Durante los años previos, esa fecha mantuvo en vilo al mundo, con la falla informática denominada Y2K, provocada por la costumbre de los programadores de detallar, en el código fuente del software, el año en un formato de dos dígitos. Los potenciales efectos se relacionaban con saber qué pasaría con las máquinas en la medianoche del 31 de diciembre de 1999: si interpretarían el día siguiente como el 1 de enero de 2000 o como el 1 de enero de 1900.
Se temía que una mala interpretación conduciría a fallas de software y hardware en los equipos utilizados en áreas tan importantes como la banca, los sistemas de servicios públicos, los registros del gobierno, y así sucesivamente, con el potencial de caos generalizado en y después del 1 de enero del 2000. Mainframe ordenadores , incluidos los que normalmente se utiliza para ejecutar las compañías de seguros y bancos, se cree que son objeto de los más graves problemas del Y2K, pero incluso los más nuevos sistemas que utilizan redes de computadoras de escritorio se consideran vulnerables.
Para prevenir cualquier inconveniente en los sistemas informatizados, todos los países y empresas privadas establecieron diversos protocolos de contingencia y comisiones para contrarrestar los efectos del año 2000. Se invirtieron millones de dólares en actualizar sistemas, reemplazar equipos, mantener dotaciones de personal en guardia para prevenir cualquier problema en el sistema financiero, de servicios básicos como el agua, luz y gas. Las redes de telecomunicaciones no estuvieron ajenas a este monitoreo. Todo aquel procedimiento que implicara un sistema informático estaba bajo la lupa del año 2000.
El problema Y2K no se limitó a los equipos que ejecutan el software convencional. Muchos dispositivos que contienen chips de computadora, que van desde los ascensores a los sistemas de control de temperatura en los edificios comerciales y hasta a equipos médicos, se creía que estaban en riesgo, lo que hizo necesaria la comprobación de estos "sistemas integrados" para la sensibilidad a las fechas del calendario.
A nivel mundial, según estimaciones privadas de diversas consultoras, se estima que se gastó entre 300 mil y 600 mil millones de dólares para evitar diversos desastres causados por el Y2K (casi la mitad de los Estados Unidos) para actualizar las computadoras y los programas de aplicación para ser compatible con el Y2K. Como el primer día de enero 2000 amaneció y se hizo evidente que los sistemas informáticos estaban intactos, los informes de alivio llenaron los medios de comunicación. Estos fueron seguidos por acusaciones de que la probable incidencia del problemaa había sido exagerado en gran medida desde el principio. Los que trabajaron en los esfuerzos de cumplimiento Y2K insisten en que la amenaza fue real. Sostuvieron que la viabilidad continua de los sistemas informatizados era prueba de que el esfuerzo colectivo había tenido éxito. En los años siguientes, algunos analistas señalaron que las actualizaciones de programación que habían formado parte de la campaña Y2K habían mejorado los sistemas informáticos y que los beneficios de estas mejoras seguirán siendo vistas en el futuro.
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