiapas (México) y las repúblicas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Firma de la Independencia, pintura de Luis Vergara Ahumada
Es así que se decretó el Acta de Independencia de España. Y aunque solo recogía al Reino de Guatemala y mantenía los privilegios de la clase dominante, su firma fue un paso significativo.

Así, el 1 de julio de 1823, el Congreso reunido en la ciudad de Guatemala proclamó la independencia absoluta de Centroamérica y se declaró en Asamblea General Constituyente, así como también se formaron las “Provincias Unidas del Centro de América” como una nación soberana, libre e independiente. 

El 22 de noviembre de 1824 se emitió la Constitución de la nueva república que se llamaba oficialmente Federación de Centroamérica. El período colonial comenzó entonces a convertirse en historia.



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