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domingo, 31 de enero de 2016

Batalla de Toba-Fushimi

Tokugawa Yoshinobu 1867
Tokugawa Yoshinobu fue el último shogún (gobernador samurai) del régimen “Tokugawa” quien entregó después del largo reino (1603-1867) el poder al emperador en 1867, lo que permitió el retorno del régimen imperial al cabo de casi siete siglos.

Yoshinobu, cuando era niño, ya tenía fama no solo por tener una inteligencia extraordinaria, sino también por estar dotado para todos tipos de artes marciales, hasta tal punto que se rumoreaba en su entorno que era la encarnación del legendario primer shogún, Tokugawa Ieyasu.

Cuando Gotô Shojirô, samurai de la región Tosa (Shikoku), vino a sugerirle la idea de “entregar el poder al emperador”(Taisei Hokan) (la idea del famosísimo samurai, Sakamoto Ryoma), Yoshinobu no tardó en entender el contenido de este mensaje aunque tramposo y decidió en seguida a llevarlo a cabo. Estaba completamente convencido de que el emperador, aunque tuviera el poder político en manos, no tardaría en contar con la familia Tokugawa que era la única fuerza capaz de gobernar al país, ya que el emperador no tenía ningún medio económico y humano para gobernar. Yoshinobu tenía razón de pensar de esta manera, pues la familia real estaba al extremo de la pobreza y llevaba una vida más que miserable después de haber sido descartada del poder durante tantos siglos.

Por aquel entonces (1867), la situación de Japón era muy tensa y confusa después de la llegada de los barcos negros (1853) con que que los americanos chantajearon para que Japón abriera sus puertas. Los samurai, como siempre sensibles al tema nacional, empezaron a preocuparse por el futuro de su país, sobre todo a la vista de lo que ya había ocurrido en los países del sur de Asia cuya mayoría ya estaba sometida al mando de los países occidentales. Con la preocupación de los samurai, se empezó a gritar el eslogan “¡Sonnô-Jôi!” (“¡Arriba, el emperador y abajo, los extranjeros!”). El movimiento con este eslogan cogió fuerza especialmente en las regiones sureñas de Japón (Choshû, Satsuma, y Tosa). Los samurai revolucionarios empezaron a acudir a Kyoto de todas partes de Japón (sobre todo de la parte sur) para reunirse y concentrarse en torno al emperador, buscando un momento oportuno para declarar “un nuevo régimen imperial” con el fin de desbancar al régimen Tokugawa.

Sin embargo, las cosas salieron muy mal para Yoshinobu. El emperador protegido y manipulado por los samurai anti-gubernamentales le exigió que devolviera todo el territorio del régimen Tokugawa al emperador, con lo que nunca podría estar de acuerdo Yoshinobu, ya que significaría el punto final de la familia Tokugawa. Yoshinobu que estaba por aquel entonces en Kyoto y Osaka para hacer frente a las fuerzas revolucionarias de los samurai, ordenó a sus militares cercar la ciudad de Kyoto donde estaban concentradas las fuerzas revolucionarias en torno del emperador.

En estos momentos, la situación política en Japón ya era insostenible para Yoshinobu, dado que la capital, Edo (actual Tokyo) fue agitada tácticamente por medio de incendios o asesinatos provocados por los agentes-samurai despachados de parte del célebre samurai, Saigo Takamori, que era el comandante en jefe de los militares-samurai de Satsuma-Han (región sureña de Kyushu).

Por fin, el 27 de enero 1868, los roces entre las dos bandas militares se convirtieron en una batalla de Toba-Fushimi (afueras de Kyoto) que determinó el futuro de Japón. La banda de Yoshinobu que disponía de 15.000 soldados perdió la batalla contra la de los revolucionarios que disponía sólo de 5.000. La banda revolucionaria hizo el buen uso del estandarte del emperador (nishiki no mihata) que era históricamente el símbolo del poder imperial, lo que conmocionó a la banda contraria, y por otra parte, disponía de cañones potentes que contribuyeron mucho a vencer a los enemigos. 

El Príncipe Imperial Yoshiaki (Komatsu Akihito), para ese entonces un adolescente de 12 años de edad que había vivido como un monje budista en el templo de Ninna-ji, fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército Imperialista formado por Chōshū y Satsuma. A pesar de que el casi niño príncipe (un miembro de una rama de la Familia imperial japonesa que era elegible para la sucesión al trono) no tenía experiencia militar, su nombramiento meramente nominal transformaba efectivamente la alianza de Chōshū-Satsuma en un verdadero Ejército Imperial (Kangun). Se corrió la noticia de que el Emperador Meiji le había dado una espada a su pariente Yoshiaki como símbolo de su nombramiento.

Estandarte
imperial
La aparición de la bandera imperial en la primera línea de las fuerzas de Satsuma y Chōshū, y la noticia del nombramiento del Príncipe Yoshiaki, fueron un golpe psicológico devastador en la moral de las fuerzas shogunales; ya que ahora las fuerzas de Satsuma y Chōshū eran efectivamente un Ejército Imperial, y cualquier persona que disparara contra ese ejército se convertiría automáticamente en un traidor al Emperador y un rebelde contra el trono imperial. La confusión y el desorden se apoderaron de una buena parte de las filas shogunales, y muchos soldados shogunales desertaron para no convertirse en traidores al Emperador; así que la operación de guerra psicológica ejecutada por los imperialistas tuvo un gran éxito. Además, los señores en poder de los territorios colindantes no quisieron colaborar con Yoshinobu, rechazando la ayuda militar o quedando neutrales.

