La historia de la Antártida es la historia de los últimos grandes exploradores de nuestro planeta. Este continente, el último descubierto por el hombre, estuvo reservado durante años sólo a unos pocos aventureros, hombre llenos de coraje e ilusión dispuestos adentrarse en el último sector desconocido del planeta.
“Se buscan hombres para viaje peligroso. Bajos salarios. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro permanente. Regreso sano dudoso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”.
Así cuenta la historia que Ernest Shackleton, uno de los más grandes íconos de la exploración Antártica, convocó a los miembros de una de sus odiseas polares.
Los viajeros que cruzaban el Cabo de Hornos frecuentemente se encontraban con vientos en contra y eran llevados al sur hacia cielos nivosos y mares con hielo; sin embargo ninguno de ellos hasta 1770, que se sepa, habría alcanzado el círculo polar. La historia del descubrimiento de tierra en los 64° S por Dirk Gerritz a bordo del Blijde Boodschap en 1599 fue mostrado como el resultado de un malentendido de un relator, Kasper Barlaeus, en 1622. Una historia similar de un avistamiento de "montañas cubiertas de nieve" más allá de los 64° S en 1603 fue relatada por el español Gabriel de Castilla. Existe controversia acerca de si las Georgias del Sur fueron avistadas en 1675 por La Roche.
Puede decirse con certeza que todos los navegantes que llegaron a los hielos del sur hasta 1750 lo hicieron involuntariamente al ser desviados de sus cursos. Una excepción puede hacerse quizás en favor del viaje de Halley en el HMS Paramour para investigaciones magnéticas en el Atlántico Sur cuando se encontró con los hielos en los 52° S en enero de 1700; pero ésa fue su latitud más austral. Un determinado esfuerzo de parte del oficial naval francés Pierre Bouvet de descubrir la tierra del sur descrita por un semi-legendario sieur de Gonneyville tuvo como resultado el sólo descubrimiento de la Isla Bouvet en 54° 25' S - 3° 24' E, con hielos cerca de los 55° S en 1730. En 1771 Yves-Joseph de Kerguelen-Trémarec zarpó de Francia con instrucciones de ir al sur desde Mauricio en busca de un "continente muy grande". Avistó una tierra en los 50° S que llamó Francia del Sur, y que creyó era la masa principal de un continente austral. Fue enviado otra vez para completar la exploración de la nueva tierra, y se encontró que era una isla inhóspita y la rebautizó como Isla de la Desolación, pero posteriormente fueron reconocidos sus esfuerzos bautizándola como Tierra de Kerguelen.
Hasta el siglo XVIII, esta región era una mancha blanca inexplorada en el mapa. Finalmente se convirtió en el objetivo de muchas naciones.
El británico James Cook (1728-1779) cruzó por primera vez el círculo polar sur el 17 de enero de 1773. Sin embargo, como no vio tierra alguna además de hielo, de ahí en adelante en todo el mundo a este paraje se le quedó el sobrenombre de "terra incognita".
Incluso la segunda circunnavegación de la región antártica, bajo la dirección de Fabián Gottlieb von Bellingshausen (1778-1852), báltico alemán al servicio de Rusia, sólo llevó al descubrimiento de algunas islas.
En cambio, durante su expedición (1822-1824), el ballenero James Weddell (1787-1834) penetró hasta 74°14'S en lo que más tarde se llamaría en su honor el Mar de Weddel. Así, el problema seguía sin ser resuelto.
Alrededor de 1840, durante el breve periodo caracterizado científicamente por la llamada "cruzada magnética", la expedición francesa (1837-1840), en busca del polo magnético del Hemisferio Sur, dirigida por Jules Sébastien César Dumont d'Urville (1790-1842), descubrió la Tierra Adelia.
