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martes, 6 de enero de 2015

Experimentos con tifus sobre humanos en el campo de concentración de Buchenwald

Buchenwald fue uno de los campos de concentración más grandes de Alemania, ubicado a 8 km al norte de la ciudad de Weimar. Comenzó a funcionar el 16 de julio de 1937 y fue liberado el 11 de abril de 1945. De los 238.980 prisioneros provenientes de 30 países que pasaron por él, 43.045 fueron asesinados, incluidos prisioneros de guerra soviéticos.

Estaba dividido en tres secciones: el “Campo Grande”, que albergaba a prisioneros con mayores privilegios; el “Campo Pequeño”, para prisioneros comunes, y el “campo de tiendas”, establecido en 1939 para prisioneros polacos. También incluía un área `administrativa, las barracas de las SS, las fábricas y 130 campos satélites. Dos comandantes estuvieron a cargo del campo: el coronel de las SS Karl Koch, desde 1937 a 1941; y desde 1942 hasta 1945, el teniente coronel de las SS Hermann Pister. 

Karl Otto Koch
Karl Otto Koch (1897 – 1945) fue un Standartenführer (coronel) en las Schutzstaffel alemanas (SS), fue el primer comandante de los campos de concentración nazis de Buchenwald y Sachsenhausen. También sirvió como comandante del Campo de concentración de Majdanek.

Koch se casó por primera vez en 1924 y tuvo un hijo. Sin embargo, este matrimonio terminó en un divorcio en 1931 debido a su infidelidad. El 25 de mayo de 1936, Koch se casó con Ilse Köhler, con quien tuvo un hijo y dos hijas. Más tarde, Köhler se haría conocida como La bruja de Buchenwald o La perra de Buchenwald (Die Hexe von Buchenwald). Cuando Koch fue destinado a Buchenwald, Ilse fue nombrada supervisora (Oberaufseherin) por las SS y, por tanto, tuvo un rol activo y oficial en las atrocidades cometidas allí. La acusación más famosa contra Ilse Koch fue que seleccionó prisioneros con tatuajes para ser asesinados, con la finalidad de que su piel fuera utilizada para fabricar pantallas de lámparas para su casa. Fue condenada a cadena perpetua; sin embargo, nadie pudo testificar haber visto tales lámparas durante el juicio de Ilse.

Después de las investigaciones hechas por el juez de las SS Konrad Morgen, Koch fue destituido como comandante de Buchenwald y en el transcurso de 1942 y 1943 las investigaciones siguieron y revelaron que Koch no solo había malversado cuantiosas sumas de dinero de las SS, sino que además había permitido darse a la fuga a prisioneros, destruido pruebas cruciales de su corrupción y asesinado a testigos clave. Con la aprobación de Himmler, Morgen arrestó a Koch el 24 de agosto de 1943, lo puso ante un tribunal de las SS e hizo que lo condenaran a muerte. Lo fusilaron finalmente en el mismo Buchenwald pocos días antes de que las fuerzas estadounidenses liberasen el campo en abril de 1945.

Hermann Pister
Hermann Pister (1885 – 1948) fue un SS Oberführer (Senior Coronel) y el comandante del campo de concentración de Buchenwald el 21 de enero de 1942 hasta abril 1945.

Pister fue arrestado por los estadounidenses en 1945; llevado a juicio por crímenes de guerra por el Tribunal Militar estadounidense en Dachau con otros 30 acusados, donde fue acusado de participar en un "proyecto común" para violar las leyes y costumbres de la guerra de la Convención de La Haya de 1907 y la tercera Convención de Ginebra de 1929, en lo que respecta a los derechos de los prisioneros de guerra. El juicio comenzó el 11 de abril de 1947. Fue declarado culpable y condenado a muerte en la horca. Pister murió en la prisión de Landsberg de un ataque al corazón el 28 de septiembre de 1948.

El tifus exantemático es transmitido a los seres humanos por el piojo de la ropa y –en condiciones de guerra, hambre y miseria– provoca a menudo grandes epidemias. Esta enfermedad tuvo una difusión masiva entre los miembros del Ejército en los territorios ocupados de la URSS y en los campos de prisioneros de guerra. Por razones técnicas, la entonces usada vacuna de Weigl sólo podía ser producida en pequeñas cantidades y, entonces, no se disponía de cantidades suficientes como para poner atajo a los brotes epidémicos. Apelando a las necesidades médicas militares en estado de guerra, se experimentó con prisioneros de campos de concentración los nuevos procedimientos de prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas.

El 6 de enero de 1942 comienzan el campo de concentración de Buchenwald los primeros experimentos nazis con seres humanos sobre el tifus exantemático.