Durante el tercer día de la batalla ambos bandos se habían trabado en un duelo de artillería y parecían emparejados. Alrededor del mediodía apareció la bandera con el brocado imperial detrás de las líneas de Satsuma-Chōshū. Al principio, ningún bando reconoció la extraña bandera. Mensajeros tuvieron que ser enviados a los dos lados para explicar lo que era. Las fuerzas shogunales se sumieron en la confusión, y las fuerzas de Satsuma-Chōshū, con la moral más alta, blandieron sus espadas y cargaron contra las líneas shogunales. Las fuerzas shogunales intentaron un contra-ataque, pero se vieron obligadas a retirarse en desorden.

Las derrotadas tropas shogunales intentaron entrar al Castillo de Yodo (en la actual Fushimi-ku). El castillo era la residencia de Inaba Masakuni, el Daimyō del Han de Yodo (que ocupaba parte del sur de la actual Prefectura de Kioto); Inaba había sido un Daimyō leal al régimen shogunal y había ocupado el cargo de Rōjū (uno de los más altos cargos del régimen shogunal Tokugawa). Inaba se encontraba en ese momento en la ciudad de Edo. El castillo se negó a abrir sus puertas, y las tropas shogunales tuvieron que retirarse al sur.

la traición del clan Tōdō fue el golpe de gracia definitivo contra las diezmadas y desmoralizadas fuerzas shogunales. El clan Tōdō era la familia que gobernaba el Han de Tsu, y su líder para aquel entonces era Tōdō Takayuki, Daimyō de Tsu; Takayuki traicionó a la causa shogunal y se cambió de bando, uniendo sus fuerzas a las tropas imperiales de Satsuma-Chōshū. La desmoralización y el derrotismo se acrecentarón con las noticias de nuevas traiciones. Clanes hasta entonces neutrales tomaron partido por la causa de la Restauración Meiji, y muchos han occidentales unieron sus fuerzas a las tropas imperiales.

Cuando las tropas shogunales en retirada llegaron a Osaka, ya su amo, el Shōgun Yoshinobu, había huido. Otros altos cargos del régimen shogunal huyeron del Castillo Osaka y tomaron secretamente un barco a Edo. Esto fue un shock para las tropas shogunales; al verse abandonados por todos sus dirigentes, del Shōgun para abajo, su voluntad de luchar fue minada. 

Para el 31 de enero ya todo había terminado y la derrota de los shogunales era absoluta. Mientras tanto, Yoshinobu, a la vista del desarrollo de la batalla que iba en su contra, se escapó del castillo de Osaka a bordo de un barco militar, acompañado solo por unos colaboradores próximos, con rumbo a Edo (Tokyo), lo que era el preludio de su desbandada.

Tokugawa Yoshinobu deja Osaka
Ya no se trataba de mantener el régimen Tokugawa, sino más bien de cómo salvaguardar la vida del mismo Yoshinobu. Aquí apareció Katsu Kaishû, un peso importantísimo de la época, que era el ministro de la naval de Tokugawa, pero sostenía más bien el cambio del régimen. Este monstruo político se entrevistó con Saigo Takamori con el fin de salvar la vida a Yoshinobu. Se acordaron al final de esta entrevista tanto la entrega incondicional del castillo de Edo al nuevo régimen como la reclusión de Yoshinobu en Mito (alnorte de Edo).

Así se estableció el nuevo régimen de la era “Meiji”, que a partir de este momento se puso a propulsar frenéticamente la modernización y la militarización de Japón. Solo a este nuevo régimen quedaban unas batallas llamadas “Boshin Sensô” con los señores de algunas regiones resistentes, pero todas se solucionaron en un año hasta antes de finales de 1869.

Un fenómeno interesante: durante la tensión de tira y afloja entre el régimen Tokugawa y la fuerza revolucionaria, el gobierno de Francia apostó por el régimen Tokugawa apoyándole con armas, mientras que el de Inglaterra actuaba de la misma manera, en este caso con su apoyo militar apostando por la banda del emperador sostenido por los samurai revolucionarios. Esta batalla era al mismo tiempo la de los intereses entre los franceses y los ingleses.

Estandarte de Tokugawa
Yoshinobu, el último shogún (comandante del régimen de samurai), dedicó todo el resto de su vida a múltiples hobbies tales como fotografía, caza, pesca, bicicleta, microscopio, bordado, shuriken (lanzamiento de piezas aguzadas), etc... Durante el resto de su vida, casi nunca quiso hablar de su pasado.

Fue un personaje desafortunado por no haber podido usar su talento excepcional para llevar a cabo la modernización del país. Cuando llegó al puesto de shogún, curiosamente se creó una cierta esperanza en medio de los samurai revolucionarios, porque Yoshinobu les pareció un salvador para sacar adelante el país que estaba en una crisis inédita, y una razón de más, que era un ferviente defensor de la modernización del país en contra de sus precedentes.

Era un personaje también afortunado por haber salvado la vida, cosa casi imposible en los momentos de cambio de regímenes, y por haber podido aprovecharse de la vida.

En 1902 recibió, del gobierno “Meiji”, un título de conde por haber permitido la entrega pacífica del poder sin estragos. Tokugawa Yoshinobu murió el 21 de noviembre de 1913

Tokugawa Yoshinobu en sus últimos años
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