La expedición estadounidense (1839-1842), al mando de Charles Wilkes (1798-1877), avistó la Tierra Wilkes y cartografió desde el barco cerca de 2.000 kilómetros de línea costera. Finalmente, el británico James Clark Ross (1800-1862) logró llegar hasta 78°10'S durante su expedición (1839-1843). Descubrió el Mar de Ross y la barrera de hielo de Ross, así como la extensa Tierra Victoria. Finalmente, Ross llegó a aproximadamente 300 Km. del polo magnético y determinó su posición en 75°05'S y 154°08'E, cerca de la que había calculado teóricamente el astrónomo y experto en magnetismo de Gotinga, Carl Friedrich Gauss (1777-1855).
Antes y después de ese periodo de descubrimientos, sólo los balleneros y los cazadores de focas se arriesgaban en aguas antárticas para regresar a casa con abundante carga.
Sus descripciones de las tierras como partes de un collar de perlas en el círculo polar antártico sólo aumentaron parcialmente la imagen de una terra incognita.
No fue sino hasta el VI Congreso Internacional de Geografía, que tuvo lugar en 1895 en Londres, que los participantes llegaron a la resolución de que la exploración de la región antártica era el más importante de los problemas geográficos que quedaban por resolver y, por tanto, recomendaron a la sociedad científica del mundo entero que solucionara dicho problema antes del fin del siglo XIX. Todavía no se sabía si la Antártida era un atolón gigante lleno de hielo o un continente cubierto de hielo. Sin embargo, esto pronto sería resuelto.
Primeras invernadas antes de 1900
En el verano de 1897, apoyándose en la recomendación de Londres, una expedición belga al mando de Adrien de Gerlache de Gomery (1866-1934) partió a bordo del Bélgica hacia la Tierra de Graham (hoy península antártica), donde descubrieron, entre otras cosas, el largo Estrecho de Gerlache en el lado occidental de la Península Antártica.
Cuando el buque se quedó varado en el hielo cerca de la costa antártica a unos 85°O, la expedición belga se vio obligada a invernar a bordo del barco. Fue la primera en realizar una observación meteorológica continua durante todo un año.
Sin embargo, no había un programa de investigación previamente establecido, así que los resultados científicos fueron producto de la casualidad y dependieron del afán de investigación de los estudiosos respectivos. De manera notable, Gerlache había elegido a los miembros de la expedición según su capacidad, independientemente de su nacionalidad. A bordo del Bélgica había dos polacos (Henryk Arctowski, 1871-1958), para las tareas geológicas, meteorológicas y oceanográficas, y un asistente para las observaciones meteorológicas), así como un biólogo rumano. También participaban, como médico experto de la expedición, el estadounidense Frederick Cook (1865-1940), que había explorado antes con Robert Peary el norte de Groenlandia, y el noruego Roald Amundsen (1872-1928), como segundo oficial.
El resto de la tripulación consistía de belgas y noruegos. Pero en marzo de 1899, el Bélgica, que se encontraba varado en el hielo, logró salir a la corriente helada y quedó libre otra vez.
El 28 de marzo de 1899, desde Punta Arenas Gerlache informó por radiotelegrafía el buen resultado de la invernada en la Antártida. Sin embargo, en 1898 hubo que lamentar dos víctimas, pues además de un marinero que cayó por la borda durante una tormenta, también murió el geofísico Emile Danco (1869-1898) de lo que entonces se llamó "anemia polar" y que, según los conocimientos actuales, fue causada principalmente por deficiencia vitamínica.
A su regreso, el meteorólogo Arctowski pudo presentar a la opinión pública mundial los primeros datos meteorológicos del ciclo anual completo de la Antártida. Mucho antes de que se desarrollara la teoría del frente polar en la década de 1920, determinó mediante sus observaciones que en la Antártida circulaban zonas de baja presión en forma de ondas. Arctowski mostró además que el invierno antártico era mucho más frío de lo que normalmente se creía antes de la invernada. Al mismo tiempo, notó que la frecuencia de la aurora austral era igual a la de la aurora boreal en sus respectivas amplitudes magnéticas, lo que indicaba un origen común.