El profesor Dr. R. Waiz, entonces prisionero en Buchenwald y antes miembro de la Facultad de Medicina de Estrasburgo, informó sobre las condiciones concretas de funcionamiento:
“En Buchenwald existía un gran centro de investigación sobre el tifus exantemático, el que dependía del Instituto de Higiene de las SS de Berlín, cuyo director era un médico jefe de las SS. Este centro de investigación estaba instalado en el bloque 46 y equipado con las últimas innovaciones y a gran lujo. Abarcaba un centro de diagnóstico, el laboratorio, los cuartos para preparación de la vacuna (para el Ejército alemán). Como es prácticamente imposible cultivar las bacterias del tifus en tubos de vidrio, como se hace con la mayoría de los microbios, se hacían cultivos de tifus en personas vivas. Cada individuo era un cultivo viviente de microbios de tifus” 
Un ex prisionero de campo de concentración, el Dr. A. Balachowski, que había sido director de laboratorio del Instituto Pasteur 1; describe las prácticas de los experimentos en un lenguaje teñido ya por las condiciones de trabajo del campo:
“El campo recibía vacunas del Instituto Weigl de Cracovia y de Italia, las que debían ser probadas y mejoradas. Como conejillos de Indias debía tomarse sobre todo a prisioneros de la nómina verde (’criminales’), pero como el capo era el que los seleccionaba, se podía enviar a cualquiera al bloque 46 y así fueron enviados allí también prisioneros políticos franceses, miembros del movimiento de resistencia. La gente que debía eliminarse era enviada allí”
Gerhard Rose
El Prof. Gerhard Rose era entonces director de la Sección de Medicina Tropical en el Instituto de Enfermedades Infecciosas Roben Koch de Berlín y general médico de la Fuerza Aérea, pero no penenecía al servicio sanitario de las SS. A pesar de su actitud de rechazo público hacia los experimentos con seres humanos, ingresó poco después en el equipo de investigación y participó activamente en los experimentos de vacunas de tifus exantemático.

En su alegato frente al tribunal de Nurenberg el responsable del proyecto, el Prof. Rose, insistió en el argumento de que en el caso de los conejillos de Indias se habría tratado de personas condenadas a muerte y que los experimentos con seres humanos habrían llevado a conocimientos esenciales sobre las vacunas a probar. “Criticó ácidamente la ausencia de receptividad actual en las posiciones sobre ética médica frente a la cuestión de si el Estado tiene el derecho a obligar a algunas personas a soportar experimentos médicos y ordenar a médicos realizar tales experimentos”. El Tribunal de Nuremberg condenó a cadena perpetua al Prof. Rose, en tanto que se le pudo comprobar que diseñó una serie de experimentos con cuatro casos mortales.

En la fundamentación del veredicto se expresa:
Hemos sopesado maduramente cada supuesto a favor del acusado, pero su posición carece de todo sostén frente al enorme material probatorio en su contra... El Tribunal decide que el acusado Rose fue delincuente principal y cómplice, ordenó, prestó apoyo, dio su consentimiento y estuvo relacionado con planes y acciones que condujeron a experimentos médicos con no alemanes, sin su consentimiento y en cuyo transcurso fueron cometidos homicidios, brutalidades, crueldades, martirios, atrocidades y otras acciones inhumanas. Aunque estas acciones delictuales no representaron crímenes de guerra, sí constituyeron crímenes en contra de la humanidad.
Las experiencias y conocimientos sobre experimentos con seres humanos bajo el régimen nazi, compiladas y evaluadas durante el Tribunal de Nuremberg, proporcionaron las bases de ética médica y jurídica para el código de ética sobre experimentos de este tipo aprobado el 20 de agosto de 1947 en la misma ciudad de Nuremberg por la Asociación Médica Mundial. Este código fija como condición sine qua non de estos experimentos, tanto el consentimiento informado de la persona que se someta a ellos, como la responsabilidad cuidadosa de los médicos que lo realicen. La Declaración de Helsinski (1964) complementa estas condiciones básicas, entre otras cosas, con la necesidad de controles mutuos entre los médicos investigadores así como la obligación por parte del investigador de proteger la esfera privada de la persona que se somete al experimento y no realizar ningún experimento si los riesgos que éste implica son incalculables.

Otros experimentos realizados en el campo consistieron, entre Noviembre de 1943 y Enero de 1944, en las pruebas de remedios para curar las quemaduras de fósforo; se sometía a prisioneros a pequeñas explosiones de bombas incendiarias y después se les trasladaba a la enfermería en donde morirían sin remedio tras los dolores y los resultados de las heridas de las detonaciones.

El veneno experimental también era parte del tratamiento de la enfermería; se inventaron diferentes venenos que eran suministrados a los prisioneros que, irremisiblemente morirían, para posteriormente realizarles una autopsia.

También se llevaron adelante curiosos experimentos realizados durante 1944 por el doctor Carl Vaernet que pretendía curar la homosexualidad mediante una serie de medicinas milagrosas y que por supuesto no sirvieron de nada

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