La segunda expedición antártica (1898-1900), bajo la dirección del sueco Carsten Borchgrevik (1864-1934), se pudo llevar a cabo mediante un financiamiento privado inglés. Partieron a bordo del Southern Cross hacia la Tierra Victoria (al este del Mar de Ross), donde invernaron en Cabo Adare. Los hombres no sabían que habían levantado sus dos refugios prefabricados en la costa más ventosa de la Antártida.
Además de algunas recolecciones zoológicas y geológicas y observaciones magnéticas, también realizaron mediciones meteorológicas cada dos horas durante un año, así como registros de la presión atmosférica y la temperatura en el continente austral. También en 1899 la deficiencia vitamínica constituyó un gran problema durante la invernada de la expedición polar y el biólogo del Southern Cross, Nikolai Hanson, murió de escorbuto. Antes del viaje de regreso, Borchgrevik todavía intentó llegar hasta 78°50'S sobre la Barrera de Ross.
Los resultados meteorológicos aportaron la primera imagen del clima marítimo antártico. Los vientos predominantes ESE y SE señalaron la existencia de una zona de alta presión que se extendía por una gran parte de la todavía desconocida Antártida y que correspondía a un reflujo de masas de aire en dirección al Polo Sur en las capas de aire superiores.
Cooperación internacional meteorológica y magnética (1901-1904)
Durante la realización del VII Congreso Internacional de Geografía en 1899 en Berlín, ya se pudieron discutir planes concretos de la expedición británica a la Antártida al mando de Robert Falcon Scott (1868-1912) y de la expedición alemana al Polo Sur bajo las órdenes de Erich von Drygalski (1865-1949).
Al igual que en el precedente Primer Año Polar Internacional (1882-1883), cuando se coordinaron mediciones simultáneas alrededor del Ártico, el congreso acordó una cooperación internacional entre el 1 de octubre de 1901 y el 31 de marzo de 1903 para la realización de las mediciones meteorológicas y magnéticas de las expediciones antárticas, así como de todos los barcos mercantes y de la Marina que siguieran un curso al sur de 30°S.
Además de la expedición de Drygalski (1901-1903), que llegaría hasta aproximadamente 90°E al sur de las Kerguelen en el Océano Índico, y la expedición de Scott hacia la Tierra Victoria (1901-1904), finalmente también participaron la expedición sueca hacia la Tierra de Graham (1902-1903) al mando de Otto Nordenskjöld (1869-1928)y la expedición escocesa hacia el Mar de Weddel oriental (1902-1904) al mando de William Speirs Bruce (1868-1921).
Adicionalmente, se crearon con fines de comparación estaciones filiales que no estuvieran influidas por el clima de la Antártida. Éstas se localizaron en la Isla de los Estados en Cabo de Hornos para Nordenskjöld, en las islas Malvinas para Bruce, en las Kerguelen para Drygalski y en Christchurch (Nueva Zelanda) para Scott. Cuando Scott quiso invernar un segundo año y estaba en marcha una quinta expedición francesa (1903-1905) al mando de Jean-Baptiste Charcot (1867-1936), la cooperación internacional se prolongó un año más.
Nordenskjöld |
Por desgracia, el buque Antarctic de Nordenskjöld quedó atrapado por la banquisa en la salida noroeste del Mar de Weddell y finalmente fue aplastado por ésta, por lo que naufragó. Los miembros de la expedición invernaron en tres distintos lugares en los que realizaron investigaciones científicas hasta donde les fue posible.
Es de destacar el primer hallazgo de restos fósiles de plantas terciarias y la exposición derivada de los hallazgos geológicos posteriores de Nordenskjöld, que se extendieron a los Andes sudamericanos en la Península Antártica.
A diferencia de Robert Falcon Scott y Otto Nordenskjöld, Erich von Drygalski y William Speirs Bruce encontraron toda una tierra virgen y cada uno realizó fácilmente una amplia investigación que llevó a interesantes resultados.
Drygalski |
Así, Drygalski realizó mediciones de temperatura hasta 500 m. de altura durante su ascenso en un globo cautivo, a diferencia de Scott que un mes antes ya había sido el primero en subir en un globo. Los resultados llenan un total de 22 volúmenes, doce de los cuales contienen resultados zoológicos.
El concepto de investigación tipo Humboldt ampliamente aplicado por Drygalski en su expedición era único y nunca más sería seguido, ya que las expediciones se fueron especializando en aspectos de investigación particulares.
Para sus propios estudios, Drygalski eligió una forma que, por ejemplo, todavía aplica hoy día el Instituto Alfred Wegener de Alemania en la investigación polar y marítima:
- mediciones tomadas en el barco durante el viaje de Europa a la Antártida,
- mediciones tomadas en la estación durante la invernada,
- viajes de exploración por los alrededores de la estación en primavera,
- mediciones tomadas en el barco durante el viaje de regreso.
Lamentablemente, los frutos de la cooperación internacional no produjeron el resultado que se había esperado. Las mediciones magnéticas durante el viaje de ida y vuelta a la Antártida a bordo del barco alemán Gauss y del británico Discovery mejoraron los mapas marítimos sólo en la zona de las rutas de viaje respectivas.
La colección de datos meteorológicos asciende en total a aproximadamente 600.000 observaciones individuales. Sin embargo, la red de mediciones alrededor de la Antártida no fue lo bastante cerrada para la construcción diaria de mapas meteorológicos. Únicamente entre Cabo de Hornos y la Península Antártica hubo suficientes datos que permitieron trazar la distribución diaria de la presión atmosférica.
Los descubrimientos geográficos sugirieron la conclusión de que la Antártida es un continente cubierto de hielo. Además, a partir de las mediciones del viento y de la presión atmosférica, se pudo determinar la altura promedio del continente antártico en 2000 ± 200m.
La estación meteorológica establecida por Bruce en la Isla Laurie (Islas Orcadas del Sur) fue entregada a Argentina en 1904 y, desde entonces, funcionó con el nombre de Base Orcadas y, con su ininterrumpido margen de mediciones, proporciona un valioso valor básico para posteriores investigaciones climatológicas.
El atractivo de los polos (1911-1912)
El llamado "Periodo del atractivo de los polos" estuvo determinado por pautas personales y representado por el francés Jean Charcot (1908-1920), Scott y su antiguo acompañante Ernest Shackleton (1874-1922), el noruego Roald Amundsen (1872-1928) y el alemán Wilhelm Filchner (1877-1957), así como por el japonés Nobu Shirase (1861-1946) y el australiano Douglas Mawson (1822-1958). Charcot y Filchner constituyeron, en realidad, una excepción, ya que sus expediciones, además de descubrimientos geográficos, llevaron a cabo un amplio programa científico.
Las demás contribuyeron en su mayoría a alcanzar los objetivos geográficos como el Polo Sur, incluso a riesgo de su propia vida.
Mientras que durante su expedición en 1909 Ernest Shackleton prefirió regresar cuando estaba a sólo unos 180 km del Polo Sur para escapar de un desastre causado por la escasez de alimentos, Scott y sus cuatro acompañantes murieron en 1912 a causa de una serie de acontecimientos adversos durante una larga tormenta de nieve en su camino de regreso del polo.
Amundsen |
La expedición australiana determinó por primera vez la ubicación exacta del polo magnético. Sin embargo, también tuvieron que lamentar dos víctimas mortales durante un viaje en trineo.
La Expedición Transantártica Imperial Británica de Shackleton también corresponde a este periodo. Se componía de dos grupos. Shackleton dirigía la División del Mar de Weddell (1914-1916), cuyo barco Endurance fue aplastado por los bloques de hielo y se hundió a finales de 1915. No obstante, los miembros de la expedición pudieron salvarse gracias a la osada travesía de Shackleton en un pequeño bote de remos a las Islas Georgias del Sur.
La División del Mar de Ross (1914-1917), que debería preparar los almacenes para la travesía en la meseta de hielo, invernó en Cabo Evans en condiciones precarias cuando el barco de la expedición se desvió de rumbo prematuramente durante una ventisca y quedó a la deriva durante diez meses entre los bloques de hielo del Mar de Ross. Dos miembros de la expedición fallecieron.
Puesto que las expediciones de este periodo no cooperaron entre sí para nada y sólo por casualidad las expediciones noruega y japonesa se encontraron en la Antártida, los diferentes resultados científicos de estas expediciones deben considerarse como individuales e independientes; sin embargo, fueron percibidos en parte como totalmente extraordinarios. Así, durante la travesía de nueve meses del Deutschland de Filchner se detallaron por primera vez medidas oceanográficas y se llevaron a cabo sondeos. También se analizaron continuamente las condiciones meteorológicas de las capas de aire con cometas y globos a los que se fijaron aparatos de registro.Estas mediciones todavía son representativas y no han perdido su valor.
Las investigaciones glaciológicas de icebergs y de la Barrera de Hielo de Ross, realizadas por Charles Seymour Wright (1887-1975) durante la expedición de Scott, produjeron incluso una bibliografía básica sobre glaciología.
Aviones en la Antártida desde 1928
Después de la Primera Guerra Mundial, la técnica aeronáutica se desarrolló a tal grado que fue posible pensar en utilizarla para fines de exploración en la Antártida. Los descubrimientos y cartografías hechos para el aire se utilizaron a menudo en esa época para justificar los reclamos territoriales en la Antártida.
También hubo jefes de expediciones individuales que se lanzaron hacia el Sur para alcanzar objetivos principalmente privados.
El australiano Hubert Wilkins (1888-1958) fue el primero en utilizar aviones durante su expedición (1928-1929) para la exploración de la costa este de la Tierra de Graham
En 1928-1930, el estadounidense Richard Evelyn Byrd (1888-1957) había establecido en la Bahía de las Ballenas, cerca de la antigua estación de invernada de Amundsen, una estación con el nombre de Little America I, desde la que supuestamente el 20 de diciembre de 1929 quería sobrevolar el Polo Sur.
Al mismo tiempo, en otra parte del continente, la primera expedición noruega (1929-1930), patrocinada por el cónsul Lars Christensen (1884- 1965) y bajo la dirección de Nils Larsen (nacido en 1900), realizó un sondeo aéreo de la Tierra de Enderby.
Wilkins regresó a la Antártida en 1929-1930 para seguir persiguiendo su objetivo de volar desde las dependencias de las Islas Malvinas (Isla Decepción) hacia el Oeste a lo largo de la costa de la Península Antártica hasta el Mar de Ross.
Durante su segunda expedición (1929-1931), Mawson cartografió la costa entre 75°E y 45°E tanto desde barco como desde avión. Esto se consideró como frontera entre las actividades británicas y noruegas y las correspondientes aspiraciones a los reclamos territoriales.
Lincoln Ellsworth (1880-1951) apareció en escena en 1933-1934 como otro competidor para ser el primero en sobrevolar el continente antártico desde el Mar de Ross hacia la Península Antártica, pero su avión se dañó ya desde el inicio al aterrizar en el hielo marítimo en la Bahía de las Ballenas.
Su segundo intento en 1934-1935 en dirección opuesta fracasó debido a las malas condiciones meteorológicas.
En 1933-1935, desde su estación ampliada Little America II, Byrd continuó la cartografía aérea de la Tierra de Marie Byrd hasta la Cordillera de la Reina Maud.
Byrd |
Byrd había experimentado por primera vez la eficacia de los aviones en la empresa polar de 1925, cuando sobrevoló la isla de Ellesmere partiendo de Groenlandia. El éxito del vuelo le hizo pensar en la posibilidad de alcanzar el Polo Norte por vía aérea y en 1926 realizó el proyecto. El 9 de mayo se elevó sobre Kingsbay (ahora Ny-Ålesund), Spitsbergen (Svalbard) a bordo de un monoplano Fokker y, junto con el piloto Floyd Bennett, afirmó haber volado sobre el Polo Norte. Esta hazaña le reportó gran renombre y le sirvió para recibir financiación para sus vuelos sobre el Polo sur. Sin embargo ya desde 1926 y hasta la actualidad se han expresado dudas sobre si Byrd efectivamente sobrevoló el Polo Norte sobre la base del alta velocidad supuesto. En 1996, estas dudas se confirmaron cuando su diario de vuelo se encontró. El diario mostró que las anotaciones del sextante habían sido borradas y luego inventó en su informe oficial.
Empleó este mismo medio para la exploración de la región antártica. La expedición de Byrd de 1928 al Polo Sur fue cuidadosamente preparada y provista de grandes medios. El campamento base, en la punta norte de la isla Roosevelt, en el mar de Ross, contaba con laboratorios, talleres, almacenes, una estación de radio y un hospital. En esta base, llamada "Little America", vivieron 14 meses 42 hombres. De allí partió Byrd en avión para dar la vuelta al Polo Sur que sobrevoló el 29 de noviembre de 1929. Su piloto en ese vuelo fue Bernt Balchen. Él descubrió la tierra que se llama Mary Byrd Land e importantes cadenas montañosas y exploró la tierra de Eduardo VII, una gran península helada de la Antártida que forma el extremo nordoccidental de la Tierra de Marie Byrd, punto de inicio del mar de Ross. Dando pruebas de gran valor, pasó el invierno de 1934 solo en una cabaña a casi 200 km de Little America, con objeto de obtener datos científicos.
Espoleado por los éxitos obtenidos, Byrd organizó otras tres expediciones entre 1939 y 1955, en las que se sirvió, además, de aviones, de helicópteros y submarinos, permitiendo conocer cada vez mejor la Antártida y estableciendo su continentalidad.
Organizó la Operación Highjump, cuya denominación oficial era The United States Navy Antarctic Developments Program, 1946-47 o Programa de Desarrollos Antárticos de la Armada de los Estados Unidos. Se trataba de una serie de maniobras militares que tenían por objeto probar equipos militares y tropa en condiciones antárticas. Estas maniobras tendrían continuidad con la Operación Windmill (1947-1948) y la Operación Deep Freeze (1955-1956).
Murió el 11 de marzo de 1957 en Boston, mientras dormía. Estaba preparando otra expedición con objeto del Año Geofísico Internacional 1957-58.
Algunos autores han especulado sobre la figura de Byrd, relacionándole con la teoría de la Tierra Hueca. Afirman que en uno de sus vuelos descubrió una entrada a dicho mundo intraterrestre. En 1957, el escritor italiano F. Amadeo Giannini publicó The Worlds Beyond the Poles (‘los mundos más allá de los polos’), en que afirmaba -sin aportar ninguna prueba- que en febrero de 1947, Byrd había intentado ser el primer humano en llegar al polo norte y encontró una entrada a un mundo subterráneo. El supuesto hallazgo no habría salido a la luz porque el ejército de EE.UU. habría acallado a Byrd, aunque las declaraciones del aviador sobre sus exploraciones ofrecerían pistas bajo la opinión de estos autores, y que se señala que todo lo que escribió en su diario fue totalmente real. Tras décadas de exploraciones aéreas y terrestres, innumerables exposiciones fotografías satelitales de muy diferentes naciones, con muy diferentes intereses en la región, no se han encontrado indicios de que dicha teoría sea cierta.
Algunos autores han especulado sobre la figura de Byrd, relacionándole con la teoría de la Tierra Hueca. Afirman que en uno de sus vuelos descubrió una entrada a dicho mundo intraterrestre. En 1957, el escritor italiano F. Amadeo Giannini publicó The Worlds Beyond the Poles (‘los mundos más allá de los polos’), en que afirmaba -sin aportar ninguna prueba- que en febrero de 1947, Byrd había intentado ser el primer humano en llegar al polo norte y encontró una entrada a un mundo subterráneo. El supuesto hallazgo no habría salido a la luz porque el ejército de EE.UU. habría acallado a Byrd, aunque las declaraciones del aviador sobre sus exploraciones ofrecerían pistas bajo la opinión de estos autores, y que se señala que todo lo que escribió en su diario fue totalmente real. Tras décadas de exploraciones aéreas y terrestres, innumerables exposiciones fotografías satelitales de muy diferentes naciones, con muy diferentes intereses en la región, no se han encontrado indicios de que dicha teoría sea cierta.
La expedición británica a la Tierra de Graham (1934-1937), bajo la dirección del inglés John Rymill (1905-1968), invernó dos años y exploró la Península Antártica Occidental desde avión y con trineos tirados por perros y comprobó que la Tierra de Graham está unida al continente Antártico.
Por primera vez se combinaron aquí técnicas modernas con medios de locomoción tradicionales, para lo que no había ningún equivalente en esa época, aunque Scott ya había experimentado con trineos de motor en 1910. Asimismo, la expedición de Rymill siguió un programa intensivo meteorológico, geológico, glaciológico y biológico.
En noviembre de 1935, Ellsworth logró completar, con cuatro aterrizajes intermedios, el primer vuelo sobre la Antártida desde la Isla Dundee (Península Antártica) hasta Bahía de las Ballenas y realizó nuevos descubrimientos como las montañas de la cordillera Eternity.
Una de las numerosas expediciones antárticas del noruego Christensen realizó extensos vuelos de fotografía sobre la costa antártica entre la Tierra del Emperador Guillermo II y la Tierra de Enderby, así como a lo largo de la Costa del Príncipe Harald descubierta por ellos, cuya posesión fue reclamada por Noruega.
Finalmente, en el verano austral de 1938/1939 la expedición alemana en el buque-catapulta Schwabenland, bajo el mando de Alfred Ritscher (1879-1963) llevó a cabo una eficiente campaña de verano, durante la cual, mediante fotogrametría aérea desde dos aviones, se llevó a cabo un reconocimiento detallado de una región hasta entonces desconocida entre 14°O y 20°E con el propósito de tomar posesión de este territorio por seguridad de la floreciente pesca de ballenas alemana. La expedición descubrió ahí Nueva Suabia junto con sus cordilleras y, con las tomas fotogramétricas, construyó una de las cartas más informativas del interior de la Antártida de esa época, la cual cubre aproximadamente 350,000 km2.
Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial impidió la continuación de las investigaciones planeadas sobre el territorio.
A diferencia de la expedición alemana, la tercera empresa de Byrd (1939-1940) estudió los alrededores con aviones y trineos jalados por perros desde dos estaciones de invernada (East Base en la costa este de la Tierra de Graham y Little America III), y amplió así de manera decisiva los conocimientos de las expediciones anteriores.
Acerca del Polo Sur
El polo sur geográfico se localiza en el extremo austral del planeta, equivalente a la latitud 90° S, donde convergen todos los meridianos. Se define como el lugar donde el eje de rotación se interseca con la superficie de la Tierra y son aplicables iguales observaciones que para el polo norte.
El polo sur geográfico es definido como uno de los dos puntos donde el eje de rotación de la Tierra se interseca con su superficie (el otro punto es el polo norte geográfico). Sin embargo, el eje de rotación terrestre cambia a lo largo del tiempo, por lo que esta definición no es completamente precisa. El punto de proyección del polo sur geográfico a la esfera celeste da lugar al polo celeste sur.
Está situado sobre la Antártida, a aproximadamente 2600 km del polo sur magnético. Está situado sobre una meseta llana, helada y ventosa a 2835 m de altitud sobre el nivel del mar. Se estima que el espesor de la capa de hielo en el polo sur es de unos 2700 m, con lo que el suelo de tierra estaría prácticamente a nivel del mar.
La masa polar de hielo se encuentra sobre un glaciar que se mueve 10 metros por año, por lo que la posición exacta del polo, relativa a la masa de hielo, cambia gradualmente con el tiempo. Un marcador del polo sur es reposicionado cada año para reflejar esto.
Sin embargo, no fue hasta el 31 de octubre de 1956 cuando otro hombre pisó el polo otra vez, cuando un grupo liderado por George Dufek, de la Marina estadounidense, aterrizó en el avión de transporte militar R4D Skytrain (Douglas C-47 Skytrain). La Base Amundsen-Scott estadounidense fue establecida alrededor de 1956–1957, con motivo del Año Geofísico Internacional.
El 6 de enero de 1962 se realizó el Primer Vuelo Argentino al Polo Sur de dos aviones de la Aviación Naval Argentina Douglas DC-3 al mando del entonces Capitán de Fragata Hermes Quijada, hecho que sorprendió a la opinión mundial ya que no se contaba en esos momentos con cartografía de la zona y por ende se desconocía la existencia de referencias en tierra que pudiesen facilitar la orientación durante el vuelo directo desde el continente.
Luego de Amundsen y Scott, los siguientes en llegar al polo sur por tierra fueron Edmund Hillary, el (3 de enero de 1958), y Vivian Fuchs, el (19 de enero de 1958), con sus respectivos grupos, en el transcurso de la "Expedición Trans-Antártica de la Commonwealth". Hubo varias expediciones subsecuentes por tierra, incluyendo la Antero Havola, Crary y Fiennes. La marcha a pie más rápida sin soporte al polo sur geográfico desde la costa duró 47 días, y fue hecha en 1999 por Tim Jarvis y Peter Treseder, quienes llevaron trineos que pesaban 200 kg, que contenían comida y combustible.
Sin considerar las Islas Sandwich del Sur, el país más cercano al polo sur es Chile (3718 km), aunque la ciudad más próxima es Ushuaia, situada en Argentina (3910 km) y el pueblo más cercano es Puerto Williams, Chile (3895 km). La base de investigación científica Amundsen-Scott, de los Estados Unidos, se encuentra situada prácticamente en el polo sur geográfico (89°59'51" de latitud sur, a unos 270 metros). La distancia entre el polo norte y el polo sur geográficos (siguiendo la curvatura de la tierra) es de unos 20.000 km.
Tratado Antártico
El Tratado Antártico es uno de los más destacados acuerdos internacionales de la historia. Desde 1959, ha logrado preservar la Antártida para la paz y la ciencia, convirtiéndose en una referencia de cooperación y legislación internacional.
Bandera del T. Antártico |
Desde su primer artículo, establece que
“La Antártida se utilizará exclusivamente para fines pacíficos”.Gracias a ello, hoy es el único continente donde no ha habido enfrentamientos bélicos en toda la historia.
La ciencia es la principal actividad que se desarrolla en el continente. Por ello, en su segundo artículo establece que
“la libertad de investigación científica en la Antártida y la cooperación hacia ese fin […] continuarán”.Actualmente, 49 países forman parte del Sistema del Tratado Antártico. 28 de ellos, los que tienen actividad e investigaciones activas en el continente, son miembros consultivos y 21 de ellos no consultivos.
Al momento de la firma del Tratado, siete países tenían reclamos territoriales sobre el continente, algunos de ellos superpuestos. Por tal motivo, el artículo IV mantiene el statu quo:
“Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente Tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región”.
Mientras el tratado permanezca vigente:
“No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer”.
Para llevar adelante todo lo establecido en el acuerdo, cada año los países miembros se reúnen en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, donde intercambian información y toman medidas relacionadas con el uso dela Antártida para fines pacíficos y la investigación y la cooperación científica internacional.